Las dos grandes obras en infraestructuras de Barcelona han entrado en un círculo vicioso cuya salida se antoja complicada y con un coste extra para el contribuyente todavía por concretar. La estación del AVE de la Sagrera y el túnel de la plaza de las Glòries presentan chapuzas, sobrecostes millonarios y meses de retraso en su ejecución. Y hasta se han visto salpicadas por casos de corrupción, entre ellos el del 3%.
El de Glòries es el asunto más candente. El Ayuntamiento presentará en los próximos días un informe jurídico que determinará los pasos a seguir después de que una auditoría municipal, exigida por la CUP, cifrara en 12 millones el sobrecoste de la obra, esto es, un 20% más que el precio de adjudicación. La auditoría concluyó que el proyecto empezó a ejecutarse con “una incompleta información previa” y que las previsiones de riesgos económicos y temporales fueron “excesivamente optimistas”.
La obra del túnel de Glòries se inserta en un tramo muy complejo: se construye debajo de otros cuatro túneles (un ramal de Adif, dos líneas de Rodalies y una de metro). El dictamen de la empresa municipal Bimsa, del que informó en primer lugar El País, señala al gestor ferroviario Adif como uno de los mayores responsables del retraso de 19 meses en la obra. Para empezar, por el mal estado de los túneles de trenes que pasan por las Glòries: la inyección de hormigón en el subsuelo para la obra municipal agujereó los túneles del tren y el cemento se terminó filtrando en su interior. La Generalitat ha abierto un expediente al respecto.
Pero además, según el dictamen, las mediciones que proporcionó Adif estaban mal hechas: la pantalla de uno de los dos túneles de Adif y el colector que hay debajo son más profundos de lo esperado, por lo que el túnel de Glòries se construirá un metro y medio por debajo de lo previsto.
Las prisas de Trias
Al gobierno de Ada Colau le toca gestionar las consecuencias de una obra que nunca quiso. El gobierno del alcalde convergente Xavier Trias licitó el proyecto por 80 millones y lo adjudicó por un 24% menos (poco más de 60 millones) a una UTE formada por Rogasa, Benito Arnó e Hijos, Copisa y Comsa tres meses antes de las municipales de 2015. Fuentes conocedoras del proyecto sostienen que la decisión del consistorio de CiU de dividir en dos el proyecto de Glòries –primero el túnel de la plaza y después el soterramiento hasta la calle Pere IV– fue un error.
Por su lado, desde el consistorio insisten en que no aceptarán más retrasos ni sobrecostes. El informe esbozará las opciones del Ayuntamiento, que podrían pasar por sanción a las constructoras, una rescisión acordada y una nueva licitación, o que terminen siendo los tribunales los que determinen el coste de finiquitar el contrato. La UTE, que ha tenido que abordar sobre la marcha los problemas en la planificación de la obra, podría reclamar hasta 36 millones al Ayuntamiento, correspondiente al 60% del importe de adjudicación.
Por si el desaguisado no fuera suficiente, a la obra de Glòries también le persigue la sombra de la corrupción. El expediente del túnel fue uno de los documentos incautados en la última operación de la causa del 3%, que todavía se mantiene bajo secreto de sumario. En la misma operación se detuvo al teniente de alcalde de Urbanismo del gobierno de Xavier Trias, Antoni Vives.
Pagos indebidos de 133 millones en la Sagrera
La otra herida urbanística que mantiene abierta Barcelona está un poco más al norte que la plaza de las Glòries. Son las obras de la futura estación del AVE de la Sagrera, licitadas por el ministerio de Fomento en 2009. La estación debía servir para lavar la cara a una de las zonas más humildes de Barcelona, además de como nuevo epicentro ferroviario de la capital.
Ocho años después, las obras están sin terminar y enredadas en una trama corrupta de presuntos sobornos y facturas infladas entre empresarios y exresponsables de Adif. La propia Adif llevó el caso a al Fiscalía al detectar con una auditoría dobles mediciones de los trabajos. El desvío inicial se cifró en 84 millones, aunque un informe preliminar del Tribunal de Cuentas lo elevó hasta los 133 millones, entre sobrecostes, pagos por trabajos no realizados, plazos incumplidos y adjudicaciones cuestionables.
Como ya hiciera con Ana Pastor, Colau reclamará este jueves al ministro de Fomento, Íñigo De la Serna, concreciones sobre el proyecto de La Sagrera, más después del “decepcionante”, en palabras de la propia alcaldesa, anuncio de inversiones en Catalunya de Mariano Rajoy. De los 4.200 millones prometidos, no había ni uno para la Sagrera. En el consistorio no esconden ni su enfado con el Gobierno central por la dejadez en las obras, que llevan prácticamente paradas dos años, ni su escepticismo respecto al encuentro de este jueves.