Carta abierta en apoyo al Proyecto Piloto de Renta Básica en Catalunya
Somos un grupo internacional de investigadores e investigadoras en políticas públicas que formamos parte del Comité Científico del Proyecto Piloto de Renta Básica de Catalunya. Somos expertos y expertas en el diseño, la implementación y la evaluación de políticas de seguridad social, y muchos de nosotros tenemos experiencia directa con proyectos piloto de renta básica en curso o ya realizados en diferentes países. No todos ni todas apoyamos la renta básica, pero todos y todas estamos comprometidos a garantizar que el proceso de elaboración de políticas públicas esté basado en la mejor evidencia empírica disponible.
El Proyecto Piloto de Renta Básica en Catalunya representa una oportunidad única para evaluar nuevas políticas innovadoras en línea con las últimas directrices científicas. Es por ello que, con sorpresa y consternación, hemos sabido que la próxima votación sobre los presupuestos anuales en el Parlamento catalán podría recortar drásticamente el presupuesto del Proyecto, cancelándolo así antes de que ni siquiera haya comenzado.
El Gobierno catalán se había comprometido a utilizar estrategias de investigación innovadoras para evaluar la mejor dirección en que debían orientarse sus futuras políticas sociales. La creación de la Oficina gubernamental con un equipo dedicado, junto con consultores tanto locales como internacionales bajo la dirección de Ivàlua, la agencia de evaluación de políticas públicas de Catalunya, son fuertes indicadores de un gobierno que se toma en serio la elaboración de políticas basadas en la evidencia.
El Proyecto Piloto catalán está siendo seguido muy de cerca por la comunidad científica internacional dedicada a la investigación en políticas. Actualmente hay en curso un gran número de proyectos piloto y de trabajos de evaluación de políticas en Europa y en el resto del mundo, pero el Proyecto Piloto catalán destacaba por su tamaño, por su calidad científica y por su diseño experimental único, que nos permitían poner a prueba algunos aspectos de la renta básica ausentes en otros proyectos similares. En otras palabras, el Proyecto catalán ocupaba un lugar muy específico tanto en la creciente lista internacional de proyectos piloto de renta básica como en la igualmente creciente lista de investigaciones científicas que están evaluando el conjunto de proyectos piloto de renta básica que se están realizando en todo el mundo.
De manera significativa, los conocimientos científicos aportados por los proyectos piloto de renta básica aportan evidencia sobre qué funciona y qué no en el ámbito de la protección social. Estos conocimientos pueden así ayudarnos a mejorar las políticas existentes como, por ejemplo, el Ingreso Mínimo Vital español o la Renda Garantida de Ciutadanía catalana. Es por ello un error pensar que la evidencia aportada por el Piloto de Renta Básica de Catalunya sólo es relevante para la propuesta de renta básica.
Cambiar de dirección a estas alturas no sólo supone un despilfarro de dinero público y de horas dedicadas por numerosos expertos a preparar el diseño de este Proyecto Piloto, sino que también socava la confianza social de que la comunidad científica puede aportar a las propuestas gubernamentales de realizar una investigación política seria.
Vimos lo mismo en Canadá en 2019, cuando el recién elegido Gobierno del primer ministro Doug Ford canceló el proyecto piloto de renta básica de Ontario, negando el papel de la comunidad científica y destruyendo la posibilidad de emplear los conocimientos generados por esta experiencia para mejorar de sus propios proyectos de políticas públicas.
Vale la pena contrastar Ontario con Finlandia, donde el Gobierno finlandés decidió completar el experimento en 2017-2018, a pesar del considerable escepticismo que la renta básica despertaba entre muchos de sus ministros. Pero, a pesar de ello, el Gobierno finlandés se tomó muy en serio su compromiso político con el diseño de políticas empíricamente informadas y se aseguró de que el experimento se desarrollara según lo previsto. Los resultados del experimento finlandés son controvertidos y están sujetos a múltiples interpretaciones, pero eso es totalmente esperable y, de hecho, es una parte esencial del diseño racional de políticas públicas. El parlamento catalán tiene que decidir ahora si opta por la opción finlandesa de desarrollo racional de políticas basadas en la evidencia o, por el contrario, la opción de Ontario de la especulación y el prejuicio político con nula visión de futuro.
Los proyectos piloto de renta básica no son sólo instrumentos para promover la renta básica. Pueden desempeñar un papel mucho más importante para comprender mejor cómo funciona el sistema de protección social y cómo se puede mejorar en un futuro próximo. Disponer de esa información, basada en la mejor evidencia científica que pueda conseguirse, bien vale la relativamente pequeña inversión de 40 millones de euros que se estiman para el Proyecto piloto de Catalunya. Desperdiciar la posibilidad de obtener esta información basada en la evidencia empírica es simplemente un ejercicio de miopía y una verdadera oportunidad perdida.
Firman:
Prof. Jurgen De Wispelaere, University of Freiburg, Alemania
Prof. Evelyn Forget, University of Manitoba, Canadá
Dr. Bru Laín, Universitat de Girona, España
Dr. Julen Bollain, Mondragon Unibertsitatea, España
Prof. David Casassas, Universitat de Barcelona, España
Prof. Sara Constantino, Northeastern University, EE.UU
Jamie Cooke, RSA Scotland, Reino Unido
Dr. Sarath Davala, Basic Income Earth Network, India
Prof. Louise Haagh, University of York, Reino Unido
Prof. Heikki Hiilamo, University of Helsinki, Finlandia
Prof. Leticia Morales, Universidad Austral de Chile, Chile
Prof. Guy Standing, SOAS, Reino Unido
Prof. Fabio Waltenberg, Universidade Federal Fluminense, Brazil
Prof. Karl Widerquist, Georgetown University, Qatar
Prof. Mònica Clua-Losada, University of Texas Rio Grande Valley, EE.UU
Prof. Laura Garcés, Universidad Nacional de San Juan, Argentina
Prof. Cármen Lizárraga, Universidad de Granada, España
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