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'Casa en flames', la ácida comedia que llena las salas con su retrato de una familia catalana en la Costa Brava

Imagen de la película 'Casa en flames', de Dani de la Orden

Jordi Sabaté

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El verano cinematográfico catalán tiene un éxito inesperado llamado Casa en flames, la última película del precoz y prolífico director Dani de la Orden. El filme ha conseguido en sus cuatro primeras semanas de exhibición 109.105 espectadores. La cifra, que no sería nada del otro mundo en el caso de una película en castellano, mucho menos si se tratara de un título internacional, es una grata sorpresa si se tiene en cuenta que está rodada en catalán.

De este modo, se sitúa como la segunda película en lengua catalana con más público desde 2014, solo por detrás de Alcarràs, que consiguió 269.495 espectadores, según datos de ComScore. Las cifras reflejan que Casa en flames continúa a buen ritmo cuando hace ya casi un mes que llegó a las salas.

En el fin de semana de su estreno, tuvo 12.759 espectadores, a los que se les sumaron 33.370 en la siguiente semana y otros 32.266 durante la tercera. A un ritmo similar, la semana pasada (de lunes a domingo), otras 30.710 personas compraron una entrada para verla. En la última semana ha añadido a más de 30.000 espectadores a los que había acumulado, cosa que le ha hecho superar Incerta glòria de Agustí Villaronga, y Estiu 1993, de Carla Simón. 

También es pertinente destacar que durante las tres primeras semanas fue la única película española en el Top 10 en Catalunya y es actualmente la cinta con mejor recaudación estrenada este año con menos de 200 copias. Por otro lado, a diferencia de los tres grandes éxitos anteriores del cine en catalán, Alcarràs, Pa Negre y Estiu 1993, Casa en flames no está respaldada por el efecto publicitario de haber ganado algún premio, como sí sucedió con las tres mencionadas. En concreto, Alcarràs ganó en Berlín, Pa Negre arrasó en los Goya de 2010 y Estiu 1993 fue elegida por la Academia Española de Cine para representar a España. 

La otra cara de la 'Barcelona guapa'

Casa en flames se desarrolla en una preciosa casa de Cadaqués (aunque en realidad está situada en Canet de Mar), el lugar más selecto de la Costa Brava donde tradicionalmente muchas familias catalanas de clase media pudiente acuden a veranear. El pueblo en estas fechas suele estar copado por los turistas franceses de alto poder adquisitivo, pero en el imaginario colectivo catalán esa franja costera está asociada con los placeres de un verano mediterráneo algo utópico y plagado de nostalgia.

Para el citado imaginario pensar en la Costa Brava es hacerlo en familias acomodadas, con una prole de jóvenes alegres y despreocupados que beben, ríen y bailan en hermosas calas de arena contrastada por un mar de rabioso azul.

“Los protagonistas, aunque no vistan como tales, es obvio que son pijos”, reconoce su director, Dani de la Orden. El espectador que conozca ese ambiente de la Barcelona guapa verá en Casa en flames el desmontaje del mito. Pero el filme lo hace, como no podía ser de otra forma en un director como De la Orden, en clave de comedia. Muy ácida, negra incluso, pero comedia.

“Ni mucho menos quise hacer una película sobre mi familia, pero indudablemente esta película se me ocurre porque yo tengo familia, quiero decir que sale de mis experiencias”, reconoce el cineasta. Seguidamente explica que la idea surgió tras el confinamiento pandémico, cuando le explicó al productor, Toni Carrizosa, que quería hacer una película sobre “una familia pija que se quería mal en la Costa Brava, un poco al estilo de Pequeñas mentiras sin importancia [película francesa de Guillaume Canet]”.

Respecto al éxito de la película, de la Orden destaca, más que la taquilla conseguida hasta la fecha, las valoraciones que ha tenido en páginas web de referencia como FilmAffinity, que le otorga un 7,4, cifra superior a la que da a la citada Pequeñas mentiras sin importancia, que se queda en un 6,8.

En busca de un 'cine pop catalán'

En cuanto a los motivos para realizar la película en catalán, el realizador matiza que “una película que pasa en Cadaqués, con gente de Barcelona perdería veracidad si fuera rodada en castellano, porque no es así como habla esta gente. Así que lo coherente era hacerla en lengua catalana”. Aduce, además, que la película se exhibe en catalán con subtítulos porque no tenía sentido doblarla para fuera de Catalunya. “Todos conocemos las voces de los actores, así que hubieran quedado muy extraños doblados por otros actores”, arguye.

Toni Carrizosa, productor de Casa en flames, como de la mayoría de películas y series que rueda de la Orden, considera que esta es la mejor película que Dani de la Orden ha hecho hasta la fecha. La define como “la más madura y compleja”, pero atribuye también el mérito del filme a su guionista, Eduard Sola, del que dice que “ha dado consistencia a la idea inicial de Dani, que de por sí era muy buena”.

Carrizosa tiene una visión muy clara del porqué la película está siendo un éxito: “Es una comedia, un producto con pretensión popular, algo que no ocurre con la mayor parte de los filmes rodados en catalán en los últimos años, que son excelentes dramas, pero a los que no todo el público accede”.

Asegura que se crió “viendo Club Super 3 [programa infantil de TV3] y riendo con la serie Plats Bruts”, en referencia a programas televisivos populares realizados en catalán. Con ello quiere significar que su enorme popularidad se debió a su afán comercial, no al hecho de que estuvieran grabados en catalán. Esta es la idea que el productor quiere llevar al cine catalán, la búsqueda de un “cine pop catalán” que comprenda géneros como la comedia o el thriller.

Un millón de euros recaudados en cuatro semanas

Carrizosa se apoya en los números: “El año pasado, por ejemplo, nueve de las diez películas españolas más taquilleras fueron comedias familiares, y la décima un thriller”. Y agrega: “He estado repasando las películas en versión original en catalán más destacadas de los últimos diez años y es muy difícil encontrar ejemplos de comedia, thriller, terror, acción, musicales, aventuras o familiares”.

El productor se remite a 1991 y al fallecido Ventura Pons, que con Que t'hi juegues Mari Pili? llevó la comedia catalana, popular en los 80, a la cumbre. Cree que hay hueco para este cine y que Casa en flames lo demuestra. “Sabía desde el principio que una comedia de humor catalán, tan peculiar como es, iba a funcionar en Catalunya”, asegura.

Carrizosa reconoce que les ha sorprendido el buen funcionamiento en Madrid, donde apenas habían movido tres copias pero se dan llenos en cada sesión. Respecto al hecho de que la película se haya estrenado en verano, una época tradicionalmente pensada para películas de Blockbuster o de baja calidad, rebate que sea inoportuno. “Al contrario, hemos buscado esta época, incluso en contra de nuestros intereses, porque nos ha obligado a acelerar todo el proceso”.

La razón es que, argumenta el productor, se trata un periodo con poca competencia en cuanto a cine para adultos porque la mayor parte de las propuestas son de Pixar, Disney y similares. Para ilustrar su tesis cita el éxito de Oppenheimer el pasado año. Finalmente presume de haber ingresado un millón de euros, por el momento, solo en taquilla, que junto a las otras vías de explotación –“hemos vendido la película a Antena3, Netflix y TV3”– espera que superen los 2,5 millones invertidos en la realización.

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