Catalunya alcanza los 8 millones de habitantes gracias a un 20% de población migrante

ACN / Pau Cortina / Guifré Jordan

3 de noviembre de 2023 12:48 h

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En 1987 Catalunya cruzaba la frontera demográfica de los 6 millones de habitantes y el Govern, entonces bajo la vara de Jordi Pujol, difundía el recordado eslogan 'Somos 6 millones'. 36 años después, la población catalana sube más allá de los 8 millones (8.005.744 personas), un umbral que se ha cruzado recientemente según la última estimación provisional de población publicada este viernes por el Idescat.  

Este crecimiento de 2 millones de personas en menos de 40 años es un hito importante, según los demógrafos consultados, y se ha alcanzado a pesar de que Catalunya ha registrado sostenidamente una tasa de fecundidad que no alcanza los 1,5 hijos por mujer -en los últimos tres años está más cerca de los 1,2-, esto es, una de las más bajas del mundo. De hecho, sólo la superan por debajo una decena de países, como China (1,2), Corea del Sur (0,8) y Puerto Rico (0,9), según datos del Banco Mundial de 2021.

Por tanto, el incremento del número de habitantes en estos años no se explica por el crecimiento natural de la población (siempre tímido, en retroceso desde 2009 y negativo desde 2018), sino por la llegada sostenida de personas migrantes. 

Catalunya siempre ha sido un territorio que se ha nutrido de personas nacidas fuera de sus fronteras, pero la diferencia es que desde mediados del siglo XX y hasta los 90', se trataba de migrantes del resto de España. Hasta el punto de que en 1991 el 30% de la población catalana había nacido en otros territorios del Estado.  

A partir de entonces esta afluencia ha descendido (ahora representa el 15,2% del total) y desde finales de siglo es la población nacida en el extranjero la que más ha contribuido a seguir engordando el número de habitantes de Catalunya. Los años posteriores a la crisis económica (a partir de 2009) y los de la pandemia son los dos únicos períodos de inflexión en esta dinámica. En paralelo, el crecimiento natural ha ido descendiendo desde 2008 y actualmente es negativo.

1,6 millones de habitantes nacidos en el extranjero 

De hecho, la aportación de los nacidos en el extranjero a la demografía catalana es ya muy significativa. Entre 1991 y 2022 ha pasado de un marginal 1,68% (poco más de 100.000 personas) hasta el 21,2% de los ciudadanos. Son en total 1,65 millones de personas, uno de cada cinco catalanes, con datos de 2022.

Si sumamos los residentes provenientes del resto del Estado (el 15,2%), los catalanes nacidos fuera de Catalunya son más de un tercio de la población. Los nativos son el 63,6% del total, tan sólo 4 puntos porcentuales menos que a principios de los años noventa.

Como observa el demógrafo y director del Centro de Estudios Demográficos (CED), Albert Esteve, lo que se ha producido en estas últimas décadas es una sustitución de la procedencia de las personas que llegan de fuera: “Como en la Catalunya de los 6 millones, ahora también crecemos gracias a la llegada de personas, pero ya no tanto del resto de España como del resto del mundo”.  

El cambio demográfico que ha traído el fenómeno migratorio internacional dibuja una sociedad mucho más “compleja” y “diversa”, apunta Esteve. “Ha sido una inyección directa e indirecta de población, pero también de diversidad; un fenómeno poco homogéneo que nos ha convertido en una sociedad más compleja, a la que no estábamos acostumbrados”, expone.   

En la composición por origen de este grupo tan numeroso como heterogéneo, actualmente un 31,5% provienen del continente europeo (un 23,7% de la UE y un 8,3% del resto de Europa), un 28, 2% de América (el 19,5% de América del sur y el resto de América central y Estados Unidos), un 25,5% de África y el 14,6% restante, de Asia y Oceanía. Por nacionalidad (no por nacimiento), Catalunya tiene hoy 1,2 millones de población de nacionalidad extranjera, el 16,3% del total. 

Un país envejecido  

El envejecimiento de la población es otro elemento destacado cuando se compara la Catalunya de los 6 millones (años 80-90) y la actual. Hace casi 40 años, la edad media de los catalanes era de 36,3 años y hoy se sitúa en los 43,3 años. “Nuestras constantes demográficas naturales están más debilitadas. La Catalunya de hace 40 años era mucho más joven”, dice al respecto el director del CED.  

Esteve, además, no ve un horizonte de rejuvenecimiento. En cuanto al ensanchamiento de la pirámide por la base (nacimientos), en la medida en que la edad de reproducción de las mujeres se ha ido retrasando (31,6 años es la edad media en la que las mujeres tienen su primer hijo, según el Idescat), “la ventana de oportunidad es cada vez más pequeña”. “Llevamos 40 años de fecundidad entre el 1,5 y el 1,3, y para no perder población debería ser de 2,1 hijos por mujer”, asevera. 

En lo alto de la pirámide, el demógrafo hace notar que la población que ahora ronda los 50 años no sólo sobresale debido a la baja fecundidad de las generaciones posteriores, también lo hace porque, en términos absolutos, los años 70 fueron los de más natalidad de la historia de España (y con poca mortalidad). “Son generaciones muy llenas”, ilustra el demógrafo, “que van a envejecer y con ellos la media de edad de una población que no se regenera lo suficiente de forma natural. ”La buena noticia es que el alargamiento de la esperanza de vida va redibujando el concepto de vejez, al tiempo que hace perder población más lentamente“, matiza. 

Por grupos de edad, el envejecimiento también es observable. A finales de los años 80, más de la mitad de la población (51,2%) era menor de 35 años. En 2023, ese mismo grupo de población representa sólo el 36% del total. Y en lo que se refiere a los menores de edad, en la Catalunya de los 6 millones constituían más de una cuarta parte de la población (25,7%) y hoy son el 17,5%. A su vez, la población de más de 50 años ha pasado de representar al 30% de los catalanes al 40%, según se registra este 2023. 

El litoral, prelitoral y el Área Metropolitana ganan población  

Por otra parte, el paso de 6 a 8 millones tiene también una dimensión territorial, de distribución de este incremento de población. La densidad de población -medida en habitantes por kilómetro cuadrado- ya era alta en 1987 (186,9 pers/km2) y aún lo es más ahora: 242 pers/km2, una cifra que la situaría en la quinta posición en el ranking de los países más densos de la Unión Europea, justo por encima de estados como Alemania e Italia y por debajo de Malta, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. En el conjunto de España, la densidad poblacional es muy inferior, de 94 pers/km2.