Presupuestos aprobados a lado y lado de la plaza Sant Jaume, sede de la Generalitat de Catalunya y del Ayuntamiento de Barcelona. Las dos instituciones han sacado adelante este jueves sus cuentas gracias a una alianza mutua entre ERC y los comuns, que se han intercambiado sus apoyos para los ejecutivos que gobiernan cada uno. En Catalunya el proyecto económico entrará en vigor el 1 de enero, un hito que la comunidad no conocía desde hace más de cinco años, y supondrá un aumento presupuestario de más de un 17% respecto a lo presupuestado el último año.
El conseller de Economía, Jaume Giró, ha sacado pecho por unas cuentas expansivas y que ha asegurado que dan respuesta a las nuevas necesidades derivadas de la pandemia y la situación económica. El aumento de fondos del que dispondrá Catalunya para el año que viene se explica por la llegada de los fondos europeos Next Generation, junto a la mejora de la recaudación y del margen del déficit. Todo ello permitirá al Govern disponer de 5.618 millones nuevos respecto al proyecto de 2020, las últimas cuentas que se aprobaron. Además, dos de cada tres de los nuevos euros presupuestados se repartirán entre sanidad, educación y política social.
Finalmente la agenda económica ha salido adelante con la abstención de En Comú Podem, suficiente para aprobar las cuentas después de que la CUP se hubiera descolgado de la negociación. Esta salida de los anticapitalistas del bloque que da apoyo al Govern ha sido una de las cuestiones que se ha reiterado en el discurso de los diputados independentistas. Por parte del Ejecutivo continuan asegurando que ven en la CUP un aliado preferente, pero por parte de esta formación la diputada Eulàlia Reguant ha negado que lo sean. “Desde la investidura no nos hemos puesto de acuerdo en nada importante”, ha subrayado, tras considerar que es el Govern quien se aleja de los objetivos independentistas.
Por su parte, los comuns han negociado en las últimas semanas para acabar de cerrar los últimos flecos en el proyecto de presupuesos catalanes. El acuerdo final garantiza un retoque fiscal para reducir el tipo impositivo del IRPF para todos los contribuyentes con retas por debajo de los 21.000 euros, y de la que también se beneficiarían ligeramente aquellos trabajadores que cobran hasta 35.000 euros, mientras que se aumentan ligeramente para el resto. A petición de En Comú habrá también un aumento en la inversión en ferrocarriles o partidas específicas para la salud mental.
Pero la principal victoria de los comuns en esta negociación ha sido en el Ayuntamiento de Barcelona, donde han conseguido mover a ERC de la oposición a la abstención a las cuentas de Ada Colau. El consistorio contará con un nuevo presupuesto que aumenta en más 3.400 millones de euros las cuentas para 2022, gracias al apoyo de los dos grupos del Ejecutivo, comuns y PSC, y Barcelona pel Canvi, el partido de Manuel Valls, que finalmente se ha movido para que la abstención de ERC no fuera decisiva. Pese a esto y como ya había anunciado el republicano Ernest Maragall ha optado por abstenerse.
El Ayuntamiento también ha sacado adelante las nuevas ordenanzas fiscales para el próximo año. Unas medidas que prácticamente congelan los impuestos para 2022 y mantienen la bonificación del 75% en la tasa para las terrazas. Unos presupuestos “coherentes”, según ha destacado el primer teniente de alcaldía de Economía, Jaume Collboni, quien ha destacado el aumento del 4,7% del gasto total, algo que ha calificado como “histórico”.