Catalunya ha dejado de ser el principal foco de coronavirus en España. Hace un mes, el pasado 20 de julio, la comunidad reportaba por primera vez desde abril más de 1.000 positivos en un día. La epidemia se había descontrolado y la Generalitat pedía a millones de catalanes –del área metropolitana de Barcelona, de Lleida y de Figueres– que no salieran de sus casas. Semanas después, el crecimiento exponencial que amenazaba con colapsar el sistema sanitario se ha frenado, pero el riesgo de rebrotes sigue siendo demasiado elevado, según los índices de las autoridades catalanas, y estos últimos días incluso ha repuntado.
La incidencia de contagios en Catalunya oscila dentro de la estabilidad desde finales de julio. Si a 29 de ese mes se contaban 66 positivos semanales por cada 100.000 habitantes, la cifra actual es de 67,5. Mientras tanto, Madrid (154) y País Vasco (147) han adelantado con creces la incidencia catalana y solo están siendo superados por Aragón, que también ha estabilizado su situación pero todavía con unos niveles de infecciones muy elevados (248 casos por cada 100.000 habitantes).
“Catalunya ha entrado en un altiplano, pero todavía hay mucha gente contagiosa”, valora Clara Prats, investigadora del grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la Universidad Politècnica de Catalunya (UPC). Es decir, se ha evitado lo peor, añadir tensión a un sistema sanitario agotado y en plenas vacaciones, pero no se está logrando doblegar la curva. Prats pone el ejemplo de un incendio: se ha conseguido perimetrar el fuego y la situación parece controlada, pero las llamas siguen encendidas y cualquier despiste podría devolver la comunidad al escenario de julio.
La evolución ha sido hasta ahora favorable, pero la situación es tensa. Sobre todo si no se consigue reducir todavía más la circulación del virus antes de septiembre. Así lo ve Joan Caylà, exdirector de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) durante dos décadas y ahora presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis (FUITB). “Si empiezan las escuelas y la vuelta al trabajo, es fácil que los contagios vuelvan a subir rápidamente”, expone.
Desde hace semanas, en la región sanitaria de Lleida, donde se descontrolaron los mayores rebrotes, la incidencia se ha reducido a más de la mitad. En Barcelona y en la región Metropolitana Sur, mientras tanto, también se redujeron los contagios, aunque esta última semana la capital ha experimentado un repunte (de 91 a 94 casos por cada 100.000 habitantes).
La capital y su área metropolitana, con más de 3 millones de habitantes, es lo que más preocupa al Departamento de Salud. Su actual estabilidad contrasta con los focos de coronavirus que se están detectando en algunas zonas del territorio, especialmente en Tarragona (en la ciudad de Reus) o las Terres de l’Ebre, pero aun así casi todas las miradas de los responsables de Salud Pública permanecen puestas sobre el área metropolitana y su elevada densidad y movilidad.
El delicado escenario en Catalunya lo ha descrito el secretario general de Salud Pública, Josep Maria Argimon, que por primera vez en días ha recordado a la población que debe reducir sus interacciones sociales. “Estamos teniendo rebrotes en todo el territorio que nos hacen estar en una situación como la de hace quince días. Si me preguntan y miramos los datos, estamos en un escenario de estabilización, cierto, pero hemos retrocedido un poco respecto a la semana pasada”, ha alertado.
En unas contundentes declaraciones ante los medios de comunicación, ha admitido que de ahora en adelante deberían empezar a “bajar” el número de positivos diarios. “Tenemos que doblegar la curva”, ha repetido en más de una ocasión.
En toda la zona metropolitana, el ritmo de reproducción del virus (la R0) no acaba de bajar de 1, lo que significa que cada positivo de media contagia a otro. En este sentido, el riesgo de rebrotes en Catalunya se sigue considerando muy elevado, según el índice que utiliza el Departamento de Salud, y esta semana ha subido diez puntos. Si desde finales de julio había caído de un valor de más de 200 a 152, en los últimos siete días ha repuntado a 157. Esta cifra se calcula básicamente combinando la incidencia acumulada con la R0.
El coste de frenar la curva
Para frenar la curva, Catalunya ha sido de momento la comunidad que ha pagado un coste más alto en cuanto a restricciones. Desde que se admitió la transmisión comunitaria generalizada en Lleida, se decretó su confinamiento perimetral y luego el domiciliario. Días después, se aprobó una reducción de reuniones y aforos en locales nocturnos en l’Hospitalet y, acto seguido, vino la recomendación de no salir de sus casas a 2,7 millones de habitantes del área metropolitana.
Las medidas en este sentido fueron tan eficaces como drásticas. “Si se hubiese actuado mejor antes, el sistema económico habría sufrido mucho menos, y hay que recordar que el perjuicio económico siempre tiene impacto en la salud”, sostiene Caylà.
Otra pieza clave para atacar la epidemia, según los expertos, fue la contratación de 500 rastreadores, esta vez ubicados en casi cada centro de atención primaria, tal como pedían los profesionales de este ámbito. Los nuevos 'gestores covid', tal como los llama la Generalitat, supusieron una ayuda fundamental para hacer el estudio de contactos, que hasta entonces hacían los propios médicos de familia –sin la exhaustividad necesaria– y un personal de los Servicios de Vigilancia Epidemiológica que estaba sobrepasado.
Esta mejora en el sistema de rastreo de casos ha alejado la Generalitat del blanco de las críticas en el que se situó durante el mes de julio. También ha contribuido a ello el hecho de que en plena crisis se designase a Josep Maria Argimon como nuevo secretario general de Salud Pública, tras casi 50 días con el puesto vacante. Argimon dio estabilidad al rumbo del Departamento y ha puesto en marcha una estrategia de cribados masivos para avanzarse a los contagios.
En Salud están convencidos de que estos cribados, que consisten en realizar PCR masivas –y voluntarias– en aquellos barrios donde se detectan repuntes, servirá para cortar las cadenas de infecciones justo antes de que se descontrolen.