Las lluvias de los últimos meses en Catalunya siguen alejando poco a poco el peor escenario de sequía desde que existen registros. Con los embalses que abastecen al área metropolitana de Barcelona casi al 40%, la Generalitat ha decidido relajar todavía más las restricciones de agua, de acuerdo con lo que establece el Plan de Sequía.
Si la mayor parte de Catalunya ya había dejado atrás la emergencia para pasar al estadio de excepcionalidad, ahora el sistema de cuencas de los ríos Ter y Llobregat, que es el que provee de agua a la capital catalana, a su corona metropolitana y a Girona –en total 202 municipios–, avanza al escenario de alerta. Siguen en emergencia las zonas que dependen de los pantanos de Darnius, Riudecanyes y Siurana.
La decisión, tras constatar que esta primavera ha llovido más de lo habitual, la ha tomado la Comisión Interdepartamental del Govern este martes y la han anunciado la portavoz Patrícia Plaja y el conseller de Acció Climática, David Mascort. Plaja ha celebrado haber sorteado una “situación casi catastrófica”, pero ha añadido que “la escasez de agua continúa”.
Sin haber salido todavía de la sequía, y con el verano aún por delante, las reservas en Catalunya se encuentran al nivel de octubre de 2022. En las cuencas internas, donde los pantanos llegaron a estar al 14% de su capacidad (91 hm3), el volumen es del 38% (236 hm3). “La diferencia en tres meses es abismal”, ha expresado Mascort.
El pantano de Sau, que pertenece al sistema Ter-Llobregat, fue una de las imágenes de la sequía al emerger la iglesia y tener que retirar los peces de la poca agua que quedaba. Ahora es ejemplo de esa recuperación: ha pasado del 1% al 42%.
Se pueden regar jardines dos veces a la semana
Con el escenario de alerta, las restricciones se suavizan y se podrá volver a regar los jardines públicos y privados. Estos últimos, sin embargo, solo en las franjas horarias menos calurosas –de 20 a 8 horas– y dos días a la semana máximo. El riego agrícola se reduce solo un 25% respecto a lo habitual; el uso industrial, un 5%, y el de usos recreativos, también un 5%. Por contra, siguen prohibidos el llenado de fuentes ornamentales y lagos artificiales y el uso de agua para limpiar calles, fachadas y coches.
En cuanto al consumo doméstico, se regresa a un volumen de 250 litros por habitante y día –en emergencia se bajó a 200–. Con esa dotación, la mayoría de localidades cumplirán la exigencia, aunque con los datos de abril de la Agencia Catalana del Agua aún constan 70 municipios por encima de ese límite y 176 que no aportan sus datos.
Más pozos a la espera de la desaladora de Tordera
Pese a la visible mejora de las reservas, Mascort ha querido dejar claro que todas las obras de emergencia previstas para paliar la sequía seguirán en marcha y que las desalinizadoras y las estaciones de regeneración de agua continuarán funcionando al 100% de su capacidad. “No paralizaremos nada, dejaremos el país mejor preparado”, ha afirmado.
En este sentido, ha hecho balance de las últimas obras completadas, entre las que destacan la potabilizadora de Sant Joan Despí y la estación de regeneración del Prat de Llobregat. También están en marcha los trabajos para habilitar seis pozos en el tramo bajo del río Besòs y en la zona del embalse Darnius-Boadella, que pasa de Emergencia II a Emergencia II con las reservas al 23%. Para ese área, en la comarca del Alt Empordà. Mascort ha recordado que sigue prevista la instalación de 12 desaladoras portátiles para superar el verano.
El conseller no ha desaprovechado la ocasión para exigir también mayor celeridad al ministerio de Transición Ecológica para licitar las obras de ampliación de la desaladora del río Tordera, una pieza clave para resolver la escasez de agua en el futuro. Ambas administraciones están intercambiando todavía el documento del convenio.