Cena de tupper y noche de vivac para “proteger” el colegio electoral
El olor a té y la música de piano ambientan una sala repleta de sacos de dormir y esterillas. Las melodías que salen de los dedos de Jordi Vallespí -el padre de Mariona, una niña de siete años que estudia en Colegio Auró de Barcelona- mecen un tertulia que repite una y otra vez las mismas palabras. Democracia, votación, futuro...
También hay tiempo para las risas y las anécdotas personales. Las personas que llenan esta sala no son reconocidos activistas ni funcionarios de la Administración, solo son madres y padres de alumnos de un centro que la Generalitat ha designado como sede electoral en para el referéndum suspendido por el Tribunal al Constitucional del 1 de Octubre.
Eso sí tienen un sueño y una convicción, que el colegio esté abierto hasta el domingo a las 9 de la mañana para que empiece a llegar la gente que quiere participar en la consulta. Para mantener viva la llama y abierto el centro, de manera ininterrumpida, una asamblea de madres y padres ha organizado todo tipo de actividades a las que en la tarde del viernes ya se sumaron algunos vecinos del barrio que, curiosos, se asomaban a preguntar. “Está y estará abierto porque queremos asegurar el derecho al voto de los vecinos del barrio”, explica Àlex Joanmartí, uno de los que pasa la noche en el colegio y quien ha asumido la portavocía de la asamblea.
El colegio se ha convertido en un centro autogestionado. Todo se decide en asamblea y las tareas se reparten entre los asistentes, así como también la organización de actividades. A Eduard Moreno le ha tocado la limpieza. Se encarga de que el centro siga igual de limpio pese al uso que tendrá durante las próximas 48 horas.
Moreno no considera que esté infringiendo ninguna ley, pese a las advertencias de la Fiscalía General y del Tribunal Superior de Justicia, sino que “defendemos un ejercicio tan democrático como el de votar”. Tiene dos hijos de ocho y diez años en Auró y entiende que le toca estar al pie del cañón. “En el colegio hay mucha gente indignada con la represión. Yo nunca he sido ni independentista ni españolista, pero queremos que la gente se exprese”, explica.
La tarde en El Centro empieza a las 16:30 con una asamblea de madres y padres que decide cuáles serán las actividades que se desarrollen hasta el domingo. Se acuerda que la tarde del viernes sea para prácticas deportivas entre los niños y sus padres. Unas 200 personas ocupan el patio. Se preparan para la noche con una cena de “tupper” o bocadillo y la charla nocturna y acampada en la que ya solo participan una quincena de padres que se reúnen entorno a una buena taza de té. Por la mañana, niños y vecinos volverán a tomar el colegio. Un mercadillo y un taller de camisetas antiguas les esperan para pasar la jornada.
Pero mientras niños y padres disfrutan la la tarde en el colegio y ya cuando empieza a anochecer, llega un les llega un baño de realidad. Una pareja de Mossos d'Esquadra aparece en el colegio para levantar acta de todo lo que allí sucede. Alegan tener órdenes del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y rellenan un formulario con las actividades que allí se celebran y se celebrarán. Y avisan, el domingo a las seis de la mañana el colegio deberá cerrar sus puertas para que no se celebre el referéndum.
La intervención policial se produce con total normalidad y ante la antena mirada de madres, padres y niños. Los agentes identifican a un “responsable” y le piden el número de teléfono. Ni registros ni incautaciones de “material prohibido”. Son diez minutos de calma tensa pero tras la visita se celebra otra asamblea. Todo bien y a continuar con los planes iniciales.
Àlex explica que la idea de la asamblea es que el colegio permanezca abierto hasta el domingo, donde han planeado una “jornada de puertas abiertas” desde las 8 de la mañana a las 9 de la noche. Nadie de la Generalitat les ha comunicado que llegarán urnas o papeletas, ni tampoco que allí se celebrará una votación. Pero todas la madres y padres tienen la convicción que se podrá ejercer el derecho a voto. “Si los mossos piden cerrar el colegio, ante todo dignidad, calma y resistencia pacífica no violenta. Siempre desde la calma porque la gente quiere votar”, asegura Àlex.
Jordi Vallespí, que toca las melodías que hacen más amena la noche, lo tienen claro. El movimiento que ha ocupado cientos de edificios públicos por toda Catalunya no es ninguna tontería. “Viene de abajo y con la determinación de poder votar”, argumenta. “No entendemos esta represión”, sentencia.
Àlex, Jordi o Eduard son tres de las miles de personas que pasarán estas don noches en vela y organizando actividades lúdicas con la intención de que se celebra la consulta convocada por la Generalitat el domingo. La prueba de fuego llegará a las 6 de la mañana del 1-O.