Unos 2.000 tractores procedentes de toda Catalunya, desde los campos de Lleida hasta los de Girona, han colapsado este miércoles las calles céntricas de Barcelona. Al volante de sus John Deere y Fendt, con pancartas a favor del sector primario y haciendo sonar sus bocinas, los agricultores han tomado la capital catalana en la segunda jornada de protestas agrarias que se mantienen en varias zonas de España.
Después de pasar la noche junto a sus vehículos en autopistas como la AP-7 o la AP-2, miles de agricultores han iniciado una marcha lenta que ha culminado al mediodía con su entrada por ambas arterias de Barcelona, la Avenida Diagonal y la Meridiana. Ante la sorpresa de los turistas y los aplausos de algunos ciudadanos, los tractores han avanzado por las calles Aragó o Gran Via hasta estacionar frente a las sedes del Departamento de Acció Climàtica, la delegación del Gobierno o la de la Comisión Europea, en el Paseo de Gracia.
El sindicato Unió de Pagesos ha cifrado en hasta 4.000 los tractores que han irrumpido en la ciudad, varios de ellos con pancartas en las que se podía leer Salvemos el campo, Revuelta campesina o DEP agricultura. La movilización ha obligado al Govern a reaccionar y el president Pere Aragonès, acompañado del conseller del ámbito David Mascort, se reúnen con ellos esta tarde.
“¿Tú trabajarías sabiendo que a menudo pierdes dinero? ¿Alguien lo haría?”, se preguntaba Elisabet Francesc, ganadera y agricultora de Santa Coloma de Farners (Girona), poco después de aparcar el tractor frente a la puerta de la conselleria de Acció Climàtica. Esta mujer gestiona una pequeña explotación familiar de terneras y los campos necesarios para cultivar el pienso para alimentarlos. “Estamos hartos de que suba el precio de las materias primas, de los abonos, de todo menos de lo que nos pagan por el producto”, se lamentaba.
A su lado, Carme Plana, ganadera y silvicultora de Vallgorguina (Maresme), abundaba en otra de las principales reivindicaciones del sector estos días. “No puede ser que a los productos que se importan de fuera no se les apliquen los mismos requisitos”, denunciaba.
La columna que ha tomado la Gran Via era la procedente de Girona y de las comarcas del Vallès. Uno de los primeros tractores de la marcha era el de Jordi Colom, propietario de una finca de 160 hectáreas en el pueblo de Palol de Revardit (Girona) y de una explotación de vacas y cerdos, todo ecológico. “En toda Europa los campesinos habían salido a la calle y aquí no había manera con los sindicatos”, se quejaba. “Cada año que pasa estamos más endeudados que el anterior”, se lamentaba. Por su cabeza ha pasado dejar el trabajo, admitía, pero sabe que no lo hará. “Moriremos aquí”, proclamaba.
Los tractores han llegado a la capital catalana después de realizar una marcha lenta desde las 7:30 de la mañana. Los primeros en llegar a la capital han sido los agricultores de la columna del Vallès (Barcelona) y los de Girona, que han entrado por la C-33 y la Meridiana. Por su parte, las de de Ponent, Tarragona, Penedès y Ebre han venido por la A-2 y entrado por la Diagonal, donde han aparcado.
La primera columna, la de la Meridiana, ha recorrido vías centrales de la ciudad como Argaó y Balmes, para acabar en la Gran Via, donde los payeses han estacionado ante la sede del Departament de Acción Climática. Los agricultores han ido también a la sede de la Comisión Europea, a la delegación del Gobierno Español y, finalmente, a la sede del Govern para reunirse con el president de la Generalitat.
La marcha lenta se ha iniciado desde primera hora de este miércoles. Los más madrugadores han sido los que han salido de Fondarella (Lleida), o los de l'Aldea o Montblanc (Tarragona), que han salido poco después de las 7 de la mañana, provocando cortes en la A-2.
También se han producido cortes y afectaciones en la AP-2 y en la AP-7. De hecho, tanto la AP-7 como la A-2 ha estado cortada desde el martes, ya que diversos agricultores se instalaron en un campamento, encendieron pequeñas hogueras y pasaron allí la noche. Por su parte, Protección Civil ha recomendado minimizar los desplazamientos por carretera y evitar el uso del coche durante la jornada.