Ada Colau y sus concejales dejarán de coger aviones para acudir a ciudades que estén a menos de 1.000 kilómetros de Barcelona, siempre que haya alternativas ferroviarias de menos de 7 horas. Salvo en situaciones excepcionales, esto significa que asumen el compromiso de ir siempre en tren a destinos españoles como Madrid, Sevilla, Bilbao o Málaga. También en Francia a París o Toulouse.
En la línea de su petición para eliminar los vuelos cortos que tengan buenas alternativas en tren, entre ellos el Puente Aéreo, la teniente de alcaldía de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, ha argumentado en rueda de prensa que el Gobierno municipal ha decidido tomar esta decisión de forma voluntaria porque la consideran “necesaria y ejemplar”. En muchos casos ya lo venían haciendo, ha admitido Sanz. Además de los concejales, también será de aplicación para el resto del personal municipal y el de las empresas públicas.
Sanz ha animado a otras administraciones y empresas a sumarse a su iniciativa. “Donde hay un vuelo que contamina y un tren que no contamina, escogeremos la segunda opción”, ha expresado. El Ayuntamiento incluirá esta medida en la Declaración de Emergencia Climática que va a aprobar el miércoles.
12 millones de toneladas de CO2
El global de la actividad vinculada al Puerto y al Aeropuerto genera un total de 12,9 toneladas anuales de CO2, cuatro veces las emisiones totales de CO2 emitidas por la ciudad de Barcelona, ha explicado. Respecto a los contaminantes en el aire, el Puerto es responsable del 7,6% de los óxidos de nitrógeno (NOx) y de entre el 9 y el 12% de las partículas en suspensión (PM) que se respiran en la ciudad.
En este sentido, el Ayuntamiento propone eliminar los vuelos cortos con alternativas ferroviarias, eliminar las exenciones al queroseno, avanzar en la electrificación del Puerto y del Aeropuerto, e impulsar la generación de renovables. Las demandas se harán a través de la mesa de emergencia climática, donde están presentes el Puerto, el Aeropuerto, el Estado y la Generalitat, entre otros, y también a partir de los espacios de diálogo y coordinación existentes.
En relación al Aeropuerto, que genera 7,6 millones de toneladas de CO2 al año, pide electrificar las flotas de tierra, instalar más de 400.000 metros cuadrados de paneles solares y potenciar su conexión con la ciudad a través del transporte público.
Para el Puerto, que emite 5,3 toneladas de CO2 anuales, el Ayuntamiento propone una fiscalidad ambiental que penalice los barcos más contaminantes, impulsar la electrificación de barcos, empresas y actividad propia e instalar paneles solares. Además, quiere reducir el número de barcos y cruceros que hacen escala en la ciudad, en una apuesta por un modelo de Puerto Base, y que se sumaría a una reducción de terminales, y a una mejora de los accesos ferroviarios al Puerto.