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Colau suspende durante un año las licencias de 'cocinas fantasma' en Barcelona para controlar su proliferación

Una de las cocinas fantasma abiertas en Sarrià-Sant Gervasi

Pau Rodríguez

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Freno a las cocinas fantasma o dark kitchen en Barcelona. El Ayuntamiento que dirige Ada Colau ha aprobado una moratoria de un año en la concesión de permisos de obra y actividad para estos nuevos negocios, que han proliferado durante la pandemia y que consisten en amplios locales que integran varias cocinas, algunas para uso propio o alquiler, y que están enfocadas a la entrega a domicilio de comida.

Ante las quejas de algunos vecinos en las últimas semanas, que se enteraron por sorpresa de que al lado de su casa les iban a abrir una de estas cocinas industriales, el Ayuntamiento anunció que elaboraría un plan de choque para regular esta actividad. La primera decisión en esta línea ha sido suspender nuevas licencias durante un año y aprovechar este tiempo para redactar una ordenanza que ponga límites y condiciones a este nuevo sector. 

“Agrupar un gran número de cocinas puede generar problemas de ruidos, olores, vibraciones, de carga y descarga, de aglomeraciones… Todo esto justifica de lleno la suspensión de licencias”, ha explicado Janet Sanz, la concejal de Ecología y Urbanismo, que ha defendido que es obligación del gobierno municipal estudiar cómo debe encajar esta nueva actividad económica en la ciudad. “Tenemos que estudiar cómo se clasifica en función de sus impactos, si es comercial o industrial, y determinar sus condiciones de ubicación”, ha apuntado. Sanz ha dado a entender que su sitio no debe ser la trama residencial, sobre todo si son locales grandes con entre 20 y 40 cocinas, puesto que generan “conflictos y problemas de convivencia”. El primer teniente de alcaldía y responsable del área de Economía, Jaume Collboni, ha añadido que no solo tienen que ser estas dark kitchen compatibles con su entorno, sino también con la “protección” de la economía local, en referencia a los restauradores y hosteleros que ven en estas iniciativas un competidor en el peor momento. 

Por ahora, la moratoria que ha aprobado el Gobierno municipal este viernes consiste en no conceder permisos vinculados a la instalación o ampliación de obradores o cocinas industriales para la elaboración de platos preparados sin venta al público ni degustación, ni establecimientos de platos preparados cuando tengan obrador. Para distinguirlo de los caterings, los excluirán de la suspensión si esta actividad es “complementaria de otra de las consideradas esenciales como escuelas, hospitales o clínicas”. El ámbito de congelación es toda la ciudad a excepción de sus zonas industriales.

Una de las claves de esta moratoria es que deberán someterse a ella todos los proyectos que no hayan solicitado la licencia de actividad, aunque sí tengan la de obras, con lo que quedarían paralizados dos de los que han generado más rechazo entre los vecinos, en los barrios de Les Corts y Sant Martí. Se trata de macrococinas impulsadas por Cooklane, empresa impulsada por uno de los fundadores de Uber, y que han levantado quejas de los vecinos por estar justo al lado de edificios de viviendas.

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