El grupo Municipal de Barcelona en Comú someterá al pleno la decisión sobre la política de símbolos a aplicar en el Ayuntamiento de Barcelona. Lo hará una vez haya reformado el reglamento de la corporación. La alcaldesa, Ada Colau, ha emitido un comunicado en el que afirma que la retirada hecha en su día del busto del anterior rey “no representa ninguna actuación contraria al ordenamiento jurídico”, dado que él “ya no es rey desde de junio de 2014 ”. Además, Colau asegura que el ayuntamiento solicitó varias fotografías del actual monarca para regularizar la situación, sin que se haya recibido respuesta a la petición municipal. “Es sorprendente que la Delegación del Gobierno no se haya preocupado por esta situación durante el último año y sólo cuando desde el Gobierno municipal se corrige una evidente anomalía, se responde con un requerimiento del todo impropio”, dice la misiva.
En cualquier caso, la pretensión de la alcaldesa y de su equipo de Gobierno en general es que sea el Pleno quien se retrate sobre la simbología que debe presidir las instancias del consistorio. Siempre, “en el ejercicio de la potestad normativa que el ordenamiento jurídico reconoce al Ayuntamiento de Barcelona y en cuanto a la singularidad histórica y de capitalidad de la ciudad, así como a los principios de legalidad, democracia, neutralidad religiosa y uso no partidista ”, esgrime en el comunicado.
La cuestión de la simbología ha sido aprovechada por la derecha mediática para cargar contra el nuevo equipo del Ayuntamiento de Barcelona. Desde una concepción conservadora se quisiera, según fuentes municipales, abrir un cierto enfrentamiento que permitiera tapar las actuaciones más significativas del plan de emergencia social empujado desde el nuevo equipo de gobierno.
Con la nueva decisión, Colau plantea un doble reto. Por un lado que cada uno se posicione en relación con los símbolos, pero lo enmarca en la autonomía municipal, especialmente la que emana de la Carta Municipal, que da en Barcelona una libertad normativa que permite elegir aspectos como la simbología y la organización interna.
En varias ocasiones, desde el nuevo equipo de gobierno se han marcado distancias de la tradicional política de imagen que ha seguido hasta ahora el consistorio. Así, se querría también reflejar la pluralidad que existe en la ciudad con actuaciones que honren, por ejemplo, personalidades vinculadas con el republicanismo, las organizaciones populares y el laicismo.
El Partido Popular ha intentado en todo momento tomar la bandera de la imaginería monárquica en Barcelona. Así, después de que fuera retirado el busto del anterior rey de los españoles, en una acción directa, intentó poner un retrato real en el lugar donde estaba la figura del anterior mandatario.