La incapacidad de sacar su propuesta de Presupuestos adelante fue el primer gran revés que sufrió el gobierno socialista en Barcelona. El ejecutivo de Collboni, de tan solo 10 concejales, tampoco logró aprobar las ordenanzas fiscales. Después de ese batacazo, el alcalde se emplazó a tener las cuentas aprobadas antes de primavera, una cuenta atrás que está a punto de finalizar sin que haya habido acercamientos en firme hacia los partidos que podrían darle su sí.
A menos de un mes de la fecha límite, el alcalde ha anunciado su segundo intento de aprobar las cuentas y ha especificado que el próximo martes día 20 de febrero presentará una nueva propuesta ante una comisión de economía extraordinaria. El alcalde no ha concretado los detalles de los nuevos presupuestos que, espera, conseguirá la aprobación de la comisión de gobierno mañana mismo.
Sí que ha apuntado que el consistorio ha conseguido un 2% más de ingresos de los que esperaba, lo que se traduce en 71 millones de euros más. Por el resto, Collboni asegura que sus nuevas cuentas son “lo mismo” que las anteriores y ha reiterado que habrá 715 millones disponibles para inversión. Los detalles, dice, han sido compartidos con los grupos de la oposición, con algunos de ellos “a extremos muy considerables”.
Por su parte, el portavoz del grupo municipal de Junts, Jordi Martí Galbís, ha negado que su partido haya tenido conocimiento de los detalles de la nueva propuesta de presupuestos y asegura que el anuncio de Collboni les ha “sorprendido”.
Los de Junts han tildado de “irresponsable” el movimiento del alcalde de presentar unas cuentas sin contar con ningún apoyo previo aparente. “No es responsable una propuesta que no haya sido consensuada. Al menos no lo ha sido con nosotros, que somos el principal partido del Ayuntamiento y los ganadores de las elecciones”, ha apuntado Martí Galbís.
Así, desde Junts aseguran que, si Collboni no les abre la puerta a entrar a un pacto de gobierno, votarán en contra de las cuentas municipales. Todo apunta que los 'comuns' también dirán que no, aunque su portavoz, Janet Sanz, no ha querido “avanzar acontecimientos”.
De esta manera, los de Colau confían en que la nueva propuesta de Collboni sea diferente a la que ya presentó en octubre, y venga acompañada de una oferta de pacto. “Aquella es una fórmula fracasada. Vamos a esperar a que nos cuenten los presupuestos y, esperamos, que alguna otra novedad”, ha afirmado Sanz, que ha reiterado que Barcelona necesita un “gobierno fuerte y estable de 24 concejales”, añadiendo, una vez más, a ERC a la ecuación. Por su parte, los republicanos han guardado silencio sobre el nuevo intento de Collboni de aprobar los presupuestos.
Un pacto incierto
El alcalde ha asegurado que Barcelona sí tiene gobierno, lo que no tiene son presupuestos, en referencia a que el sí de los 'comuns', ERC y Junts a las cuentas ha ido vinculado, desde el principio, a un posible pacto de gobierno que permitiera un mandato más holgado. Con todo, Collboni ha pedido a la oposición un apoyo “como mínimo” en la tramitación de las cuentas. “Es una llamada a la responsabilidad y a la coherencia”, ha apuntado.
A pesar de que los socialistas reconocían contactos con los 'comuns' y con Junts, finalmente con quienes más han avanzado las conversaciones es con ERC, que tras la salida de Ernest Maragall se abrió a que sus cinco concejales entren en el gobierno de Collboni.
Ese giro, que al parecer acercaba un posible tripartito en Barcelona –puesto que con los comun sumarían mayoría absoluta–, provocó el enfado de Junts, pero no ha acabado de suponer un acercamiento del partido de Ada Colau. De hecho, en el último pleno de Barcelona en Comú, la exalcaldesa comunicó que Collboni le había trasladado en uno de sus encuentros que ERC veta a su formación. Un extremo que fuentes socialistas y republicanas niegan.
Por su parte, el portavoz municipal de Junts, Jordi Martí Galbís
Con todo, no es ningún secreto que la relación de Colau tanto con Collboni como con la nueva líder municipal de los republicanos, Elisenda Alamany, no es buena. Y que el actual alcalde prefiere no compartir ejecutivo con una exalcaldesa. Ha reconocido que el clima de Barcelona es de “fragmentación política”, pero ha confiado en que eso no resienta la aprobación de los presupuestos. Collboni ha querido desvincular la aprobación de las cuentas con las negociaciones para formar un pacto de gobierno. “Cada cosa a su tiempo”, ha dicho.
Y es que, aunque la oposición no dé el sí a los presupuestos, el alcalde podría aprobarlas igualmente. Si la votación sale negativa, automáticamente se planteará una cuestión de confianza al alcalde, lo que supondría que la oposición debería presentar un candidato de consenso que pudiera sustituir a Collboni.
Con la presente fragmentación del consistorio, ese es un escenario muy poco probable. Así, ante la falta de un candidato alternativo, Collboni sería reafirmado como alcalde y sus cuentas aprobadas. Esa es una manera alternativa de contar con presupuestos de la que Ada Colau ya tuvo que echar mano en su primera legislatura.
A preguntas de si un posible acuerdo de Presupuestos en la Generalitat o en el Gobierno central podría ayudar a desencallar las cuentas barcelonesas, Collboni ha insistido que son “lógicas distintas” y ha rechazado “mezclar carpetas”. Pero a la vez ha reconocido que las conversaciones y eventuales pactos en otras instituciones favorecerían el entendimiento en la capital catalana. “A veces el contexto ayuda a hacer acuerdos y a veces lo dificulta”, ha afirmado.