Los 'comuns' advierten a ERC de que no llegarán a pactos posteriores sin un Govern de izquierdas

Arturo Puente

24 de febrero de 2021 21:23 h

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O conmigo o sin mí, pero nada de ya veremos. En estos términos se ha plantado el grupo de En Comú Podem en los contactos que ha mantenido con ERC en busca de una fórmula que pueda propiciar una investidura y el futuro Govern. Los republicanos, que tratan de conjugar un bloque que aglutine a las tres formaciones independentistas y a los 'comuns', habían ofrecido a estos últimos que quedaran fuera del Ejecutivo e, incluso, que no dieran apoyo a la investidura de Pere Aragonès, pero que mantuvieran abierta la puerta para negociar los presupuestos y otras grandes leyes de la legislatura. Una fórmula de geometría variable que los de Jéssica Albiach rechazan de entrada. “Estaremos en el Govern o en la oposición, ERC debe decidir”, afirman con rotundidad fuentes de En Comú Podem.

Como ya hicieron en campaña, los 'comuns' han trasladado a todos sus interlocutores que son incompatibles con Junts, no solo para compartir Ejecutivo sino también para llegar a cualquier tipo de acuerdo de investidura. Por el momento, la formación se ha visto con ERC, PSC y la CUP, grupos todos ellos con los que podrían pactar, pero no tienen previsto sentarse con la gente de Laura Borràs. El objetivo del partido es obligar a los republicanos a elegir entre Junts y ellos, lo que significa también entre un Govern solo con fuerzas independentistas o uno solo con fuerzas de izquierdas.

“Si no optan por una mayoría de izquierdas, que no cuenten con nosotros, más allá de que podamos dar apoyos puntuales a alguna iniciativa. Pero serán puntuales, no habrá pactos de legislatura”, expresan estas mismas fuentes, que añaden que En Comú Podem (ECP) no acudirá “a rescatar a ERC en medio de la legislatura” si quedan “atrapados en una pinza” entre Junts y la CUP. Esta última es una de las principales armas que esgrimen los 'comuns'. Durante la la última etapa, Esquerra se desmarcó habitualmente de las otras dos formaciones independentistas, que se decantan con claridad por la unilateralidad. Según entiende ECP, la visión que ERC tiene sobre la legislatura, que desea que dure cuatro años y que tenga la máxima estabilidad posible, no será fácil con un Govern únicamente soportado por Junts y la CUP. Tampoco con un Parlament controlado por el partido de Puigdemont.

La cuestión de la Cámara no es menor. En la última legislatura el Parlament fue en muchos momentos la piscina de barro donde los socios independentistas midieron sus diferencias sobre la estrategia secesionista. Tanto Junts como la CUP apostaron por desobedecer desde el órgano legislativo prohibiciones de los tribunales y no dudaron en llevar al pleno una y otra vez debates que habían sido vetados por el Tribunal Constitucional. ERC consiguió esquivar algunos de ellos, y Roger Torrent tuvo que emplearse a fondo para salir airoso entre la espada de las inhabilitaciones y la pared de los grupos que le reclamaban no acatarlas.

¿Podrá ahora ERC escapar de esa dinámica si, en vez de controlar el Parlament, controla el Govern? Los 'comuns' creen que no y así se lo han expresado a quienes quieren que sean sus principales socios. Con todo, más allá de la voluntad, para el grupo de Albiach no es fácil ofrecer una alternativa cuajada que pueda llevar a Aragonès a la presidencia. Dado el resultado de las elecciones, el candidato de ERC necesita, o bien los votos favorables del PSC, o bien los de Junts, o bien una abstención de ambos. Por esta razón los republicanos miran casi únicamente a un Govern con los posconvergentes. La fórmula que podría ser más deseable para los 'comuns', en cambio, sería un Ejecutivo formado por ERC y ellos. Según sus cábalas, estas es una fórmula a la que el PSC no podría decir que no. Pero los socialistas, lejos de dar ninguna muestra en este sentido, continúan diciendo que buscarán una investidura de Salvador Illa.

Tampoco necesariamente con Illa

Respecto a apoyar una posible candidatura del socialista a la presidencia, ECP también echa el freno. En primer lugar porque no está claro que el exministro podría presentarse a una sesión de investidura si no es propuesto por la presidencia del Parlament, algo que podría no pasar si no reúne suficientes apoyos. Los 'comuns' ya han traslado al PSC que no se conformarán con formar parte de un “bloque de 41”, en referencia a los diputados que suman juntos, que sea incapaz de formar gobierno ni de sacar adelante iniciativas parlamentarias. Illa sabe, porque así se lo han expresado, que corre el riesgo de quedarse solo con el único apoyo de sus 33 diputados si finalmente acabara presentándose a una investidura.

Los socialistas están por el momento centrados en negociar la composición de la mesa del Parlament, que será la primera votación importante. Illa afirma que quiere para presidir la Cámara a una “mujer de izquierdas”, fórmula con la que busca un bloque alternativo al pacto independentista. Este miércoles además, el PSC ha entregado a los 'comuns' una propuesta para abrir al resto de grupos parlamentarios con una estrategia para “cerrar el paso a la extrema derecha” de Vox. En concreto, los socialistas proponen que todos los partidos hagan piña para evitar que la formación ultra ocupe asientos en la mesa, presida comisiones o pueda presentar iniciativas conjuntas.

Por su parte, Esquerra ya ha hecho acuse de recibo de la advertencia de la formación de Albiach. “Son como el agua y el aceite [respecto a Junts]”, reconocen fuentes republicanas, que ya comienzan a hacerse a la idea de que no conseguirán para Aragonès una investidura holgada con cuatro partidos, como llegaron a prever en sus escenarios más optimistas. Para el partido de Junqueras, incluir a los 'comuns' en la fórmula de la gobernabilidad o, mejor aún, en el Govern, significaba tener un contrapeso interno, tanto en la cuestión independentista como para hacer políticas de izquierdas.

Con todo, los republicanos consideran que, aunque no consiguieran un acuerdo de investidura con En Comú Podem, nada está escrito sobre los presupuestos. A su modo de ver, unas cuentas con enfoque progresista y claramente expansivas podrían seducir al partido morado, como ya ocurrió con las últimas, que salieron adelante gracias al apoyo del grupo de Albiach y con reforma de la fiscalidad en clave verde. Según entiende ERC, una cosa es que los 'comuns' no se quieran comprometer ahora y otra que prefieran quedar ligados al PSC durante cuatro años, posición en la que creen que podrían acabar engullidos.