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Comuns y ERC exigen a Collboni aumentar impuestos al turismo a cambio de apoyar las ordenanzas fiscales

Janet Sanz y Elisenda Alamany, frente el Ayuntamiento, en una foto de archivo

Sandra Vicente

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El turismo va a tener la llave de estas negociaciones presupuestarias en el Ayuntamiento de Barcelona. Tanto Comuns como ERC están presionando al Gobierno de Collboni para que apriete a este sector a cambio de sus votos. Unos votos que le son necesarios puesto que el alcalde sigue gobernando en solitario.

Ahora el debate se centra en las ordenanzas fiscales, que se empezarán a debatir este viernes en la Comisión de Economía y Hacienda y a los que ya se han puesto condiciones. Por su lado, la líder de los Comuns, Janet Sanz, ha apuntado que usarán cada oportunidad en que sus votos sean necesarios para “corregir la deriva elitista de Collboni”.

A tal efecto tienen tres peticiones. La primera es incrementar el IBI que pagan los hoteles de lujo. Sanz propone que cualquier edificio cuyo valor catastral sea de más de 5,2 millones de euros pase de pagar el 1% de IBI al 1,3%. De esta manera, abonarían el doble que un ciudadano con un piso en propiedad, que paga el 0,6%.

Los Comuns calculan que esta medida, que afectaría a 250 hoteles y a 224 inmuebles (centros comerciales, palacios de congresos...), supondría recaudar 10 millones extra.

Por otro lado, también exigen a Collboni que doble el precio de la entrada que los turistas pagan para entrar al Park Güell. Se trata de un parque de la discordia, que se convirtió en bandera de los Comuns desde que acogió la celebración de un desfile de moda privado de la marca Louis Vuitton en el marco de la Copa América de Vela.

“No podemos permitir la mercantilización de espacios públicos y menos los que están protegidos”, ha afirmado Sanz en rueda de prensa. El objetivo de esta medida es disuadir a una parte de los visitantes que acuden al parque, que puede acoger como máximo a 4,5 millones de personas al año. “Y, de esas, un porcentaje muy pequeño es de vecinos”, ha añadido.

Por último, los Comuns reclaman endurecer la normativa de terrazas. Según Sanz, la actual -aprobada por Ada Colau en 2021- “hace que salga más barato incumplir la norma que cumplirla”. A su parecer, es necesario que se incrementen las inspecciones y las sanciones. Y, para ello, propone modificar el texto, en el que si bien se establecen importes máximos de las multas, no hay un mínimo. “Eso provoca que las sanciones siempre sean bajísimas”.

Con todo, Sanz propone mínimos de 750 para las sanciones leves y de 1.500 para las graves. Y que con una acumulación de dos graves, se llegue a una muy grave que suponga retirar la licencia. “Es necesario enviar un mensaje porque se trata de un sector que puede llegar a interferir mucho con la vida de los vecinos”, ha resaltado Sanz.

Más impuestos por pernoctar en Barcelona

Así como los Comuns han presentado tres exigencias a Collboni, desde ERC sólo han planteado una. Requieren doblar el precio de la tasa turística que cada visitante paga por cada noche que pernocta en Barcelona. Los republicanos quieren que la cifra pase de 4 a 8 euros.

El PSC de Collboni se ha mostrado partidario de encarecer la tasa y, en principio, debería aceptar sin demasiados problemas la idea de los republicanos. Pero esta petición no estará en la primera propuesta de ordenanzas fiscales que el Gobierno presentará ante el pleno la semana que viene. La razón es que Barcelona ya cobra el máximo legal y si se quisiera incrementara el tope, sería necesario que el Parlament ampliara la ley que lo regula.

Así, todo parece indicar que el voto de los republicanos a las ordenanzas de Collboni está garantizado. Pero todavía requiere el sí de los Comuns. Janet Sanz ha asegurado que el PSC conoce sus propuestas, pero que todavía no han tenido ningú feedback.

Ordenanzas prorrogadas y presupuestos por la mínima

Las negociaciones fiscales se le atragantaron a Collboni durante su primer año al frente de la alcaldía. El año pasado, el pleno rechazó de forma frontal sus ordenanzas y le fue imposible negociar unas que contaran con el apoyo de suficientes concejales. A consecuencia de eso, Barcelona actualmente trabaja con las ordenanzas de 2023 prorrogadas.

Por otro lado, los presupuestos también fueron un viacrucis. Tras largas negociaciones y cambios de última hora, Collboni sólo contó con los votos de ERC, que eran insuficientes para sacar las cuentas adelante. Por ello, tuvo que echar mano de la moción de confianza, una carta que tienen los alcaldes para desencallar negociaciones vitales y difíciles.

El alcalde la superó al no haberse propuesto ningún candidato alternativo. De esta manera, revalidó su mandato y, con ello, aprobó sus cuentas. A pesar de ser una alternativa que ya usaron otros antes como Colau o Trias, Collboni fue el primero en usarla durante su primer año.

Así, al ser una carta que sólo puede sacarse dos veces por cada legisltaura, Collboni intentará atar los votos de los Comuns para las conversaciones de este otoño. La votación sobre las ordenanzas fiscales serán una primera toma de contacto antes de la negociación de los presupuestos.

Pero todavía hay tiempo. Las cuentas no empezarán a discutirse hasta que hayan pasado los congresos que tienen la mayoría de partidos en el Ayuntamiento (Junts en octubre y Comuns y ERC en noviembre). Esos congresos también son importantes porque una vez pasados, ERC previsiblemente celebrará la consulta a su militancia para refrendar el pacto de gobierno para entrar en el Ayuntamiento de Collboni. Una consulta que ya se celebró el pasado junio y que se debió suspender por exceso de aforo y que todavía no se ha vuelto a convocar.

Con todo, no se espera que Barcelona pueda tener presupuestos hasta antes del primer trimestre de 2025.

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