Catalunya cruza los dedos ante la reciente escalada de los contagios de coronavirus. La curva ascendente que dibujan los datos de diagnósticos, y que corresponde al inicio de una nueva ola, podría conducir a la comunidad en dos o tres semanas a una situación como la de zonas más afectadas como Madrid o Navarra, según coinciden los epidemiólogos y las autoridades sanitarias. De ahí que la Generalitat se plantee restricciones más contundentes como el cierre de los bares y restaurantes durante quince días, a la espera de comunicárselo al sector y aprobarlo en el Procicat, el comité que gestiona la pandemia.
Esta medida se sumaría a las ya conocidas de pedir a las empresas que faciliten al máximo el teletrabajo y suprimir las clases universitarias presenciales de las próximas dos semanas. La nueva batería de restricciones se detallará este miércoles y entrará en vigor el viernes.
Los meses de relativa estabilidad que vinieron después de los rebrotes de julio han quedado atrás. Si desde la desescalada y hasta el 1 de octubre la incidencia acumulada semanal por cada 100.000 habitantes apenas había sobrepasado los 100 casos, el día 11 estaba ya en 162. Solo en la última semana, el crecimiento de los contagios en Catalunya ha sido del 39% y ha alcanzado el área metropolitana de Barcelona, una de las principales preocupaciones del Departamento de Salud y que no había sufrido grandes alteraciones desde el rebrote que obligó a confinar parte de l'Hospitalet de Llobregat en julio. En la capital catalana se han registrado hasta un 55% más de casos que hace solo siete días.
Si se atiende a los casos de los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes, Catalunya, con 268, ha vuelto a superar la media española, situada en 263. Aun así, los datos están todavía lejos de incidencias como las de Madrid (488) o Navarra (759).
En estos momentos, el mapa de Catalunya muestra cómo las ciudades con más contagios están lejos de la capital. Salt y Manlleu, con incidencias por encima de los 900 casos por cada 100.000 habitantes, son el ejemplo de ello. Pero numerosas ciudades metropolitanas empiezan a escalar por encima de los 350 casos y algunas se acercan al umbral de 500 que fijó el Ministerio de Sanidad para endurecer medidas en grandes urbes. Es el caso de Granollers (459), l’Hospitalet (424) o Terrassa (423).
Santa Coloma de Gramenet, con más de 100.000 habitantes, es un ejemplo de la velocidad que está tomando la epidemia en algunos municipios barceloneses. Su incidencia es de 398 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, pero otros indicadores advierten del empeoramiento. La tasa de reproducción del virus es de 1,4 –por encima de la media catalana, 1,3, y de lo recomendado, 1– y el porcentaje de pruebas PCR positivas es del 11,7%, cuando la media en el resto de la comunidad es de 8,15.
“El crecimiento fuerte en zonas urbanas tiene dos complicaciones añadidas: es más difícil cerrarlas perimetralmente y el elevado número de casos puede comportar una mayor carga de trabajo en cuanto al diagnóstico y rastreo”, valora Joan Ramon Villalbí, expresidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). Enric Álvarez, del grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), añade otra dificultad: una vez se logra frenar la curva, doblegarla es también más trabajoso allí donde hay mayor población, densidad y movilidad.
El crecimento se da en toda Catalunya
Álvarez, cuyo grupo de investigación analiza a diario los datos del Departamento de Salud, señala que lo que está ocurriendo en Catalunya es una “homogeneización territorial” de la epidemia. Es decir, que se ha pasado de un mapa con varios rebrotes, que se iban conteniendo con restricciones de carácter local –incluso recomendaciones de autoconfinarse–, a un escenario en el que los contagios suben de forma parecida en todo el territorio.
Esto último es lo que ha llevado a Salud a anunciar por primera vez desde el verano una batería de medidas para limitar las interacciones sociales (a excepción de la reducción de las reuniones de diez a seis personas, que fue hace dos semanas) y el Govern adelanta que podrían afectar de forma generalizada a bares y restaurantes, más allá de las limitaciones de aforos que ya se aplican en algunos municipios. Entre las decisiones, sin embargo, no está el confinamiento perimetral de comarcas o provincias concretas, precisamente debido a este crecimiento parecido en toda la comunidad autónoma. “Nuestra apuesta es una intervención contundente, con sacrificios personales pero lo más recortada en el tiempo posible”, ha señalado este martes el secretario general de Salud, Marc Ramentol.
De abrir discotecas a plantearse cerrar bares
Los planes de Salud dieron un vuelco la semana pasada, con la subida del índice de rebrotes –hoy en 338 puntos, lejos de los 100 recomendados–. Primero, la Generalitat anunció que se permitiría reabrir los locales de ocio nocturno con restricciones –horario limitado y sin pistas de baile– pero se echó atrás cuando no habían pasado ni 48 horas. El jueves, el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, descartó restricciones generalizadas, pero dos días después, el sábado, reconoció que iban a pedir a todas las empresas que teletrabajen si pueden y a las universidades, que suspendan durante 15 días la actividad presencial, a excepción de las sesiones prácticas. Los campus lo aplicarán a partir del jueves.
La medida más drástica sería sin embargo el cierre la actividad hostelera, una opción que barajan en el Ejecutivo catalán y que está pendiente de validación del Procicat. “Los bares y restraurantes son uno de los sitios por antonomasia de la interacción social”, advertía el secretario general de Salud, Marc Ramentol, en una entrevista en Rac1 en la que adelantaba que se iban endurecer las limitaciones del sector, cuyos aforos son ahora mismo del 50% en interior y exterior en las ciudades con más afectación.
También recientemente ha aprobado la Generalitat restricciones en 15 municipios del Vallès Occidental –que suman alrededor de 800.000 habitantes–, a cuyos vecinos se les ha pedido que no salgan de casa excepto para casos imprescindibles y limitar los contactos a las personas que integran el grupo de convivencia habitual. A su vez, el aforo permitido en bodas y celebraciones religiosas se ha reducido al 50%, como ocurre en las zonas con incidencia más elevada.
Joaquín López-Contreras, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Sant Pau, considera también necesarias las medidas para restringir los contactos personales y advierte de que “hay una parte de la población que todavía no ha asumido la gravedad de la enfermedad”. En este sentido, ha asegurado que le preocupan los encuentros entre familiares y amigos que siguen produciéndose pese a las restricciones. También la movilidad en fechas como el pasado puente si la gente que se desplaza no cumple con las medidas. El lunes pasado volvieron a Barcelona 210.000 vehículos, solo un 3% menos que en el mismo puente en 2019.
Presión en la Primaria, calma tensa en hospitales
A pesar de que ningún hospital catalán tiene de momento problemas para albergar a los pacientes de COVID-19, los profesionales sanitarios observan preocupados el aumento de los casos. “Estos datos suponen que en 7 u 8 días nos llegará mucha gente al hospital”, admitía en conversación telefónica una facultativa del hospital Moises Broggi, situado en Sant Joan Despí y que atiende a pacientes del área metropolitana.
A día de hoy, en Catalunya ya hay 984 personas ingresadas con coronavirus (172 de ellas en la UCI). Es una cifra parecida a la de finales de abril.
Los datos internos de ingresos en UCI y en planta de los principales hospitales de la ciudad son desiguales. Mientras en algunos centros como el Clínic los pacientes en UCI han aumentado ligeramente respecto a la semana pasada, otros como el Vall d’Hebron mantienen números similares a la primera semana de octubre. En el Sant Pau, por ejemplo, han descendido ligeramente. Los pacientes en planta, sin embargo, sí que aumentan levemente en buena parte de los hospitales de Barcelona.
El secretario general de Salud, Marc Ramentol, ha confirmado estos datos este martes, cuando ha señalado que el aumento de contagios ya se ha comenzado a notar en los hospitales y sobre todo en los centros de atención primaria, los primeros a los que acuden los pacientes con síntomas y desde donde se hace el rastreo. Precisamente este martes empezaban los médicos de Atención Primaria una huelga para reclamar mejoras en sus condiciones laborales, entre ellas más recursos para bajar la presión asistencial.