Los siete meses que han pasado desde que Jaume Collboni se convirtió en alcalde de Barcelona han sido una sucesión de dimes y diretes, de rumores y teorías sobre cómo acabaría siendo finalmente el gobierno municipal. Con sólo 10 concejales de 41, la única certeza era que el socialista no podría gobernar solo. Así que, desde el primer día, la pregunta era con qué exalcalde preferiría pactar Collboni: con Xavier Trias o con Ada Colau.
Pero en el campo de juego hay un tercer actor, muy determinante sobre todo de cara al pacto con los 'comuns'. La suma de Collboni y Colau sólo da 19 concejales -por debajo de los 21 que tendría un pacto con Trias. Por eso, desde el primer momento, los 'comuns' insistieron en incorporar a ERC a un hipotético gobierno tripartito, que les daría mayoría para aprobar medidas y presupuestos.
Si bien, durante las últimas semanas, todas las miradas se han centrado en las negociaciones con Trias y con Colau, este viernes Elisenda Alamany, líder de la formación republicana en Barcelona desde que Ernest Maragall se retirara el pasado diciembre, ha saltado a la arena, confirmando que el partido ha comenzado a reunirse con Collboni, “de la misma manera que habla con Junts y los 'comuns'.
“Es cierto que antes no estábamos en estas conversaciones y ahora estamos”, ha asegurado Alamany, quien también ha apuntado que las reuniones con el alcalde “se intensifican” y “se aceleran”. Aún así, la republicana ha querido ser prudente y ha asegurado que “es pronto para hacer grandes especulaciones”, a pesar de que apunta que las reuniones se dan “frecuentemente”.
Alamany ha explicado que hablan “sobre el modelo de ciudad” de Barcelona y no ha querido añadir más detalles sobre las negociaciones de cara a un posible tripartito. Apunta que “es demasiado pronto para decir si desembocarán en eso”. De hecho, también han declinado que estén en negociaciones con los 'comuns', pero en tanto que los republicanos sólo cuentan con 5 concejales, un posible pacto de gobierno requeriría de la presencia de los de Colau. Así que el hecho de que PSC y ERC hayan acordado empezar a reunirse podría ser un indicativo de que el pacto a tres bandas gana peso respecto a un acuerdo con Junts.
Por su parte, los 'comuns' han reclinado hacer declaraciones sobre las conversaciones que Collboni pueda tener con otros partidos y aseguran que sus propias negociaciones no han avanzado. Igualmente, el PSC también descarta hacer cualquier declaración sobre las conversaciones.
Las declaraciones de ERC cambian el equilibrio y las especulaciones. Y es que, aunque tanto Trias como Colau han dicho en diversas ocasiones que el pacto no está cerrado y se han conjurado para dar pocos detalles sobre sus respectivas negociaciones, la sensación generalizada es que Collboni se estaba entendiendo más con el de Junts. Sobre todo después de que este jueves se aplazara en el último momento la primera reunión confirmada entre el alcalde y Colau desde hace más de tres meses.
Un pacto complejo
Que la formación de gobierno iba a ser un encaje de bolillos ya se sabía desde el momento en que Collboni tomó la vara de mando. Un pacto con Junts daría una mayoría sólida, pero supondría una paradoja inédita: el socio de gobierno tendría más concejales y, por lo tanto, más fuerza, que el propio alcalde. Y es que cabe recordar que Trias fue el ganador de las elecciones, con un asiento más que Collboni, quien arrebató la alcaldía al de Junts in extremis gracias a los votos del PP y Barcelon en Comú.
Con todo, este sorpasso a último momento podría provocar rencillas entre socios de gobierno que, por otro lado, han mostrado sintonía en los diversos plenos celebrados hasta la fecha -en los que se han dado ya diversos acuerdos, por ejemplo, en la rebaja de la tasa de terrazas o en la apertura de nuevos hoteles, ambas decisiones que revocan medidas destacadas de la administración de Colau, con las que Collboni ha querido marcar perfil y alejarse de la herencia de la exalcaldesa.
Pero, a pesar de los pactos alcanzados, es de esperar que la relación entre Junts y el PSC fuera complicada, tal como lo está siendo en Madrid. El acuerdo entre socialistas y 'comuns' -sumando a ERC- daría como resultado un gobierno progresista que ha sido reivindicado por los tres partidos en repetidas ocasiones. Pero en esta opción, la figura de Ada Colau podría suponer un escollo.
Las relaciones entre los que fueron socios de gobierno durante seis años -con Colau como alcaldesa- se enfriaron y tensaron cuando Collboni decidió abandonar su puesto como teniente de alcalde pocas semanas antes de las elecciones. Y, todavía se enrareció más durante la campaña electoral, que estuvo plagada de reproches. A pesar de que ambos líderes han abogado por un Ayuntamiento de izquierdas, llevaban más de tres meses sin reunirse. Esa racha se tenía que haber roto el pasado jueves, con la reunión que, finalmente, se anuló en el último momento.
Y a esta extraña relación se debe sumar un último detalle, simbólico pero importante. Cabe recordar que además de los de Colau, los votos que permitieron a Collboni convertirse en alcalde fueron los del líder del PP en Barcelona, Daniel Sirera. El popular dio su sí al socialista para que no gobernara Junts con una condición: que no trajera de vuelta a Colau al gobierno. Si bien es una promesa que no está grabada a fuego, que Collboni aceptara esa condición fue algo que ya marcó el inició de las negociaciones y que enrareció más la relación entre socialistas y 'comuns'.
El alcalde de noche y el peso del Congreso
La tardanza a la hora de llegar a pactos de gobierno ha tenido sus consecuencias. Una de las más sonadas es que Collboni haya debido prorrogar los presupuestos del pasado año después de que todos los partidos le votaran en contra en lo que fue su primer batacazo y constatación de que no podría gobernar en solitario. De hecho, los comuns ya lo dejaron claro: su sí a las cuentas pasaba por el sí de Collboni a un gobierno tripartito.
Pero que no se aprobaran los presupuestos era algo de esperar, ya que se asumía que el socialista no tomaría una decisión hasta que Pedro Sánchez no tuviera un acuerdo de investidura para la presidencia. Una vez conseguido el acuerdo en el Congreso -con un peso importante de Junts que es posible que los socialistas no quieran repetir en el consistorio de Barcelona- ahora las miradas están puestas en el Parlament. Y es que sería de esperar que un pacto entre el PSC y ERC suavizara la aprobación de los presupuestos catalanes y las negociaciones que se den al otro lado de la Plaça Sant Jaume.
Quizás es en esa línea de acercamiento que se deba leer el último anuncio del alcalde Collboni, que explicó su intención de crear la figura del 'alcalde de noche', cargo que asegura que otorgará a su socio de gobierno. Esa figura, que tendrá competencias para regular el ocio nocturno -y las consecuentes medidas de seguridad y orden público-, fue muy bien acogida por ERC, ya que es algo que Maragall reclamaba desde 2019.
Todavía hoy siguen reinando las especulaciones, pero todo hace pensar que el cauce del río municipal podría tender a desembocar en una reedición de un gobierno tripartito, con el PSC a la cabeza.