Como en todos los partidos democráticos, dentro del PSC hay diferentes corrientes críticas. La diferencia con el resto de formaciones es que entre los socialistas catalanes, estas corrientes están muy bien organizadas -algunas incluso se reparten cargos- y siempre salen a la luz, especialmente cuando el partido está en la oposición. Los críticos suelen organizarse entre ellos porque discrepan de la dirección por motivos ideológicos o estratégicos, aunque también las hay que surgen para seguir a una persona, a un líder, o -porque no decirlo- porque quieren promocionarse y garantizar que cuando el partido vuelva a tocar poder, alguien les guardará una plaza bien remunerada.
Los golpes que ha recibido el PSC en las últimas elecciones y los que prevén las últimas encuestas han tensado aún más las cuerdas internas y han dado aliento a los críticos. Muchos de ellos comprueban impotentes cómo en un momento de fuertes necesidades sociales, el partido más importante para la clase obrera desde que murió Franco es incapaz de liderar la oposición. Y, sobre todo, está muy lejos de motivar o animar a la sociedad. Esta realidad, que se debe a muchos factores y muchos errores cometidos, inquieta a muchos militantes que tienen la sensación de que se les escapa una de las sus últimas oportunidades para volver a ser un partido de referencia.
El último congreso del partido, celebrado en diciembre de 2011, escogió como primer secretario del PSC a Pere Navarro, y rodeó al nuevo líder de gente cercana a él pero también de militantes que forman parte de la principal corriente crítica, Avancem. Fue una decisión salomónica y pactista, que quería evitar la confrontación. Pero la paz nunca ha existido. Navarro ha tenido que hacerse cargo del partido en un momento muy difícil, buscando equilibrios con el PSOE en un contexto muy complicado en las relaciones Cataluña-España, y también con los suyos y con las corrientes críticas internas. Este equilibrio se ha roto en algunas ocasiones y ha provocado que el PSC votara diferente del PSOE en el Congreso de los Diputados y que en el Parlament pasara algo similar, cuando los críticos se abstuvieron en la votación sobre la declaración de soberanía mientras la dirección votaba en contra.
Esta semana se ha presentado un nuevo documento de una de las corrientes críticas, el Fòrum Cívic, y el fin de semana se celebra la segunda asamblea general del movimiento Avancem. Los críticos están cada vez mejor organizados. El partido ya ha anunciado que celebrará un Consejo Nacional antes del mes de agosto para intentar apagar todos los fuegos que se están encendiendo.
Todos los críticos, por el derecho a decidir
Las corrientes críticas se mueven, evolucionan e incluso cambian algunos de sus miembros, pero están bastante claras como para identificarlas y describirlas. La dirección del partido es catalanista, pero representa el sector menos partidario del derecho a la autodeterminación y claramente el menos independentista, de modo que todas las corrientes críticas del PSC no tienen ningún problema en reconocer que quieren ir más allá en los anhelos nacionales de Cataluña. Todos abrazan y defienden el federalismo pero, a diferencia de la dirección, no creen que haya que atacar al independentismo. Esta es la característica que une a todas las voces discordantes.
Las corrientes críticas han recogido la herencia de dos de los más importantes ideólogos que ha tenido el partido, pero que nunca terminaron de entenderse entre ellos: Pasqual Maragall y Raimon Obiols.
Maragallistas
Del maragallismo han surgido los “turistas”, que es el nombre como se define al grupo cercano a la exconsejera Montserrat Tura y donde hay gente como Laia Bonet, Toni Comín, David Elvira o Elvira Duran. Son críticos con la dirección y, de todas las corrientes, es la que está menos organizada.
Del maragallismo también ha surgido la Nova Esquerra Catalana, un movimiento creado por el exconsejero Ernest Maragall, que abandonó el PSC para intentar constituir una fuerza de izquierdas, catalanista y soberanista. Ernest Maragall dio el paso después de la manifestación del pasado 11 de septiembre y piensa más en transformar Cataluña que en transformar España. Ernest Maragall anunció que él quería poner en marcha el proyecto para luego dar un paso atrás y dejar que fueran los demás los que acabaran de dar forma al nuevo movimiento. De todas las corrientes ha sido la única que ha roto con el partido, para intentar crear la unión de las izquierdas desde fuera, con una nueva marca.
Obiolistas
El obiolismo ha dado vida a las dos corrientes críticas mejor organizadas dentro del PSC. Por un lado está el Fòrum Cívic, que cada día toma más fuerza y, por la otra, Avancem, el movimiento más maduro. El Fòrum Cívic, creado hace sólo unos meses, cuenta con políticos como Marina Geli, Àngel Ros, Daniel Font, Pia Bosch y Maria Badia, entre otros. Su objetivo es enderezar “la deriva del PSC” y “recuperar el PSC de los inicios, plural y catalanista”. Como la corriente Avancem, defiende la regeneración política, los valores de la izquierda y el derecho a decidir. En un acto celebrado el martes en el auditorio de los Caputxins de Sarrià de Barcelona, pasaron a constituirse como Agrupació Socialista de Catalunya y celebraron “que el PSOE se mueve un poco” con la propuesta de reforma de la Constitución presentado en Granada, pero criticaron que el texto no reconozca el derecho a decidir ni considere que Cataluña es una nación. En el acto de constitución, Daniel Font deseó “que la actual dirección triumfe” y aseguró que ellos se ofrecen en la dirección “para contribuir en esta reanudación”.
A pesar de todo, el movimiento mejor organizado sigue siendo Avancem, liderado por el exalcalde de Vilanova i la Geltrú, Joan Ignasi Elena, Jordi del Rio y Fabián Mohedano. Su organización interna ha llegado a tal punto que este fin de semana celebrarán su segunda asamblea en Girona que servirá para escoger un coordinador, dos portavoces y una junta. Como si fuera un partido dentro de otro partido. Además de defender la regeneración democrática, Avancem apuesta claramente por un acuerdo con ERC y no tiene ningún miedo a la independencia. Este movimiento también es el que más apuesta por crear una Syriza catalana, junto con otros partidos de izquierda, como ICV-EUiA, ERC y los movimientos sociales. Algunos de sus dirigentes están dentro de la ejecutiva del PSC y la pregunta clave que todavía no tiene respuesta es si sólo se plantean influir dentro del partido o si están dispuestos a abandonarlo para crear una nueva formación, como hizo Ernest Maragall.
Para saber la respuesta a esta pregunta todavía hay que esperar, pero teniendo en cuenta que Avancem cada vez coge más fuerza, se puede afirmar que la suerte del PSC, entre otros factores, depende de los pasos que dé esta corriente crítica.