Decidida la junta del Barça a construir un nuevo Camp Nou en la zona que ahora ocupa el servicio de deportes de la Universidad de Barcelona (UB) o bien a remodelar el actual estadio manteniendo la estructura original, los vecinos de Les Corts y Pubilla Casas (L’Hospitalet) aguardan con expectación la decisión de la entidad. También la Universitat de Barcelona, que negocia con el club, aunque, de incio, se motró reticente a la venta o permuta de sus terrenos de la Diagonal, justo en la entrada de Barcelona. De hecho, en un comunicado este mismo jueves, la universidad ha refeafirmado que no está dispuesta a vender “ningún activo” de su patrimonio.
Aunque la junta azulgrana someterá la decisión final a la votación de todos sus socios, el vicepresidente económico, Javier Faus, explicó a Rac1 que los directivos preferirían la construcción de un nuevo estadio, en el que el Barça debería invertir más de 600 millones de euros, según señaló el propio Faus.
En este caso, además de ocupar los 100.000 m2 de los Servicios de Deportes de la UB, el club necesitaría varias hectáreas de la zona de Can Rigalt (L’Hospitalet), donde, desde 2006, los vecinos esperan que se desarrolle un plan integral municipal para la mejora de la zona.
“Tenían que hacer un parque de ocho hectáreas, pisos de protección oficial y libres, trasladar el Hospital General allí y soterrar las líneas eléctricas de Fecsa”, explica Daniel Giménez, de la Asociación de vecinos. Y, prosigue: “De todo esto, no sólo no se ha hecho nada, sino que la zona está actualmente muy deteriorada, se acumulan basura y aguas putrefactas. Está todo dejado. Y La Masia de Can Rigalt también está en mal estado”.
El Ayuntamiento de L'Hospitalet esgrime que la crisis ha paralizado el plan. Dicen que los terrenos pertenecen a varios propietarios que no quieren invertir, básicamente, porque ya no confían en la rentabilidad de construir pisos.
Uno de estos propietarios es el propio Barcelona que, en 1997, compró 64.740 m2. En principio, según explicó entonces el presidente Josep Lluís Núñez, ahí debía de construirse una pequeña ciudad deportiva y en la Masia de Can Rigalt (un edificio catalogado del s.XVIII), una nueva residencia para los jóvenes de la cantera.
El plan no siguió adelante y, hasta hace una semana, en los terrenos del Barcelona se acumulaban desechos y basura. La masía sigue tapiada y apuntalada.
En los últimos días, el club ha cercado la zona y han entrado máquinas para acondicionarla mínimamente. Todavía viven ahí algunos sin techo. “Si se construye el nuevo estadio en las pistas universitarias, estos terrenos de Can Rigalt los necesitarán para otras instalaciones, servicios, aparcamientos…”, comenta un trabajador.
“En de pocos días me he de reunir con la alcadesa, Núria Marín. De momento, no nos han dicho nada del Barça, pero si finalmente hacen el nuevo estadio aquí, queremos pedir al consistorio que haya alguna contrapartida que beneficie al barrio, que no sea sólo facilitarles todo para que construyan el campo y sus instalaciones deportivas”, concluye Giménez. “Que haya mejoras. Como mínimo, el parque prometido”.
El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, también se decanta por la construcción de un nuevo estadio en la Diagonal. “Nos tenemos que poner de acuerdo con la Universidad, pero se hará en una zona que no creará problemas de entrada a la ciudad y si se hace bien y moderno, creo que será magnífico. Además, los terrenos donde está el estadio antiguo se convertirían en una zona universitaria la mar de chula. Así que los vecinos, también, bingo”, celebró Trias, en una entrevista en Catalunya Ràdio.
“De momento, seguimos con expectación qué decide el Barça, si lo remodelan o se lo llevan allí a la zona universitaria”, apunta Carlo Scoles, de la Asociación de vecinos del Camp Nou. “Ahora bien, si tenemos el más mínimo indicio de que se trabaja en una recalificación de los terrenos para hacer más pisos, que quieren especular, saldremos de nuevo a la calle”, añade, recordando la recalificación que el exalcalde de Barcelona Jordi Hereu firmó con Joan Laporta en 2009 por los terrenos del Miniestadi.
Entonces, el Ayuntamiento aceptó el plan del club para construir allí 1.600 pisos -la mitad de protección oficial en suelo público-, 30.000 metros de zona verde, 11.000 de equipamientos, 15.000 de uso hotelero y 8.000 para oficinas. Los vecinos se manifestaron en contra reiteradamente.
“Ahora, hay algunos que, por el revuelo que se organiza en los alrededores del estadio los días de partido y, sobre todo, por los problemas de aparcamiento, preferirían que se hiciera el Camp Nou en otro lugar. Pero los comerciantes advierten que, en ese caso, la actividad económica sufriría un descenso importante”, continúa Scoles. Y concluye: “Si se hace equipamiento deportivo o de una naturaleza similar, si no se especula con los terrenos para hacer más pisos, no nos quejaremos”.
Tanto si se construye un nuevo estadio en la Diagonal como si se hace uno nuevo manteniendo la estructura actual, la junta del Barcelona ya ha adelantado que será un campo cubierto (al menos la grada) y el aforo aumentará hasta los 105.000 espectadores.
“Si se remodela el actual estadio, el equipo seguirá compitiendo en él”, explicó Faus. “Las obras del interior del campo se harían en verano y las de fuera, en invierno”, ha resumido. El Barça descarta ceder el nombre del nuevo estadio a un patrocinador como ocurre con el Allianz Arena, de Munich, o el Emirates Stadium, del Arsenal. Lo más probable es, sin embargo, que sí se comercialice con ello. “Por ejemplo, sí estaríamos dispuestos a llamarlo Camp Nou Microsoft”, ha reconocido el directivo azulgrana para concluir: “La explotación de un estadio remodelado o nuevo nos aportaría unos 35-40 millones por temporada que ahora mismo no sacamos del Camp Nou”.