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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Una falsa verdad

¿Qué debe hacer un periodista cuando un entrevistado comete un error o en unas declaraciones se dice una inexactitud? Hacerlo notar y aclararlo. Esto es lo que pide el interés público, que el periodista debe servir siempre. Sobre todo, si el error o inexactitud tienen que ver con hechos importantes para la comprensión de la actualidad.

No siempre ocurreasí y, a veces, el error de un político y la pasividad de unos periodistas pueden crear una falsa verdad. Es lo que ha pasado con la comparación de unas eventuales elecciones catalanas con finalidad plebiscitaria y las elecciones que el 5 de marzo de 1933 dieron la victoria a Hitler en Alemania.

El dirigente político autor de esta comparación, el socialista Miquel Iceta, ha pedido disculpas después de haber sido objeto de muchos reproches. Pero ningún medio se ha preocupado de exigirle las razones de la comparación ni de explicar al público qué pasó en dichas elecciones, calificadas por aquel de plebiscitarias. ¿Lo fueron?

Ni Augusto Assía ni César González Ruano lo explicaron así en sus crónicas para La Vanguardia y ABC. (Las hemerotecas de estos diarios son de acceso gratuito y las elecciones están bien explicadas en Wikipedia). Hitler ganó por primera vez unas elecciones en un ambiente de violencia, coacción y persecución de la izquierda, que las desproveyó de cualquier garantía democrática.

Días antes, los camisas pardas del partido nazi -los miembros de sus Secciones de Asalto (SA)- habían provocado el incendio del edificio del Reichstag o Parlamento alemán, que se atribuyó a los comunistas. A pesar de la gran victoria obtenida, Hitler tuvo necesidad de sumar otros diputados a los de su partido para obtener la mayoría absoluta.

La comparación quedará en las hemerotecas y fonotecas como una anécdota más del rifirrafe político, sin que ningún medio haya aclarado las diferencias. Habría habido elecciones plebiscitarias en Alemania el 5 de febrero de 1933 y por un momento habrían parecido comparables a las que se pretenden hacer en Cataluña. He aquí una falsa verdad, surgida de la ligereza de un dirigente y de la negligencia de los medios, que quedará como tal en la memoria de muchos lectores y oyentes.

¿Qué debe hacer un periodista cuando un entrevistado comete un error o en unas declaraciones se dice una inexactitud? Hacerlo notar y aclararlo. Esto es lo que pide el interés público, que el periodista debe servir siempre. Sobre todo, si el error o inexactitud tienen que ver con hechos importantes para la comprensión de la actualidad.

No siempre ocurreasí y, a veces, el error de un político y la pasividad de unos periodistas pueden crear una falsa verdad. Es lo que ha pasado con la comparación de unas eventuales elecciones catalanas con finalidad plebiscitaria y las elecciones que el 5 de marzo de 1933 dieron la victoria a Hitler en Alemania.