De un día para el otro, uno de los principales estudios de grabación de reggae en Jamaica quedó abandonado. La creciente violencia en Kingston a finales de los 70 asustó a la familia Chin, una estirpe de origen asiático que regentaba el lugar. Huyeron y lo dejaron todo ahí, incluidas centenares de grabaciones originales de los principales cantantes del género: Bob Marley, Peter Tosh, Dennis Brown, Alton Ellis…
El lugar se conocía como Studio 17, pertenecía al sello familiar Randy’s, y fue el centro neurálgico de la música jamaicana (con permiso de sus rivales Studio 1 y Treasure Isle) durante los 60 y los 70. En sus aledaños pasaban los días los mejores cantantes y músicos a la espera de entrar a grabar canciones o ser contratados para acompañar a algún artista. En la planta baja se vendían y pinchaban los pequeños singles de 7 pulgadas que se registraban en el piso de arriba.
El documental Studio 17: The Lost Reggae Tapes, que se proyectará en el festival In-edit de Barcelona recupera la historia de este mítico lugar de la música reggae, donde se grabaron algunos de los temas más trascendentales del género. Lo hace a través de la historia familiar de los Chin y del intento de uno de sus hijos de recuperar esas cintas originales que quedaron abandonadas a su suerte en el estudio de grabación.
Randy’s fue fundado por Vincent Chin y su mujer Pat. Ambos eran descendientes directos de un grupo de unos mil trabajadores chinos, la mayoría de la etnia Hakka, que recalaron en Jamaica a mediados del siglo XIX y fueron trayendo paulatinamente a más familiares a la isla caribeña. A mediados del siglo XX se editaban en Jamaica hasta tres periódicos en chino y la comunidad, que cuenta con miles de miembros, sigue celebrando actualmente las principales festividades de su país.
Los Chin empezaron con un negocio de gramolas que distribuían por toda Jamaica. Randy tuvo la idea de guardar los singles que se iban desechando y venderlos de segunda mano en una tienda del centro de Kingston. La venta de esos singles baratos, por los que a día de hoy se pagan miles de euros a pesar de su sonido vetusto, fue el origen del sello Randy’s y de Studio 17, situado en el piso superior de la tienda.
La apertura de la tienda coincidió con el primer boom de la música jamaicana, protagonizada por artistas como Lord Creator, que mezclaban géneros caribeños como el mento y el calypso con un nuevo estilo, el ska, que supondría el primer producto musical jamaicano exportable (aunque no el último) y se popularizó entre los jóvenes del Reino Unido a mediados de los 60.
Cada vez abrían más tiendas de discos en el centro de Kingston que contaban con un estudio de grabación en su planta superior. Prácticamente había una en cada esquina y se empezó a gestar una efervescencia musical que convertiría a esta pequeña isla caribeña en una de las principales fábricas de tendencias musicales de la era moderna: el hip hop, el reggaeton, el drum and bass y muchos otros géneros tienen su origen en la música que se gestó en estos lugares.
El sonido que se lograba en Studio 17 tenía una acústica especial. Por eso Lee ‘Scratch’ Perry prefería grabar ahí los discos de los artistas que producía antes de tener ya su propio estudio. Minutos antes de que los músicos empezaran a tocar, Perry bendecía las esquinas de la sala con unas gotas de ron blanco. Otros artistas recuerdan en el documental hasta qué punto el espesor de la nube de marihuana impedía ver a quien había dentro del estudio.
Los discos de Bob Marley Soul Rebel (1970) y Soul Revolution II (1971) fueron grabados entre esas paredes bajo la batuta de Perry. También se grabó en Studio 17 el Equal Rights de Peter Tosh o hits como el Too Late to Turn Back Now (1973) de Alton Ellis o Cheater de Dennis Brown (1972), entre otras decenas de referencias conocidísimas del género.
Fue el hijo de Randy Chin, Clive, quien se puso al frente del estudio en los 70 y produjo la mayoría de todos estos grandes artistas jamaicanos. El propio Clive regresó al estudio casi 15 años después de ser abandonado y rescató las mencionadas cintas, que contienen una gran cantidad de temas inéditos que fueron recuperados del olvido décadas después. “El lugar había sido vandalizado y saqueado, pero milagrosamente las cintas seguían ahí”, recuerda en el documental.
Había temas inéditos y sin acabar del legendario Dennis Brown, canciones de The Heptones, The Wailers, Prince Jazzbo, Alton Ellis… “Encontrar un tema inédito de Dennis Brown fue la guinda del pastel”, confiesa Clive en el filme, en el que aparecen entrevistados la flor y nata de la música jamaicana, incluidos los productores Lee ‘Scratch’ Perry y Bunny Lee, fallecidos los últimos años.
El vínculo de los Chin con el reggae, sin embargo, no se acabó al abandonar Jamaica a toda prisa asustados por la violencia. A su llegada a Nueva York decidieron fundar VP Records, una tienda de discos que también se convirtió en sello musical. “Tuvimos que empezar de nuevo al cabo de 20 años”, rememora en el documental Pat Chin sobre su llegada a la gran manzana. “Nadie sabía nada de reggae más allá de Bob Marley”. Con el tiempo, VP Records se convertiría en el mayor sello mundial de reggae y música caribeña.
La internacionalización del reggae coincidió con la llegada de los Chin a Nueva York. Gracias a sus contactos en Jamaica y a su conocimiento de la escena musical, contribuyeron a lanzar al estrellato americano e internacional a decenas de cantantes de la isla. ¿Le suenan artistas mainstream como Shaggy o Sean Paul? Fueron cantantes de VP Records. También otros imprescindibles como Bounty Killer, Bennie Man, Beres Hammond, Capleton, Sizzla, Wailing Souls...
Pat Chin, que se quedó sola al frente del negocio cuando murió su marido en 2003, confiesa en el documental ella lo que quería de joven era ser enfermera. Cuenta que en ningún momento pensó que acabaría jugando un papel tan determinante en la historia del reggae. “Simplemente pasó”, rememora. “VP Records es la historia de una mujer detrás de los focos durante 50 años”.