ENTREVISTA

Júlia Barceló, actriz: “Tener a la gente frustrada con su cuerpo es un engranaje que mueve millones de euros”

Edgar Sapiña

17 de octubre de 2021 21:19 h

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“Yo soy actriz, no una modelo”. Así se define Júlia Barceló, activista contra la presión estética. Esta divulgadora en redes sociales se ha estrenado como escritora con su libro Operación Bikini (Flamboyant), una ficción donde narra la gincana a contrarreloj de una adolescente que celebra una fiesta de cumpleaños en la playa y quiere adelgazar porque no le gusta su cuerpo.

El libro está ilustrado por Camille Vannier y traducido al castellano por Lucía Barahona. La entrevista dura el tiempo en que se bebe una cerveza con los amigos.

¿Cómo está?

Gracias por preguntarme esto, porque no me lo había preguntado nadie [ríe]. Estoy muy bien, muy contenta, porque ha sido un proceso de aprendizaje brutal. Aunque ya tocara las teclas de la presión estética, hacer un proceso de investigación, leer… ha sido increíble. Con la editorial, sin darnos cuenta, hemos visto que este es un tema que nos tocaba mucho a todas. Lo que me está gustando más es que, cada vez que hablo de este tema con un periodista o en una presentación, acaba siendo como una terapia colectiva, donde compartir algo que teníamos todos un poco escondido. Tenía el gran miedo de que la gente adolescente dijera que esto no le interesaba y creo que no, que han visto la posibilidad de hablarlo con alguien.

El libro empieza con el planteamiento de una fiesta de cumpleaños en la playa. Para Sol, la protagonista del libro, es un auténtico calvario, porque no quiere ir en bañador y mostrar su cuerpo. ¿Por qué fijó esa edad?

Con 14 o 15 años fue mi época más loca. No sabes muy bien qué te pasa, es el momento del despertar sexual, tu cuerpo está cambiando un montón... todo eso se resumía muy bien con un cumpleaños a los 14 años, aunque hay gente a quien le pasa a los 12 y otra a los 25. Aunque está pensado para todos los públicos, este es un libro muy centrado para adolescentes, porque creemos que es la edad crítica en la que tu seguridad y la relación con tu cuerpo te puede condicionar más en el futuro.

¿Cuál es su objetivo?

Espero que se hable de este tema. Creo que compartirlo ayuda mucho. Luchar contra la presión estética es darse cuenta de que no es algo individual, sino estructural. Y para darnos cuenta de la opresión que vivimos tenemos que aceptar que casi todo el mundo tiene una mala relación con su cuerpo, que la vergüenza corporal es una cosa muy común.

Vivimos en una sociedad claramente gordofóbica, en la que las personas gordas van a recibir mucha más violencia que la gente normativa. A Camille [la ilustradora del libro] la escogimos en parte porque dibuja caracteres, no cuerpos. En un capítulo Sol tiene un brazo de una forma y en otro de otra, e igual con el culo. Nunca sabes qué cuerpo tiene, porque es una cuestión de percepción, y cualquier persona se puede sentir identificada con eso. Objetivamente, esto que nos han dicho sobre lo que es bonito no existe.

¿Pensaba en alguien cuando escribía el libro?

Sí y no. He recopilado muchas anécdotas, entre lo que he leído, lo que me han dicho, lo que yo he vivido... como supongo que en cualquier libro, donde haces un compendio de imaginarios. Quería que fuera algo muy normal, situaciones que nos puedan haber pasado a todas. Para nada es una situación extrema, porque creo que estamos más acostumbrados a hablar de esos casos, de lo que no lo estamos tanto es de nuestro día a día, que está totalmente atravesado por la presión estética.

¿Cuánto hay de autobiográfico y cuánto de colectivo?

Por suerte nunca he tenido un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), pero sí que he pasado muchas épocas de mi vida a dieta, porque soy actriz. Me he llegado a obsesionar por qué apariencia doy o cómo me visto. Puedo hablar con propiedad, sé lo que es hacer una dieta súper estricta y darse cuenta de que si tienes que pasarte así toda la vida esto no es vivir. Soy una persona que me encanta comer y que disfruta cocinando.

En un fragmento del libro Sol se corrige a si misma cuando dice que está haciendo dieta, para luego admitir que lo que hace es dejar de comer.

Exacto. Cuidarse no es restringir alimentos, eso es inanición voluntaria. 1.200 calorías diarias, que es lo que muchas dietas te hacen comer, es una locura. Yo cuando he hecho dieta he estado más débil, me lo he notado yendo al gimnasio, porque mi cuerpo no está acostumbrado a eso. Esta cosa mal entendida de la cultura de la dieta, que dice que los cuerpos más delgados son más sanos, que es mentira, y que los cuerpos tienen que estar siempre más delgados es lo que yo intento romper, porque no puede ser.

Cuidarse no es restringir alimentos, eso es inanición voluntaria

¿Qué piensas del realfooding?

Me da un poco de apuro, porque cada uno tiene su relación con la comida. Yo lucho contra la cultura de la dieta, pero si hay alguien que quiere hacer dieta yo no voy a estar en contra. Una cosa es la decisión personal y otra la obligación social. Que alguien decida comer productos más ecológicos y supuestamente más sanos me parece genial, pero a nivel estructural... ¿qué mensaje estamos dando? Me parece muy clasista, porque no todo el mundo tiene el mismo acceso a la comida.

La obsesión nunca es buena. Alimentarse tendría que ser mucho más fácil.Yo conozco varias personas que hacen realfooding y les ha ido bien, están muy contentos y han mejorado su salud, pero también me ha escrito gente que me dice que el realfooding les generó un trastorno de la conducta alimentaria. Se tiene que ir con mucho cuidado con cómo nos relacionamos con la comida, si realmente la manera en que nos aproximamos a ella nos parece obsesiva y si vemos que se está poniendo por encima de otras muchas cosas.

¿Quién ha creado el monstruo de la presión estética?

Las empresas de la estética y de la moda. Tener a la gente frustrada con su cuerpo es un engranaje que mueve millones de euros. Parar esta máquina es muy difícil. La presión estética es un producto del capitalismo y del patriarcado, y los hombres también reciben presión estética, cada vez más. Están subiendo exponencialmente los casos de hombres con TCA, con mala relación con su cuerpo... y en el fondo no deja de ser parte del engranaje mercantilizante que dice: a las mujeres ya las hemos molestado durante muchos años, se han depilado, se han operado, ahora necesitamos abrir mercado y lo vamos a hacer con los hombres, que tienen que ser más cachas, con menos pelo en el cuerpo, más cremas… A mí me encantaría que un chico pudiera leer este libro, porque también encontrará herramientas para reducir la violencia estética.

¿Ellos tienen más reparos que ellas en visibilizar estos problemas?

Muchos más. Es un hecho que se ha centrado mucho en las mujeres y creo que todo lo que es supuestamente femenino se ha tratado con mucha banalidad y superficialidad. Por lo tanto, si un hombre acepta que no tiene una buena relación con su cuerpo estará aceptando que es superficial, que es banal, que esto solo les pasa a las chicas y que él debe estar por encima de todo eso. No, chaval, que esto nos afecta a todos porque está muy bien hecho el engranaje y además va a sitios muy profundos.

¿Qué responsabilidad tiene en todo esto Instagram?

Yo me fui de Instagram porque me sentaba fatal, me generaba ansiedad. Como soy actriz tenía que venderme de alguna manera, pero me daba cuenta de que todo a mi alrededor eran fotos de book, de: qué guapo que soy... Claro, todo mi timeline eran fotos de gente como si fueran modelos. Me pilló un agobio que no podía con ello. Yo soy actriz, no una modelo. Y es una cosa que tengo muy clara desde hace mucho tiempo. No sé posar, no me fijo en la estética, soy una persona que la moda le es muy indiferente.

Todo lo que es supuestamente femenino se ha tratado con mucha banalidad y superficialidad

Dejé Instagram durante unos años, hasta que volví, pero desde otro punto de vista. Y allí fue cuando empezó mi aventura con todo este tema de la presión estética. Decidí no seguir perfiles que no me gustaran o que me generaran mal rollo. A partir de ahí vi otro posible Instagram, que me ayudó un montón con la violencia estética. Es muy importante que te generes tu propio timeline sano.

¿Y los filtros?

Es un problema. Si tú te acostumbras a hacerte fotos y videos con filtro, tu cerebro se acostumbrará a que tu cara es esa y cuando vas a mirarte al espejo te traumatizas. Durante el confinamiento, como ejercicio personal, decidí no maquillarme más, porque cuando salía siempre lo hacía: rímel, corrector, un poco de colorete... Y cuando empecé a no hacerlo me veía rarísima en el espejo, con una mala cara horrible, hasta que pasó un tiempo. Y ahora, de hecho, cuando me maquillo, la gente me dice que estoy muy rara. Para nada quiero que esto suene a un: no nos maquillemos o no usemos filtros. Simplemente quiero que sepamos las consecuencias que esto puede tener para nuestro cerebro.

¿Quién es Ariel?

Ariel es un personaje que tenía muy claro, porque en todos los libros que yo leía de violencia estética contaban que existe una vocecilla que tenemos en nuestra cabeza, autojuicio, un Pepito grillo cabrón... Evidentemente es una voz que no tenemos cuando nacemos, es una voz que se va haciendo más grande a medida que los mensajes tóxicos van apareciendo, que nos martiriza, porque nos condiciona en todo, como salir a la pizarra en el instituto, a la hora de ligar o a la hora de tener una relación sexual. A mí me interesaba mucho no solo la voz, sino que Ariel fuera una especie de amiga íntima, porque esta voz la tendremos siempre.

¿Cómo se combate la presión estética?

Siendo muy consciente de que esto no es un problema individual, porque en esta sociedad que vivimos, super neoliberal, llena de ‘si quieres, puedes’, te hacen creer que tu cuerpo es una cuestión personal, que si tú vas al gimnasio dos horas al día, serás como este tío de la foto de la puerta, y eso no es verdad, alguien nos tiene que decir que es falso. Depende en gran medida de tu factor genético, de tu factor social, de que tengas tiempo para hacer deporte, de cómo tu metabolismo reacciona a las cosas… Hay que leer un montón sobre este tema, seguir a gente no normativa y a activistas.

¿Llegará el día en que dejemos de hablar de presión estética porque ha dejado de existir?

Cada dos años aparece algo con lo que te tienes que sentir fatal, así funciona. Yo he pasado toda mi adolescencia con la idea de que los culos grandes no eran deseables, que eso es mentira, que a mí nadie me ha dicho que no por un culo gordo, también te lo digo, pero son cosas tan banales como que en el videoclip de no sé quien aparece una tía con unas manchas en el ojo y se ponen de moda. Es así, está cogido de un hilo muy fino. ¿Alguna vez acabará el patriarcado o el capitalismo? No lo sé, ojalá, pero va tan unido y la estructura es tan fuerte... tenemos que querer derrocarlo y luchar en contra, pero nos también nos tenemos que proteger, porque los mensajes externos a lo mejor no acaban nunca. Tenemos que mirar que no nos afecten tanto.