¿Qué ocurrió dentro del diminuto baño de la discoteca Sutton de Barcelona la madrugada del 31 de diciembre de 2022? ¿Dani Alves violó a una mujer? ¿O se trató de sexo consentido? A estas preguntas empieza a responder desde este lunes la Audiencia de Barcelona en el juicio por violación contra el futbolista. El tribunal ya ha escuchado el testimonio de la denunciante, que ha ratificado lo que viene manteniendo desde hace poco más de un año. En concreto, desde que salió del baño de la discoteca: que Dani Alves la agredió sexualmente.
No ha habido pacto de última hora y ante la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona ha arrancado el juicio contra Dani Alves, que permanece en prisión preventiva desde el 20 de enero del año pasado. Ha habido momentos de emoción y lágrimas en las declaraciones de la denunciante, su prima y su amiga, que estuvieron con ella en la discoteca.
Revivir los hechos siempre resulta doloroso para las denunciantes, y por ello el tribunal ha acordado que la víctima declarara a puerta cerrada y bajo medidas para proteger al máximo su identidad después de que la madre de Alves la revelara en redes. Según fuentes jurídicas, la joven se ha mantenido firme en su relato acusatorio.
El pequeño baño del reservado de Sutton no dispone de cámaras. Solo Alves y la joven pueden dar detalles de lo que allí pasó. Aunque ningún testigo lo vio, sí hay un reguero de testimonios que pueden ilustrar al tribunal sobre lo sucedido antes y después. Los primeros en declarar ante el tribunal han avalado la versión de la denunciante.
Su prima fue la primera en verla nada más salir del baño. “Tenía mala cara, ella me dijo que necesitaba irse”, ha relatado. Justo antes de llegar al guardarropa, ha recordado, la denunciante se derrumbó. “Me dijo que le había hecho mucho daño y que se había corrido dentro”, ha rememorado su prima. Por su lado, la amiga que iba con ella ha coincidido en que la denunciante les trasladó, entre sollozos, esta misma frase.
Después de los hechos, otra de las preocupaciones de la denunciante era que no la creyeran, según han relatado sus dos acompañantes de esa noche. “Ella decía que la gente pensaría que lo hacía por dinero, que no la creerían, y se quería ir a casa, pero yo le dije que tenía que denunciar”, ha aseverado la amiga. “Quería irse y no denunciar”, ha apostillado la prima.
Finalmente la prima y la amiga convencieron a la denunciante en la misma discoteca y se activó el protocolo de violencias sexuales. Fue cuando la trasladaron a una sala privada. En el pasillo de salida de la discoteca de Sutton, ha contado su prima, Alves y su amigo Bruno, que estaban en el reservado, pasaron por su lado sin mediar palabra.
La versión de las dos chicas la ha ratificado uno de los porteros de la discoteca que estuvo con las jóvenes tras los hechos. Al ver que la joven lloraba, ha explicado, intentó “sonsacarla”, pero pronto vio que algo no iba bien. Las tres jóvenes no le mencionaron a Dani Alves, sino que solo se lo contaron al director de la discoteca cuando el portero le llamó.
Ambas jóvenes también han dado cuenta al tribunal del estado de ansiedad en que, más de un año después, se encuentra la denunciante. “Mi prima no duerme, se tiene que medicar, ha empezado a tomar antidepresivos y antes no se tomaba ni un paracetamol. No trabaja, apenas sale de casa, lloramos día sí día no, está mal”, ha expuesto, con crudeza, la testigo.
Alves, antes de entrar en el baño
Todo eso fue el después. Pero en la sesión también se ha abordado el antes. Dos camareros que servían copas y champán a Alves y a su amigo Bruno esa noche han relatado que el acompañante del futbolista les hizo gestos para que invitaran a chicas al reservado. Así fue como las tres jóvenes entraron.
La amiga de la víctima ha mantenido que Alves estaba “muy baboso” en el reservado. “Me puso la mano en la espalda, casi me tocó el culo”, ha indicado sobre el futbolista, de quien ha asegurado que también se acercó a la víctima y a su prima y una de ellas les dijo que le había “tocado el coño”.
Por su lado, la prima de la denunciante ha contado que la joven estaba “bastante incómoda” mientras bailaba con Alves. “Me dijo que Dani insistía mucho para que fueran a un sitio pero ella no quería”, ha indicado. Alves, como habitual del Sutton, conocía que la pequeña puerta del reservado daba a un baño. Pero las tres chicas no lo sabían. “Pensaba que era una sala para fumar”, ha sostenido la prima.
Cuando la joven ya había entrado en el pequeño baño con Alves, ha explicado la amiga, esta tuvo que ir al servicio y bajó hasta el piso de abajo porque no sabía que en el reservado había uno. Mientras estaba allí recibió un mensaje de la prima de la denunciante en el que le comunicaba que la víctima “necesitaba irse”. Una versión coherente con lo relatado por la prima de la víctima.
La defensa cuestiona la credibilidad de las testigos
La defensa de Alves, que ejerce la abogada Inés Guardiola, tiene que intentar cuestionar la credibilidad de los testigos y de las pruebas de ADN que acorralan al futbolista. Y confiar en que el tribunal crea al jugador cuando exponga, al final del juicio, que se trataban de relaciones consentidas.
Bajo estas premisas hay que entender las preguntas que Guardiola ha efectuado a la joven, que buscan minar su credibilidad: la letrada ha preguntado a la joven si vio a Alves y a la denunciante bailar y si sus partes íntimas “se rozaban”. Cabe recordar, sin embargo, que los jueces ya advirtieron durante la instrucción del caso que la actitud que tuviera la denunciante no determina de ninguna manera que las relaciones fueran consentidas, como alega la defensa.
Ante varias preguntas de la abogada, la joven ha respondido con un lacónico “no lo recuerdo” que ha hecho que el tribunal le mandara una advertencia, al constatar que las respuestas eran mucho más claras a preguntas de las acusaciones. Los “no lo recuerdo” se han repetido en el interrogatorio de la prima, pero en esta ocasión el tribunal no ha dirigido sus avisos a la testigo sino a la letrada Guardiola por formular preguntas que la testigo no podía saber cómo responder al versar sobre conversaciones que tuvo la víctima con responsables de la discoteca y agentes de los Mossos que acudieron al Sutton.
El tribunal rechaza las cuestiones previas de Alves
El juicio ha arrancado después de un primer, y por ahora único, trato de favor a Alves por parte de los Mossos d’Esquadra. La policía catalana ha conducido al futbolista por un conducto distinto al que utilizan para llevar al resto de detenidos hasta los juicios. El objetivo de la policía ha sido que las decenas de periodistas que aguardaban la llegada del futbolista no lo pudieran ver.
Dani Alves ha empezado al ataque su juicio por agresión sexual y por ahora la estrategia no le va bien. La defensa del exfutbolista del F.C. Barcelona ha pedido quedar en libertad y anular varias partes de la causa al presentar al jugador como víctima de un “juicio paralelo” que ha influido incluso a la jueza que lo envió a prisión provisional. El tribunal ha descartado que se hayan producido las vulneraciones de derechos fundamentales. “No se observa ninguna anomalía”, ha sentenciado la magistrada Isabel Delgado.
La Fiscalía pide nueve años de cárcel para el acusado, que no declarará hasta el miércoles, y la acusación particular de la denunciante eleva la petición a doce. La defensa solicita la absolución.
A las puertas de la sala de vistas aguardaban a Alves en uno de los recesos su madre (que difundió y borró tras un mes un vídeo donde desvelaba la identidad de la denunciante para desacreditarla) y otros familiares. La madre ha mandado un beso a Alves mientras el jugador entraba esposado a la sala.
La defensa, que ejerce la letrada Inés Guardiola, ha arrancado el juicio presentando al tribunal hasta nueve cuestiones previas de carácter jurídico (sin entrar en los hechos denunciados) con las que pretende anular la causa y que su cliente quede en libertad. Para sorpresa de todas las partes, la abogada ha asegurado que Alves presenta una “ahogada situación económica” con varias cuentas corrientes en rojo y deudas con Hacienda.
La abogada ha insistido en especial en el interés mediático que ha suscitado el caso desde que la joven denunciara a Alves la madrugada del 31 de enero de 2022 por haberla violado en la discoteca Sutton. Según Guardiola, el “goteo constante e incesante” de noticias en los medios han provocado que la prensa “presente como agresor sexual” al futbolista, generándole una “condena pública con el convencimiento social de que es culpable” antes de que se celebre el juicio.
La letrada ha llegado incluso a alegar que las noticias de prensa influyeron en las dos juezas instructoras que mandaron a prisión y la confirmaron en varias ocasiones, lo que debe comportar su nulidad. Según Guardiola, el “conocimiento de la instructora de las noticias” sobre el caso le provocó una “falta de impermeabilidad” y a ser “contaminada” en exceso por los medios.
La fiscal Elisabeth Jiménez y la abogada de la víctima, Ester García, han pedido al tribunal desestimar las vulneraciones de derechos fundamentales denunciadas por la defensa. Ambas juristas han argumentado que la repercusión mediática del caso no comporta vulneraciones de derechos del futbolista.
La fiscal se ha preguntado a qué obedece el alegato sobre la mala situación económica de Alves, toda vez que el futbolista ya ha consignado los 150.000 euros de indemnización máxima a los que puede resultar condenado y que en la causa consta su contrato millonario que tenía con el Pumas mexicano.
“El personaje público es el procesado, no mi representada”, ha recalcado García, que también ha recordado que el propio futbolista ha concedido entrevistas a medios de comunicación durante la instrucción del caso.