Si es verdad que esta legislatura aparecerá en los libros de historia, la votación de la declaración de soberanía y el derecho a decidir que debe celebrarse mañana en el Parlament de Catalunya es la primera gran prueba de fuego. Existe un texto consensuado entre CiU, ERC e ICV, que tendrá el apoyo a medias de la CUP. Con todos estos votos hay de sobra para aprobar la declaración, pero no son suficientes para hacer la demostración de unidad y de fuerza que se espera en un momento lleno de retos tan importantes como el actual. La clave para lograr la buscada mayoría abrumadora la tiene el PSC, el partido que más incómodo se siente en el debate sobre la identidad.
Dentro de esta formación hay, en buena medida, la misma división que muy probablemente hay entre sus votantes. Una parte del partido no tiene complejos a la hora de defender que el pueblo de Catalunya es soberano y tampoco le tiembla el pulso para reclamar el derecho a decidir. Pero hay otra parte, la que controla el aparato del partido y que representa a muchos otros votantes, que ya se conforma con el paso adelante que ha dado Alfredo Pérez Rubalcaba pidiendo la reforma de la Constitución Española para conseguir un Estado federal. El PSC se debate entre el no y la abstención a la declaración que han registrado CiU, ERC e ICV, aunque todavía queda una puerta abierta para llegar a un acuerdo. Fuentes del partido de los socialistas pronostican que el debate se alargará hasta poco antes de la votación, prevista para mañana a las diez, y tienen confianza en que “ERC ceda” y acabe aceptando otro cambio en el texto de la declaración que permita que los socialistas se sumen.
Hay dos puntos que hay que cambiar, según el PSC. Uno es el que fija que “el pueblo de Catalunya” tiene un carácter de “sujeto político y jurídico soberano”. El otro es el referente a la legislación. La propuesta de CiU, ERC e ICV dice que “se utilizarán todos los marcos legales existentes” para poder llevar adelante el derecho a decidir. Los socialistas, en cambio, prefieren hablar del “marco legal catalán y español”. Todos estos cambios son demasiado para ERC, que considera que el PSC quiere echarle agua al vino y difícilmente los aceptará.
La votación de mañana es importante para el futuro de Catalunya en general pero lo es especialmente para el PSC que deberá hacer equilibrios. Los socialistas no quieren salir en la foto al lado del PP y de Ciutadans, pero tampoco quieren firmar un texto que en palabras de su portavoz parlamentario, Maurici Lucena, es una “declaración unilateral de soberanía” y confunde “el instrumento con el objetivo ”. En caso de que los partidos que han presentado la propuesta no quieran cambiar el texto, el PSC acabará absteniéndose o votando en contra. Este escenario no es el más adecuado para el PSC que correrá el riesgo de que se rompa la unidad de voto dentro de sus filas. El debate sigue abierto.