Si crees que votar una vez cada cuatro años no es suficiente, este es tu sitio. Participar (más y mejor) nos reconcilia con nuestra condición de ciudadanos, pero no sólo eso. Participar aumenta la calidad de una democracia representativa que ha colapsado y nos permite tener mayor capacidad para la resolución de unos problemas aparentemente malditos. Porque la participación ciudadana es la mejor herramienta en nuestras manos para dotar de inteligencia a unas políticas públicas que nos van a afectar sí o sí, tanto si tomamos partido como si no. Al fin y al cabo, nunca el más sabio de los sabios tomará una decisión más sabia de la que pueda tomar el conjunto de la comunidad.
Daniel Tarragó y Gerard Quiñones (sociólogo el primero, politólogo el segundo, y a pesar de ello, amigos) llevan 15 años abriendo puertas y ventanas de instituciones españolas y latinoamericanas. Ahora abren este espacio para compartir mensualmente sus aprendizajes y experiencias. Y, no nos engañemos, para insistir en que la participación ciudadana no es una alternativa: es una necesidad.
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