El distrito de Sarrià-Sant Gervasi es el más adinerado de Barcelona, una zona habitualmente tranquila y sin incidentes. Pero la empresa de desalojos ilegales Desokupa irrumpió con el anuncio de que este jueves actuaría a las bravas para desalojar dos inmuebles okupados que, supuestamente, estaban causando problemas de convivencia en la plaza de la Bonanova. Se han producido momentos de tensión, pero el escenario deseado de batalla campal a las puertas de las elecciones municipales no se ha producido debido a un dispositivo de los Mossos d'Esquadra.
Desde principios de año, partidos como Valents o Ciudadanos han estado realizando actos en el barrio y generando una tensión que los vecinos aseguran que no existía antes de que llegaran los políticos. La entrada de Desokupa en el juego ha caldeado todavía más el ambiente. Daniel Esteve, director de la empresa, lleva diez días amenazando a los okupas y compartiendo información sobre presuntos ataques. Esteve aseguró que se iban a desahuciar las fincas a pesar de no contar con una orden judicial.
Pero, poco más de 24 horas antes de la cita, Esteve anunció: “No se va a desalojar nada porque no quiero heridos”. Aún así, la empresa mantuvo la convocatoria, que ha sido contestada con otra concentración en defensa de los inmuebles okupados. La fecha escogida para este desahucio frustrado no es baladí. Mientras se daban estos disturbios, en otras zonas de Barcelona daba comienzo la campaña electoral.
Por un lado, antifascistas. Por otro, vecinos y miembros de Desokupa. Y, en medio, los Mossos d'Esquadra. El amplio dispositivo policial ha evitado el choque de las dos marchas. Muestra de la connotación política de la convocatoria, en la manifestación de Desokupa se han oído cánticos con insultos contra Ada Colau. La policía catalana solo ha tenido que intervenir cuando la manifestación de colectivos antifascistas ha intentado romper sin éxito el cordón policial.
Desokupa no ha podido -o no ha querido- desalojar los inmuebles. Algo que, según abogados consultados, era de prever, ya que acceder por la fuerza a las fincas, esquivando los cordones policiales, para ejecutar un desahucio ilegal habría sido constitutivo de delito de coacciones y de violación de domicilio. Pero la semilla del conflicto ya estaba sembrada y los frutos los han recogido diversos partidos políticos de derecha y extrema derecha, que han hecho del caso de la Bonanova un tema muy presente en sus discursos.
Sin conflictos hasta que se acercaron las elecciones
La Ruïna y el Kubo son las dos fincas okupadas. La primera funciona como centro social, en el que hay biblioteca, se reúnen entidades y se celebran actividades. En el segundo vive cerca de una decena de personas. Hace siete años que los inmuebles, propiedad de la SAREB, están habitados por jóvenes, la mayoría de ellos del barrio. “Se han criado aquí, pero no pueden alquilar por los altos precios. Estas fincas son la única manera de garantizar que haya gente joven en la Bonanova”, aseguran desde el sindicato de vivienda del barrio.
Las fincas no eran del agrado de todos los vecinos de la zona, pero desde el sindicato aseguran que “nunca había habido problemas”. Desde esta entidad aseguran que el conflicto ha llegado a medida que se han ido acercando las elecciones. La Asociación de Vecinos también achaca las hostilidades a “la presencia de partidos políticos” y reiteran que nunca les han llegado quejas. Lo sucedido estas semanas no se entiende, dicen, sin “los intereses partidistas” de aquellos que “sólo quieren votos”.
El 23 de marzo había una orden de desahucio para el Kubo, pero fue suspendida por la jueza debido a la falta de “garantías de seguridad”. Según los Mossos d'Esquadra, la única manera de realizar el desalojo era hacerlo a la vez en ambas fincas, para evitar “el efecto traspaso”. Este mismo jueves, el juez ha rechazado la petición de desalojo exprés de La Ruina solicitada por la Sareb, ya que ley obliga a escuchar a los okupantes, que están debidamente personados en el procedimiento.
El desahucio frustrado convirtió en noticia el caso del Kubo y la Ruïna. Hasta entonces no se habían vivido incidentes destacados, pero partidos como Ciudadanos o Valents lo recogieron como ejemplo para sus discursos de campaña, en los que alertan sobre el incremento de la inseguridad en la ciudad y claman contra ocupación, aunque es un fenómeno que se ha reducido un 17% respecto a 2019.
A pesar de los datos, Eva Parera, candidata de Valents, ha basado gran parte de su precampaña en este tema, hasta el punto de que lleva desde principios de año realizando actos frente estos dos edificios de la Bonanova y ante Can Vies, el centro social ocupado cuyo desalojo provocó fuertes disturbios en 2015. Ambos espacios están en zonas conservadoras y bienestantes, con una renta por encima de la media barcelonesa. En las pasadas elecciones fueron un feudo de Junts, pero también son los dos únicos distritos de Barcelona con secciones censales ganadas por PP o Vox.
Así pues, se trata de barrios en los que los vecinos pueden ser receptores del discurso securitista de los partidos de derecha o extrema derecha. Conscientes de esto y viendo que las encuestas no les auguran suficientes votos como para entrar en el Ayuntamiento, Valents y Ciudadanos se hicieron muy presentes en la Bonanova, donde llegaron a convocar manifestaciones contra la ocupación cada martes. Pocas semanas después, a estos actos se sumó también Vox.
“Fue entonces cuando llegaron los ataques por parte de vecinos, que comenzaron a tirar botellas y piedras a las casas e, incluso, intentaron incendiar el huerto”, relatan desde el sindicato de vivienda. Un huerto en el que, hasta hace pocos meses, participaban algunos vecinos. Como respuesta, colectivos ocupas y antifascistas también organizaron manifestaciones que algunas noches se zanjaron con enfrentamientos. La situación obligó a los Mossos a establecer presencia policial permanente en la zona.
Así, un caso que no había salido de las fronteras del barrio de la zona alta de Barcelona acabó convirtiéndose en un tema de campaña. Pero todo cambió cuando Desokupa decidió saltar también al ruedo y Esteve anunció que ofrecería sus servicios quedaba un mes justo para las elecciones. La proximidad de los comicios y la entrada en juego de una empresa que se ofrecía para ejecutar un desahucio extrajudicial por la fuerza alejó a algunos partidos.
Anna Grau, candidata de Ciudadanos, se desvinculó del líder de Desokupa -a la vez que seguía haciendo campaña- con lemas como “Ni Colau ni Desokupa: Seguridad y Libertad”. Por su parte, Daniel Sirera, alcaldable del PP, también se ha querido alejar de la empresa y pidió por carta a la alcaldesa que mediara para conseguir un desahucio avalado por la Justicia. Los únicos que no se han mostrado abiertamente contrarios al desalojo ilegal de Desokupa son Valents y Vox.
Bajo la amenaza de Desokupa
“Empieza la caza”. “Tic-Tac, ratitas”. Estas son algunas de las afirmaciones que el director de Desokupa ha realizado en su cuenta de Instagram, refiriéndose a los miembros de La Ruïna y El Kubo. Desde que anunció que pretendía desalojarlos, la cuenta de la empresa ha estado dedicada, casi en exclusiva, a las dos fincas.
Desde entonces, se han sucedido diversos vídeos que han ido caldeando el ambiente, asegurando que la acción de Desokupa contaría con 50 trabajadores y “miles” de personas, venidas de “toda España con autocares como para llenar el campo del Barça”. A pesar de asegurar que su intención no era cometer delitos, también lanzaba mensajes como “van a arder las calles”, afirmando que les acompañarían “profesionales de una empresa de seguridad, con chalecos, cascos y perros”.
De la misma manera, Esteve ha ido publicando fotografías de presuntos habitantes de las fincas okupadas, asegurando que eran los autores de diversos ataques a vecinos y vecinas del barrio. Según el fundador de Desokupa, los okupas habrían perpetrado agresiones a menores “con palos”, y habrían salido a la calle a “sembrar el terror” armados con hachas y cascos de moto.
Esteve sustenta estas afirmaciones con vídeos que le habrían sido facilitados por los vecinos y que él mismo ha cedido a algunos medios de comunicación. “Tenemos fotos y parte de lesiones. Todo listo para presentar denuncia”, asegura. Los Mossos presentaron este miércoles ante el juzgado de guardia un oficio sobre el conflicto pero sin denunciar directamente a Esteve por sus amenazas vertidas en redes sociales.
Por su parte, miembros de las fincas ocupadas aseguran que no ha habido ninguna agresión a ningún vecino y que los vídeos en los que se muestran personas heridas o jóvenes armados con hachas no son actuales.
La intimidación a través de redes sociales es una de las estrategias de esta empresa, que durante años ha sido aupada por medios de comunicación y partidos de derecha y extrema derecha. De esta manera, intentan amedrentar a los supuestos okupas para que salgan de la finca sin tener que recurrir a la presencia de los trabajadores, todos hombres hipermusculados que no dudan en compartir por redes sus entrenamientos en artes marciales y técnicas de combate.
Esta vez, Desokupa no ha actuado, pero porque el desalojo no era el objetivo de la noche. Lo que se buscaba era encender la mecha y dar alas a ciertos partidos para sustentar la narrativa de que la ocupación es un problema en Barcelona.