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OPINIÓN

¡Desconectemos las eléctricas, ganemos la libertad!

Imagen de archivo de unas torres eléctricas al amanecer . EFE/ Kim Ludbrook

Raül Romeva i Rueda / Sílvia Casola

Vicesecretario general de Prospectiva y Agenda 2030 de ERC / Secretaria de Transición Ecológica y Vivienda de ERC —
8 de octubre de 2021 06:00 h

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Hoy, viernes 8 de octubre, de 22 a 22.30h., los partidos soberanistas y entidades sociales han convocado un apagón eléctrico masivo y una cacerolada. Se trata de exigir al estado español medidas efectivas contra las constantes subidas del precio de la luz y otros servicios básicos, y el fin de un modelo concentrado en pocas manos que actúa contra el bienestar de la mayoría y contra el territorio.

'Desconecta las eléctricas' es una acción necesaria ante la gran estafa de las eléctricas perpetuada por los grandes oligopolios energéticos, con el permiso del PP y PSOE, que nutren los consejos de administración con ex ministros y presidentes.

La liberalización del mercado eléctrico español ha provocado un fuerte crecimiento del precio, acentuado los últimos meses, logrando niveles insólitos. El estado español se ha convertido en el territorio de la UE con el precio de la energía más caro. Se trata de un sistema perverso que vuelca miles de familias a la pobreza energética mientras que llena los bolsillos de unos pocos.

Nuestra adicción a los combustibles fósiles no se sustenta ni desde un punto de vista climático ni geopolítico. La principal lección que deberíamos extraer de todo es que hay que apostar por las renovables, que son la fuente energética más competitiva y la que nos permite una mayor soberanía energética.

Estamos ante una crisis de alcance mundial, pero donde la responsabilidad estatal es determinante. La solución exige una mirada colectiva y ambiciosa. El Pacto Verde Europeo debería conducirnos hacia un modelo más justo. Es necesaria una fiscalidad que redistribuya la riqueza de modo más equitativo. Sin justicia social, no habrá transición energética, y sin transición energética, nuestras sociedades se verán inmersas en una situación catastrófica.

Ante tal situación, la respuesta del estado español ha sido, una vez más, parcial y coyuntural. Las medidas impulsadas demuestran ser del todo ineficaces para controlar las constantes subidas de los precios. A las puertas de un nuevo invierno, esta situación es especialmente grave y preocupante. Miles de familias, personas mayores que viven en soledad, empresas y autónomos que todavía no han superado los efectos de la crisis causada por la pandemia, verán agravada su situación.

Hay que garantizar los indicadores esenciales de bienestar de la ciudadanía como base para la cohesión social. Por este motivo la soberanía energética está relacionada con la necesidad de contar con las herramientas de un estado republicano. Estado, sí. Republicano, también. Porque en una situación de emergencia social, necesitamos todas las herramientas posibles para dar respuesta a las familias con medidas de carácter estructural y ausentes de cálculos electorales. Regular el precio de los alquileres, prohibir los desahucios ante los abusos de los grandes tenedores o garantizar un precio de la energía justo son solo algunas de las medidas que deben ser tomadas con celeridad y sin miedo.

Aun así, estas medidas de urgencia podrían ayudar a paliar la crisis, pero en ningún caso la resolverán. En lugar de afrontar el debate de fondo (la necesidad de establecer un nuevo modelo energético más justo y que haga frente la crisis climática), el ejecutivo español evita desafiar a los grandes oligopolios y dificulta la creación de espacios y la capacidad de acción a proyectos basados en la soberanía, la autosuficiencia y el ahorro energético.

Reclamamos tener las herramientas que hoy nos faltan para poder encarar con garantías nuestra responsabilidad global, la que se deriva de la Agenda 2030. Queremos hacer efectivo nuestro compromiso con la lucha contra el cambio climático y la rebaja de las emisiones. Todo ello pasa -lo sabemos- por un cambio de hábitos en el consumo energético. Para entender que tenemos que gestionar la demanda, antes que la oferta. Porque la energía más verde es aquella que no consumimos. Entendemos que la esencia de un cambio de modelo radica en el pago por el consumo y no por la potencia contratada, por incentivar el ahorro, apostar por la energía de origen 100% renovable y fomentar la soberanía energética y el autoconsumo, tanto a nivel familiar como empresarial.

En síntesis, denunciamos, una vez más, esta gran estafa y nos plantamos ante las grandes eléctricas que secuestran el mercado y bloquean los cambios que necesitamos con la complicidad del Estado. Hoy, 8 de octubre, apostamos por la oscuridad para poner luz a la libertad.

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