El día después de la tormenta de granizo en La Bisbal: “Parecían bombas al estallar contra el techo”
No es un día normal en La Bisbal d’Empordà (Girona). Los vecinos de la localidad llevan toda la mañana haciendo gestiones con seguros, peritos y demás por las consecuencias de la tormenta de granizo que se registró a última hora de la tarde de este martes y que ha acabado con la vida de una niña de 20 meses. Además, 67 personas han tenido que ser atendidas por heridas de diversa consideración y una mujer continúa ingresada.
Coches, cristales, género de diferentes comercios… Las piedras de hielo que caían del cielo alcanzaron un récord en los registros, de hasta 11 centímetros de diámetro y los desperfectos causados en sólo quince minutos tardarán varios días - o semanas- en arreglarse. “Ahora mismo hay bastante caos: grúas llevándose coches, servicios saturados y mucha gente intentando solventar todo lo que causó el granizo”, cuenta Arnau, que en el momento de la tormenta volvía de la playa en coche. “En la carretera ya caían piedras del cielo, pero cuando llegamos a La Bisbal vimos que las bolas de hielo tenían el tamaño de una manzana o incluso más grandes”, relata este vecino de la localidad. Según entraban en el municipio veían más coches destrozados, cornisas descolgadas o tejados rotos. Uno de sus coches está “completamente abollado” y tiene la luna trasera “reventada”. “En nuestra casa, además, se ha roto una claraboya y se han partido las tejas del tejado, cosa que también les ha pasado a muchos vecinos”, lamenta.
“Parecían bombas al estallar contra el techo”, cuenta Marce, trabajadora de Cerámicas Bosch, sobre el granizo. Lleva toda la mañana intentando trasladar las piezas afectadas a una parte más segura de la tienda. La parte más antigua del techo es de uralita y hoy “parece un queso”, debido a los agujeros causados por las bolas de hielo. Cuando comenzaron los impactos, varias placas se soltaron y cayeron encima de las piezas de cerámica y Marce y su compañero corrieron a resguardarse bajo el mostrador. “Ahora, el problema es si llueve, porque pueden soltarse más placas y estropear más productos”, cuenta.
“Fue brutal”, coincide Loli, que trabaja en el Hotel Mar de Tasmania, y que asegura que ella no había visto algo así en sus más de 50 años de vida. “Hubo mucho pánico”, relata. Su coche también ha sufrido desperfectos, pero le quita importancia: “El material y los coches no son un problema porque tarde o temprano se pueden arreglar, lo malo es cuando afecta a las personas, como a la cría que ha fallecido. El daño humano podría haber sido mucho peor”.
Récord histórico en Catalunya
Las tormentas y el granizo a finales de verano en Catalunya son algo habitual. Pero lo inusual de las precipitaciones en La Bisbal ha sido el tamaño de las piedras de hielo, que ha batido el récord histórico en la comunidad. “Ha llegado a los 11 centímetros, una medida que no se ha recogido desde que tenemos registros. El precedente son 7 centímetros de diámetro”, explica a elDiario.es Santi Segalà, jefe de Predicción del Meteocat, donde llevan dos semanas de avisos de tormentas aunque sin prever estas bolas de granizo.
El tamaño del hielo, cuenta, es fruto de de “varios ingredientes”: un verano con temperaturas elevadas en toda Europa, el aumento de la temperatura del agua del mar de hasta tres grados por encima de la media y “una perturbación que generó un poco de aire frío y alimentó esta nube de tormenta procedente del sur de Francia que llegó a alcanzar la altura de 17 kilómetros, lo cual es una barbaridad”.
Aunque desde MeteoCat no pueden concluir que esta tormenta haya sido consecuencia del cambio climático, sí que encaja con lo que señalan algunos informes sobre el mismo. “El cambio climático hace que los periodos cálidos sean cada vez más intensos y más frecuentes, que cada vez haya más sequía acumulada y durante más tiempo y que cada vez haya más fenómenos meteorológicos extremos”, alerta.
“Veremos cómo responden ahora las aseguradoras, pero nos estamos planteando pedir la declaración de zona catastrófica”, ha detallado la alcaldesa de La Bisbal, Carme Vall Clara, este miércoles por la mañana. En la capital del Baix Empordà “todavía estamos asumiendo el alcance de los destrozos”, detalla la alcaldesa, que apunta que entre los edificios dañados está el propio ayuntamiento, donde se rompió por varios sitios la claraboya y una cristalera de colores quedó agujerada. También han quedado dañados el Museo de Cerámica, la oficina de Hacienda y el Centro de Atención Primaria (CAP), edificios donde se rompieron varios cristales, como muchos otros edificios residenciales del municipio.
En la rueda de prensa junto a la alcaldesa y la Consellera de la Presidencia Laura Vilagrà, el vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró, ha explicado que se están evaluando los efectos de la granizada para poner en marcha los mecanismos para repararlos. “El cambio climático no es una broma, es responsabilidad de todos”, ha alertado.
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