Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.
Ghana, la creatividad del África viable
De Ghana se habla poco en la prensa occidental y eso, curiosamente, es buena señal. Se trata de uno de los países más estables, democráticos y libre de incidentes, y también de uno de los más prósperos del África occidental. Por eso, una visita por Ghana acaba siendo una experiencia inolvidable de creatividad, vistosismo y algarabía africanas en un entorno menos caótico y más asequible. Un viaje al África que sueña en presente.
Para descubrir lo esencial de la historia de Ghana, el primer país de la región que accedió a la independencia, en 1957, nada mejor que una visita al mausoleo de Kwame Nkrumah, el líder que guió al país en sus albores y uno de los grandes defensores del panafricanismo. Una gran avenida con dos estanques flanqueados con estatuillas de unos arrodillados tocadores de “abein”, el instrumento de cuerno que se hace soplar para rendir honores a un personaje carismático, conduce al monumento en el que descansa Nkrumah para la eternidad desde 1992, cuando su figura fue rehabilitada públicamente.
El parque homenaje a Nkrumah se ubica en el antiguo campo de polo, que en época colonial no admitía la presencia de los negros, y prácticamente al lado de la inmensa plaza de la Independencia, ancha para admitir imponentes desfiles militares y con gradas que la rodean y tapan la vista al mar. La plaza es la única reminiscencia estética de veleidades prosoviéticas y de regímenes autoritarios, que fueron parte de la historia de Ghana.
Libre de guerras con vecinos, promoviendo instituciones democráticas desde 1992, con niveles de delincuencia razonablemetne buenos, Ghana avanza hacia el futuro con menos incertezas que muchas naciones que la rodean. Y con orgullo. Ghana enarbola la bandera de la diáspora y es el hogar que muchos afroestadounidenses han elegido para instalarse en África y descubrir sus raíces.
Algunos apartamentos de lujo con vistas al mar hablan de los nuevos moradores del país, que regresan siglos después de que sus ancestros hubiesen sido llevados a América como esclavos. No es de extrañar que Ghana fuera el destino del primer viaje de Barack Obama cuando fue elegido presidente de los Estados Unidos en 2008. Ghana es una democracia estable desde 1992, cuando el dictador Jerry Rawlings decidió someter su presidencia a las urnas y supo desaparecer de la escena pública. Si se analizan sus vecinos en el Golfo de Guinea (Costa de Marfil, Togo, Burkina Faso, Sierra Leona, Liberia…), la trayectoria tiene mérito.
Los antiguos fuertes donde se encarcelaba a los esclavos antes de fletar esas galeras del terror al Atlántico son una de las principales visitas turísticas de Ghana, la antigua Costa de Oro de la época colonial, un país bendecido con magníficas playas en su extenso litoral. Y las comuniaciones por carretera, aunque mucho más lentas que las de Europa, no son de las peores de África. Ghana fue uno de los mercados de esclavos más importantes para el Nuevo Mundo. Un importante productor de oro después y, ahora, una nueva meca del petróleo en África, que ha despertado un boom inmobiliario.
Accra es una capital apacible y hasta cierto punto segura. También es calurosa y está afectada por atascos de tráfico impropios de sus dimensiones medianas, pero presenta una escena cultural y musical atractivas. El país también cuenta con el legado cultural del imperio Ashanti y con una de las artesanías textiles más preciadas de toda África.
Una aldea digna para visitar en Accra es Teshi, soñolienta como todas y, a la vez, encantadora. Los comercios se alinean a lo largo de la carretera principal, de forma colorista, con carteles pintados a mano, anuncios de cabelleras trenzadas perfectas, y cuadros para adornar paredes con personajes famosos.
El mar ni se intuye, pero está a menos de un kilómetro. En la costa hay las barcazas de pescadores y un barrio degradado con chabolas de techos de hojalata. Y afloran talleres artesanales donde se elaboran ataúdes en forma de avión, de latas de refresco o hasta de pianos. Es una singularidad más de Ghana, un ejemplo de África viable, posible y atractiva.
Vueling ofrece vuelos semanales desde Barcelona a Accra a partir de junio y durante el verano.
De Ghana se habla poco en la prensa occidental y eso, curiosamente, es buena señal. Se trata de uno de los países más estables, democráticos y libre de incidentes, y también de uno de los más prósperos del África occidental. Por eso, una visita por Ghana acaba siendo una experiencia inolvidable de creatividad, vistosismo y algarabía africanas en un entorno menos caótico y más asequible. Un viaje al África que sueña en presente.
Para descubrir lo esencial de la historia de Ghana, el primer país de la región que accedió a la independencia, en 1957, nada mejor que una visita al mausoleo de Kwame Nkrumah, el líder que guió al país en sus albores y uno de los grandes defensores del panafricanismo. Una gran avenida con dos estanques flanqueados con estatuillas de unos arrodillados tocadores de “abein”, el instrumento de cuerno que se hace soplar para rendir honores a un personaje carismático, conduce al monumento en el que descansa Nkrumah para la eternidad desde 1992, cuando su figura fue rehabilitada públicamente.