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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La ruta de la liberación de París

París, ciudad de paseos, enamora al caminante a cada verano. Y para andar, nada mejor que las riberas del Sena. El recorrido clásico, por la monumentalidad del margen derecho y la solemnidad del Louvre, suele ser suficiente para absorber la atmósfera de la capital francesa, pero una buena alternativa es hacer el tramo del boulevard Henri IV hasta el Ayuntamiento, el lugar de trabajo de la primera mujer alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, de origen español.

Precisamente Hidalgo, en su época de teniente de alcalde y coincidiendo con el primer mandato de José Luis Rodríguez Zapatero en el gobierno español, impulsó ese paseo, que es la parte final de la llamada Ruta de La Nueve, la ruta de la liberación, el recorrido de la columna que firmó la derrota de los nazis en París, una avanzadilla formada casi exclusivamente por republicanos españoles empujados al exilio.

Una placa en el boulevard Henri IV rememora la participación de los españoles en la liberación de París, un hecho que fue olvidado durante décadas. En España, por motivos obvios en pleno franquismo. En Francia por el prurito de no menguar la “grandeur” y reconocer que los que se enfrentaron a la última resistencia del régimen hitleriano fueron aquellos españoles a los que Charles De Gaulle prometió una ayuda que nunca se concretó para luchar contra el franquismo una vez acabada la Segunda guerra mundial.

Para los más puristas, la verdadera ruta de La Nueve empieza en la Porte d’Italie, en la margen izquierda del Sena, más al este del Barrio Latino que ganaría popularidad con la bohemia y las revueltas estudiantiles de los sesenta. Luego atraviesa el distrito 13, que no es uno de los más turísticos de París, aunque está lleno de instituciones culturales en los Jardins des Plantes conforme uno se acerca al río.

Los brigadistas españoles atravesaron el Sena por el puente de Austerlitz, donde otra placa evoca la liberación, que se revive cada 24 de agosto. Del puente, el más ancho de todos los que se han levantado en la capital francesa, se llega casi directamente al boulevard de la Bastille, en paralelo al canal de Saint-Martin, que puede ser uno de los desvíos de esta ruta más recomendables, un paseo por el corazón del republicanismo francés.

La plaza de la Republique y los alrededores, como el boulevard Richard Lenoir, permiten ver un París mundano y alternativo, un barrio dinámico con una buena oferta de vino, gastronomía y arte, los tres placeres capitalinos fundamentales.

Una vez disfrutado el desvío, se puede volver al Sena pasando por la plaza des Vosges, una de las más melancólicas de París, y la casa de Victor Hugo, el escritor romántico que más enalteció el republicanismo y la causa de los desfavorecidos.

A orillas del Sena otra vez, el Quai de l’Hôtel de Ville conduce directamente, con unas vistas espléndidas a l’île de la Cité y a la catedral de Notre Dame, al Ayuntamiento, donde entró el republicano Amadeo Grané para exigir la rendición de las autoridades nazis ese agosto de 1944, del que se van a cumplir 70 años, y la explícita Esplanada de la Liberación, ya en pleno corazón del París más clásico y majestuoso.

Hay una descripción detallada de la ruta de La Nueve, la compañía que luego siguió su aventura militar hasta Alemania, llegando a liberar el Nido del Cóndor de Hitler, en la web del Instituto Cervantes (http://paris.rutascervantes.es/ruta/lanueve), fruto de la reivindicación que oficializó Anne Hidalgo.

París, ciudad de paseos, enamora al caminante a cada verano. Y para andar, nada mejor que las riberas del Sena. El recorrido clásico, por la monumentalidad del margen derecho y la solemnidad del Louvre, suele ser suficiente para absorber la atmósfera de la capital francesa, pero una buena alternativa es hacer el tramo del boulevard Henri IV hasta el Ayuntamiento, el lugar de trabajo de la primera mujer alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, de origen español.

Precisamente Hidalgo, en su época de teniente de alcalde y coincidiendo con el primer mandato de José Luis Rodríguez Zapatero en el gobierno español, impulsó ese paseo, que es la parte final de la llamada Ruta de La Nueve, la ruta de la liberación, el recorrido de la columna que firmó la derrota de los nazis en París, una avanzadilla formada casi exclusivamente por republicanos españoles empujados al exilio.