Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.
Sarajevo, la ciudad de las mil y una caras
Llegar al centro Sarajevo en coche es un impacto que no se olvida. Las fachadas mordidas por las balas saludan a derecha y a izquierda de la avenida de los francotiradores, como se conoce a una de las arterias principales de la ciudad. Escribir Sarajevo en Google provoca un alud de palabras poco reconfortantes como destrucción, asesinatos, barbarie, hambre ...
Pero Sarajevo, capital de Bosnia Herzegovina, es una ciudad que se esfuerza por maquillar las cicatrices de la guerra, y que sale adelante con el espíritu cosmopolita y cultural que la convirtió en un ejemplo de convivencia.
Alojarse en el centro, cerca del antiguo barrio otomano llamado Bascarsija, permite dejar el coche y descubrir el corazón de la ciudad caminando. (Hay hoteles con precios para todos los bolsillos, y muchas familias que alquilan habitaciones). El punto neurálgico de esta zona es la plaza que acoge la fuente de los viajeros, la fuente Segilj, desde la que se extiende un tendido de calles tortuosas llenas de comercios de todo tipo, cafés (en Bosnia el café es fortísimo) y pequeños restaurantes.
A pesar de ser uno de los rincones más turísticos de la ciudad (y con más souvenirs por metro cuadrado) vale la pena pasar un rato en una de las terrazas y pedir una pivo (una caña) y un cevapi (un plato típico de Bosnia a base de carne asada y cebolla con salsa de yogurt). Entre sorbo y bocado es fácil contemplar la belleza de esta ciudad excepcional.
En Sarajevo, en menos de 400 metros cuadrados encuentras una iglesia ortodoxa, una iglesia católica, una mezquita y una sinagoga. Una combinación que despierta muchas reflexiones.
Historia, cultura y deporte
Sarajevo está llena de historia pero también de futuro. Uno de los paseos históricos indispensables es el que pasa por el puente latino o puente de Princip, que es el escenario que desencandenó el inicio de la Primera Guerra Mundial. Es en este puente donde Gavrilo Princip (entonces un joven nacionalista serbio) asesinó al archiduque del Imperio Austro-Húngaro Franz Ferdinand y a su mujer Sofía.
Y si queremos historia con mucho futuro podemos visitar la recién inaugurada biblioteca de Sarajevo. La mítica Vijenica, uno de los símbolos de la ciudad, ha vuelto a abrir sus puertas después de 22 años de haber sido destruida, durante el asedio que sufrió la ciudad a cargo del general Mladic. La reconstrucción que comenzó en 1996 ha sido larga, pero desde entonces los conciertos y las exposiciones no han abandonado el recinto de una de las bibliotecas más importantes del mundo.
Historia y cultura a parte, Sarajevo es una ciudad rodeada de naturaleza y que invita a hacer deporte (por algo fue Ciudad Olímpica de los juegos de invierno 1984). De hecho, a sólo 28 kilómetros llegamos a la estación de esquí de Jahorina, que en verano permite hacer senderismo y llegar a pueblos donde asan un cordero con leña y sirven unas ensaladas a base de pepino y tomate de los de verdad. La rakia (un aguardiente primo hermano del orujo) suele poner el punto y final de las comidas y las sobremesas en Bosnia.
Ahora bien, si no sois fans de las bebidas fuertes y os apetece una noche de buena cerveza y buena comida a un lugar auténtico, escaparos al restaurante de la Sarajevska Piva, la fábrica de cerveza que durante los más de mil días que duró el sitio de Sarajevo continuó produciendo cerveza y proporcionando agua a los habitantes de la ciudad. La Sarajevska Piva es un símbolo de resistencia e ingenio de una ciudad que sumó una nueva dimensión a la palabra supervivencia.
Sobre este blog
Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.