Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.
Toulouse, la perla rosa y violeta del corazón de Occitania
Los colores Toulouse son el rosa y el violeta. El ladrillo de sus edificios le da el tono rosado, un ladrillo fabricado con las arcillas del fondo del río Garonnne. Y su flor típica, la violeta, es el icono habitual en los grafismos para decorar las tiendas en el casco urbano, además de estar presente en helados y caramelos y también en pétalos flotantes dentro de copas de vinos espumantes.
Son dos colores fuertes, que maridan muy bien entre sí. Una armonía cromática en el mismo tono con que se combinan las diferentes vertientes de crecimiento que la ciudad se trazó para ser una marca cada vez más consolidada.
Como destino turístico del sur de Francia, Toulouse va creciendo a pasos lentos pero definitivos. Casi al mismo ritmo en que crece el aranés como segunda lengua en la región. Cuando pensamos en el sur de Francia, se tiene en mente Carcassone como centro neurálgico de diferentes rutas por territorios cátaros, pueblitos pintorescos entre montañas y valles.
Y Toulouse, que está muy cerca, suele pasar desapercibida. Está muy lejana en el imaginario erróneo del turista. Pero la ciudad se está preparando desde hace un tiempo para obligar al viajero a reconfigurar su imaginario cartográfico y volverse imprescindible cada vez que hablemos y pensemos en el sur de Francia.
La cuna del Concorde
Toulouse tiene todos los números para ser una de las ciudades que más rápido crece en Francia: es una ciudad universitaria, tiene buena calidad de vida y el turismo no llega a colapsar, en absoluto, ningún ámbito de la cotidianeidad de sus habitantes.
Y por si todo esto fuera poco, alberga un núcleo industrial único en Europa. Uno de los motores más importantes de su crecimiento es el predio de 700 hectáreas que la empresa Airbus dispone para ser una de las empresas de fabricación de aviones más grandes del mundo. Muy famosa en el pasado por haber creado el supersónico Concorde y también en el presente por su Air 180, el único avión de dos pisos completos de todo el mundo.
Toulouse siempre tuvo un turismo que podría definirse como turismo laboral, aunque suene paradójico. Técnicos e ingenieros que se instalaban durante unos meses para trabajar en alguna de las fases del montaje de un avión (la mayoría ingleses, alemanes y españoles) y que se alojaban en hoteles, comían en restaurantes y generaban un impacto económico propio de turistas.
Pero la ciudad sabe que puede aspirar a más y parte de la solución derivó de la misma industria aeronáutica, porque desde enero de 2015 se puede visitar Aeroscopia, el museo oficial de la empresa Airbus, una de las principales atracciones turísticas de la ciudad actualmente.
Se encuentra montado en uno de los hangares de la fábrica, a 10km del centro de Toulouse, con aviones de diferentes épocas que pueden conocerse por dentro, desde el mítico Concorde hasta aviones militares y un A300B que, además de la clásica fila para pasajeros, también cuenta con una suite en el fondo con cama doble, ducha y cocina para servicios ejecutivos.
Un museo único en el mundo y que es la punta del iceberg de una empresa en la que trabajan más de 60.000 personas. Tanta gente, que uno de los apelativos de Toulouse, además de “Ciudad Rosa”, es el de “Airbus City”, ya que dicen por aquí que todo el mundo conoce al menos a una persona que trabaja en algún sector de Airbus.
El Plan Busquets
Muchos rincones del centro de la ciudad están en pleno proceso de reformas. El proyecto lo encabeza el arquitecto y urbanista catalán Joan Busquets, quien ha trazado un plan con la idea de mejorar las condiciones de recepción al turismo y evitar que este impacto redunde en problemas de convivencia con los habitantes, como ya está sucediendo en ciudades como Barcelona o Venecia.
La orilla del río Garonne es la columna vertebral del cambio, con la proyección de paseos y de diferentes accesos para aprovechar al máximo esta zona natural para actividades recreativas. Y, al mismo tiempo, se busca intensificar un ida y vuelta más constante entre ambas orillas, con la construcción de puentes peatonales y nuevos muelles para embarcaciones.
Es extraño que, a diferencia de otras ciudades francesas como Nantes o la misma París, en Toulouse no se hayan tenido en cuenta el intercambio entre las dos orillas que divide el río ni se hayan construido la suficiente cantidad de puentes para tal fin. Quizás haya influido el hecho de que al otro lado del río esté la parte inundable de la ciudad, donde nadie nunca quería vivir.
Dos viejos edificios aún en pie son testimonio del paso de la tempestad. El antiguo hospital Le Grave, donde nació Carlos Gardel, y el viejo Hotel Dieu, antiguo hospicio que albergaba a los mendigos, prostitutas y todo lo que en la Edad Media se consideraba “indeseable”. Ambos se inundaron en reiteradas oportunidades, pero ahora el hospital está siendo restaurado a través de un proyecto que lo convertirá en un centro cultural con restaurantes y bares. El hospicio, por su parte, es propiedad de los laboratorios Pierre Fabre y se mantiene en actividad para la investigación farmacéutica.
Y ninguno de los dos volvió a inundarse, luego de algunas obras de ingeniería hidráulica que se hicieron en la zona. Y con este mega-plan arquitectónico de Busquets se buscará dotar de nueva vida a este sector del río, al mismo tiempo que se reubicarán los ejes de circulación de algunas calles, con el objetivo de que el tránsito de peatones en el casco viejo sea bastante más fluido que ahora.
El aranés
En Catalunya Nord, sobre todo en Perpignan (capital histórica de Rosellón) las políticas de protección lingüística y de promoción del catalán vienen funcionando desde hace mucho tiempo. Durante los últimos años, la ciudad de Toulouse, actual capital de la región de Occitania, ha seguido esta corriente y cada vez cobran más fuerza las iniciativas para enseñar y promover el aranés como segunda lengua.
En las calles de Toulouse se pueden ver carteles con los nombres de las calles y de las estaciones del Metro en francés y en aranés. Y ya están funcionando cinco escuelas primarias y una secundaria, todas bilingües, en un sistema de cooperativas sostenidas por los propios padres de los alumnos, que quieren que el aranés deje de ser una lengua asociada con los abuelos y comience a ser apropiada por los más jóvenes.
De momento, el gobierno francés sigue sin reconocer al aranés como una lengua. Esto significa que más allá de permitir la cartelería bilingüe en algunas ciudades, no existe ningún apoyo ni iniciativa concreta del ámbito gubernamental que se destine a la promoción de la lengua.
Bon appétit
Como toda ciudad francesa, las tiendas de quesos y de vinos son visitas insoslayables. Hay una cada dos o tres calles, decoradas con el mismo cuidado que se le pone a una boutique o una tienda de diamantes. Podemos estar horas probando y conociendo la inmensa variedad de estos productos y sus infinitos maridajes.
Dentro del mercado Víctor Hugo se concentra lo mejor de la oferta gastronómica de Toulouse. Además de una gama inacabable de vinos y de quesos, el exquisito cassoulet y el pato en sus diferentes variantes de magret y foie, siguiendo con conejos de criadero, pescados frescos, embutidos, dulces y mucho más.
Otro punto clave en el crecimiento económico de Toulouse tiene que ver con la industria agro-alimentaria, teniendo en cuenta que alrededor de la ciudad hay muchas hectáreas de campo productivo, algo poco habitual en las grandes ciudades europeas. Actualmente, se está trabajando en una línea nueva de insectos comestibles, imitando una tendencia que ya es costumbre en muchos países del sudeste asiático.
Petit city tour
La basílica de San Saturnino tiene la particularidad de ser románica y enorme, más grande incluso que la propia catedral de Toulouse. Esto se debe a que es un punto de peregrinación en el Camino de Santiago, tal vez en homenaje al martirio del monje Saturnino, que en el año 250 DC fue atado vivo a un toro y arrastrado hasta el lugar donde se levantó la iglesia en su honor, muerto y mártir.
La playa mayor de la ciudad recibe el nombre de Plaza del Capitol y alberga el edificio del Ayuntamiento y, en una de sus alas laterales, a la Ópera de Toulouse. Una coincidencia arquitectónica poco habitual para un teatro de ópera y con el prestigio musical que tiene éste de Toulouse en particular.
En las galerías laterales a la plaza, en sus techos, están las denominadas “galerue”, un juego de palabras entre “galerie” y “rue” que denominan a las galerías en la calle. Aquí aparecen pintados los personajes y momentos emblemáticos de la ciudad, una manera bastante original de contar la historia de Toulouse, con pinturas en los techos.
En el número 4 de la Rue du Canon d’Arcole nació Carlos Gardel como Charles Romuald Gardes, un hito que resulta una paradoja en la biografía de la voz universal del tango: nacer en la capital europea de la industria aeronáutica y morir en un accidente de avión.
Vueling vuela de Barcelona a Toulouse.
Los colores Toulouse son el rosa y el violeta. El ladrillo de sus edificios le da el tono rosado, un ladrillo fabricado con las arcillas del fondo del río Garonnne. Y su flor típica, la violeta, es el icono habitual en los grafismos para decorar las tiendas en el casco urbano, además de estar presente en helados y caramelos y también en pétalos flotantes dentro de copas de vinos espumantes.
Son dos colores fuertes, que maridan muy bien entre sí. Una armonía cromática en el mismo tono con que se combinan las diferentes vertientes de crecimiento que la ciudad se trazó para ser una marca cada vez más consolidada.