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Día Internacional de las Mujeres: reivindicar para poder celebrar

Dicen que el día 8 de marzo se “celebra” el Día Internacional de las Mujeres. La primera pregunta sería qué es lo que exactamente hay que celebrar, suponiendo que haya que celebrar algo. ¿Acaso se celebra la brecha salarial que hace que percibamos un 25% menos que los hombres? ¿O bien que ocupamos los contratos más precarios y con una menor protección social del conjunto de la sociedad? ¿Se celebra las dificultades que ponen la mayoría de empresas para poder conciliar la vida laboral y familiar en condiciones de dignidad? ¿O que cada vez aumentan más las situaciones de violencia contra las mujeres? Yo creo que no. Sin embargo, hay que preguntarse qué es lo que, en el día 8 de marzo, hace que coincidan tantos políticos –de tan diverso signo- que “felicitan” a las mujeres como si de un cumpleaños se tratase. Muchos de ellos adoptan esta posición condescendiente, pueril, desde la posición de prepotencia y superioridad que otorga el poder a quien lo detenta pero que, sin embargo, no tiene ninguna intención de cambiar las cosas. Y es que las cosas no se cambian con una simple felicitación. Perdone, ¿de qué me felicita usted? Revisemos la historia y actuemos para lograr la igualdad efectiva.

Hay varias respuestas históricas a la elección de este día como Día Internacional de la Mujer, una de las más extendidas es el asesinato en el lugar de trabajo llevado a cabo por el empleador de la fábrica Sirtwoot Cotton de Nueva York, como reacción criminal a la lucha sindical protagonizada por las aproximadamente 130 trabajadoras de su fábrica. La mayoría eran mujeres pobres, inmigrantes y muchas de ellas enfermas por las nefastas condiciones de salubridad en las que desarrollaban su trabajo, por lo que se declararon en huelga con ocupación pacífica de los locales donde desarrollaban su prestación laboral. Su reivindicación era básicamente una jornada laboral digna, una mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo y la equiparación salarial con sus compañeros masculinos. El dueño de la empresa ordenó cerrar puertas y provocar un incendio para que las trabajadoras cesaran en sus reivindicaciones y volvieran al trabajo. La fábrica en llamas actuó como una inmensa ratonera, donde las trabajadoras murieron atrapadas. Los barrotes de las ventanas impidieron a las trabajadoras salir al exterior, muriendo calcinadas. Las telas en llamas desprendían un color lila, el color que hoy en día simboliza la lucha de las mujeres por la igualdad de oportunidades.

Estas trabajadoras, como tantas otras, visibles o invisibles, famosas o anónimas, nos han dejado un legado muy importante que hemos de continuar manteniendo vivo a través de la reivindicación. Porque, para celebrar, tenemos primero que reivindicar nuestros derechos. Empezando por la dignidad, la igualdad y la libertad de todas las mujeres. Ahórrense felicitaciones si no es para ayudarnos a conseguir los derechos que nos pertenecen como seres humanos. Muchas gracias.

Dicen que el día 8 de marzo se “celebra” el Día Internacional de las Mujeres. La primera pregunta sería qué es lo que exactamente hay que celebrar, suponiendo que haya que celebrar algo. ¿Acaso se celebra la brecha salarial que hace que percibamos un 25% menos que los hombres? ¿O bien que ocupamos los contratos más precarios y con una menor protección social del conjunto de la sociedad? ¿Se celebra las dificultades que ponen la mayoría de empresas para poder conciliar la vida laboral y familiar en condiciones de dignidad? ¿O que cada vez aumentan más las situaciones de violencia contra las mujeres? Yo creo que no. Sin embargo, hay que preguntarse qué es lo que, en el día 8 de marzo, hace que coincidan tantos políticos –de tan diverso signo- que “felicitan” a las mujeres como si de un cumpleaños se tratase. Muchos de ellos adoptan esta posición condescendiente, pueril, desde la posición de prepotencia y superioridad que otorga el poder a quien lo detenta pero que, sin embargo, no tiene ninguna intención de cambiar las cosas. Y es que las cosas no se cambian con una simple felicitación. Perdone, ¿de qué me felicita usted? Revisemos la historia y actuemos para lograr la igualdad efectiva.

Hay varias respuestas históricas a la elección de este día como Día Internacional de la Mujer, una de las más extendidas es el asesinato en el lugar de trabajo llevado a cabo por el empleador de la fábrica Sirtwoot Cotton de Nueva York, como reacción criminal a la lucha sindical protagonizada por las aproximadamente 130 trabajadoras de su fábrica. La mayoría eran mujeres pobres, inmigrantes y muchas de ellas enfermas por las nefastas condiciones de salubridad en las que desarrollaban su trabajo, por lo que se declararon en huelga con ocupación pacífica de los locales donde desarrollaban su prestación laboral. Su reivindicación era básicamente una jornada laboral digna, una mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo y la equiparación salarial con sus compañeros masculinos. El dueño de la empresa ordenó cerrar puertas y provocar un incendio para que las trabajadoras cesaran en sus reivindicaciones y volvieran al trabajo. La fábrica en llamas actuó como una inmensa ratonera, donde las trabajadoras murieron atrapadas. Los barrotes de las ventanas impidieron a las trabajadoras salir al exterior, muriendo calcinadas. Las telas en llamas desprendían un color lila, el color que hoy en día simboliza la lucha de las mujeres por la igualdad de oportunidades.