'Dones en Xarxa' promueve los derechos de las mujeres y apuesta por su empoderamiento usando las TIC. Cree en el potencial de internet para alcanzar la igualdad efectiva.
Desde la red, directo al corazón: periodismo del alma
“A Carles Capdevila, in memoriam”.
Cuando alguien sufre, la red puede ser un muy buen espacio de encuentro. Como generadora de emociones, es una herramienta poderosa. Hay mucha gente que se reserva el dolor íntimamente, pero a muchas otras personas compartir el sufrimiento les ayuda a aliviarlo, y esto da la oportunidad a quien los sigue de enviarles mensajes de ánimo y consuelo. Esto es lo que vimos en el transcurso de la enfermedad del periodista Carles Capdevila. Tenía una manera de entender la vida, el trabajo y la relación con la gente que congenia mucho más con una mirada de mujer que con el talante masculino. Y esto lo ha conectado de una manera tan especial con la gente que muchos de nosotros hemos llorado su muerte como si nos hubiera dejado alguien de tu circulo íntimo, alguien de casa. Y es que Carles ha creado un nuevo lenguaje periodístico, en mi opinión, que tiene que ver con contar la vida desde dentro, a partir de escuchar a los demás y observarlos con empatía. La red donde compartía sus artículos ha sido con él -y quiero pensar que también para él- un auténtico soporte vital. Puedo imaginar en los momentos más duros como le debió dar ánimos pensar que lo que escribiría daría calor a tanta gente. Tuvo poco tiempo de comprobarlo, pero en el período final el contacto con su público fue intensísimo, y culminó en una Diada de Sant Jordi gloriosa, donde pudo arañar minutos para cada una de las personas que se le acercaban , consciente de la importancia de ese instante para quien tenía delante. Carles escribía con cuerpo y alma, sobre todo con alma, y eso rezuma en los artículos de la última época, que se convertirán en clásicos de este nuevo periodismo, que alguien deberá ocuparse de bautizar. “Periodismo del alma” podría ser una buena manera de decir. Sólo por eso, este hombre se merece un homenaje de país.
Carles Capdevila, en palabras del presidente del Ara, Ferran Rodés, dejó una huella muy especial, dio un tono femenino al diario, un caso singular en la historia de la prensa ibérica. No puedo estar más de acuerdo. Y es esto lo que nos hace establecer un vínculo poderoso con él, con esta determinada manera de entender y de expresar el mundo, más allá de la estricta actualidad que nos atrapa día a día. La gente que lo apreciamos nos sabemos similares, nos reconocemos porque #somdelAra. Ha creado toda una comunidad a su alrededor, y eso lo pueden decir pocos. Ha sido un influencia, como se dice ahora, muy relevante. Un youtuber avant-la-lettre, si queréis. Algunos -pocos pero desde la tribuna- se lo han mirado de lejos, con mirada displicente y con un tono de superioridad moral: allá ellos. Los padres y madres primerizos han encontrado en sus escritos y monólogos la complicidad desde el humor que les hacía falta, en aquellos momentos de extrema inseguridad en que se agradece cualquier ayuda, venga de donde venga. Todo el mundo destaca la defensa que ha hecho Carles de las personas que trabajan cuidando las otras de manera anónima, eficaz, callada y efectiva. Estos colectivos -enfermeros, maestros, médicos, monitores de actividades infantiles y juveniles- ayer se sentían huérfanos, y le homenajearon de las maneras más diversas. Llegarán otros, estoy segura, y nos reconfortarán. Sus artículos son para esta gente, como aquel libro de oraciones al que el creyente vuelve una y otra vez y no tiene suficiente, o como un tutorial que los guía por esta vida que les ha tocado vivir. Ha conseguido reavivar el orgullo profesional y personal a personas hasta ahora sin nombre, de presencia a menudo transparente. Los ha puesto en primer plano, y ha transformado la conciencia la cual teníamos como sociedad. Ahora cuentan, y es gracias a él.
Carles ha hecho radio, prensa, tele y al final, vídeos de Youtube. De director de periódico pasó a conferenciante de éxito. A saber dónde habría llegado: dicen que tenía que dar una gira americana. No me extraña. Alguien que conecta con el público en directo y a través de la red desde el minuto cero sin decir tonterías es un tesoro, porque no se encuentra muy a menudo. Y en todas partes ha creado un lenguaje propio, y ha creado escuela.
Lo añoraremos, y espero que crezca una multitud de profesionales que siga su maestría. Con las dosis necesarias de entusiasmo, humor, empatía y sensibilidad. #gràciesCarles
“A Carles Capdevila, in memoriam”.
Cuando alguien sufre, la red puede ser un muy buen espacio de encuentro. Como generadora de emociones, es una herramienta poderosa. Hay mucha gente que se reserva el dolor íntimamente, pero a muchas otras personas compartir el sufrimiento les ayuda a aliviarlo, y esto da la oportunidad a quien los sigue de enviarles mensajes de ánimo y consuelo. Esto es lo que vimos en el transcurso de la enfermedad del periodista Carles Capdevila. Tenía una manera de entender la vida, el trabajo y la relación con la gente que congenia mucho más con una mirada de mujer que con el talante masculino. Y esto lo ha conectado de una manera tan especial con la gente que muchos de nosotros hemos llorado su muerte como si nos hubiera dejado alguien de tu circulo íntimo, alguien de casa. Y es que Carles ha creado un nuevo lenguaje periodístico, en mi opinión, que tiene que ver con contar la vida desde dentro, a partir de escuchar a los demás y observarlos con empatía. La red donde compartía sus artículos ha sido con él -y quiero pensar que también para él- un auténtico soporte vital. Puedo imaginar en los momentos más duros como le debió dar ánimos pensar que lo que escribiría daría calor a tanta gente. Tuvo poco tiempo de comprobarlo, pero en el período final el contacto con su público fue intensísimo, y culminó en una Diada de Sant Jordi gloriosa, donde pudo arañar minutos para cada una de las personas que se le acercaban , consciente de la importancia de ese instante para quien tenía delante. Carles escribía con cuerpo y alma, sobre todo con alma, y eso rezuma en los artículos de la última época, que se convertirán en clásicos de este nuevo periodismo, que alguien deberá ocuparse de bautizar. “Periodismo del alma” podría ser una buena manera de decir. Sólo por eso, este hombre se merece un homenaje de país.