“Seremos un Orlando europeo”. El alcalde de Salou, Pere Granados, ha reaccionado con entusiasmo a los primeros detalles que el grupo Hard Rock International ha revelado sobre su inversión en Tarragona para construir un macrocomplejo de ocio y juego. El proyecto, denominado Hard Rock Entertainment World, sustituye el llamado BCN World, y todavía no tiene fecha para empezarse a construir. Las diferencias no son solo de nombre: el macrocomplejo, situado al lado de Port Aventura, se ha reducido a la mitad de las previsiones iniciales del Govern.
Corría septiembre de 2012 y, después del portazo del magnate Sheldon Adelson a construir un Eurovegas en el delta del Llobregat, Artur Mas y el empresario valenciano Enrique Bañuelos, el constructor que llevó a la quiebra la inmobiliaria valenciana Astroc, se sacaron de la manga BCN World.
Las cifras eran mareantes: 1,5 millones de metros cuadrados, 4.500 millones de inversión, seis casinos, 10.000 habitaciones de hoteles, 9.000 tragaperras –en toda Catalunya se calcula que hay unas 35.000– y 40.000 puestos de trabajo para sacar de la crisis a la provincia de Tarragona.
El anuncio terminó en farol en diciembre de 2014. Veremonte, el grupo promotor de BCN World liderado por Bañuelos, anunció que no podía ejecutar la compra de los terrenos, propiedad de La Caixa, por 377 millones de euros. La Generalitat tomó las riendas de los casinos y asumió directamente las negociaciones con los grupos interesados, Hard Rock y Melco. “En 2015 el proyecto estará listo”, pronosticó el entonces conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig.
Sin embargo, las dudas de los inversores y las elecciones anticipadas de 2015 retrasaron todavía más el complejo. Tras unas negociaciones que en la Generalitat reconocen que han sido complicadas, este lunes Hard Rock ha detallado su oferta para el proyecto, que desde el Govern han recibido con los brazos abiertos. Ahora la empresa tiene dos meses para formalizar la compra de los terrenos.
La marca estadounidense destinará 120 millones a la adquisición de terrenos, diez millones más del valor del suelo que pactaron la Generalitat y La Caixa tras el abandono de Veremonte. Las cifras iniciales del proyecto dan cuenta de la reducción que ha sufrido BCN World, que tendrá como máximo una superficie construida de 745.000 metros cuadrados. La inversión total en el proyecto anunciado por Hard Rock asciende a 2.000 millones, menos de la mitad que la que pilotaba Veremonte.
De seis casinos se ha pasado a uno, y el área de juego, por el momento, ocupará 9.785 metros cuadrados de los 30.000 que le permite el plan urbanístico. En un principio solo se construirán dos hoteles que ocuparán 64.000 metros cuadrados de los 425.000 que limita el Plan Director Urbanístico (PDU) que la Generalitat redactó ad hoc para el complejo.
Las previsiones de puestos de trabajo también han disminuido respecto al proyecto inicial. Serán 11.500 entre directos e indirectos, según Hard Rock. Lo que no ha cambiado son las ventajas legislativas que Veremonte impuso a la Generalitat para atraer a inversores antes de su huida del proyecto: el impuesto al juego se reducirá del 55% al 10% una vez abra el primer casino. Un evento para el que Hard Rock no ha querido poner fecha.
Los ecologistas llevan el PDU a los tribunales
La Generalitat, que lleva tutelando el proyecto desde la huida de Veremonte en 2013, y los alcaldes de la zona han respirado aliviados este lunes, conscientes de que sin Hard Rock el proyecto quedaba abocado al fracaso. El encargado de expresar la satisfacción de la Generalitat ante las cámaras no ha sido ni el president ni el vicepresidente sino el secretario de Hacienda, Lluís Salvadó (ERC). “La candidatura de Hard Rock es solvente y responde a lo que se pretendía”, ha indicado.
La visión de Salvadó contrasta con el rechazo que ERC había dado a BCN World cuando el partido estaba en la oposición. El líder de ERC y ahora vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, llegó a decir en 2013 que si de él dependiese prohibiría el juego. El partido, de hecho, se opuso en el Parlament a la rebaja fiscal al juego que ahora ha asumido desde el Govern.
En este sentido, si la inversión anunciada por Hard Rock se termina concretando, otras empresas saldrán ganando fiscalmente. Por ejemplo, el Grupo Peralada de la familia Suqué Mateu, cercana a Convergència, que se descolgó del proyecto de Tarragona en su fase final. El motivo es que la polémica rebaja fiscal que impusieron los primeros promotores de BCN World no entrará en vigor hasta que Hard Rock termine de construir su casino, pero luego se beneficiarán de la misma todos los centros del resto de Catalunya, incluidos los tres que tiene el Grupo Peralada.
Por su lado, los grupos opositores al proyecto han anunciado una batalla legal y han recurrido el Plan Director Urbanístico (PDU) del complejo ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). “Hard Rock anuncia una inversión sin tener comprados los terrenos y sin decir si asumirá los costes de adecuación de las carreteras y la depuradora de la zona”, ha denunciado el portavoz de Aturem BCN World, Joan Pons.