La Universidad de Barcelona (UB) ha recibido tres quejas formales en las que se acusa a uno de sus grupos de investigación de funcionar como una secta. Se trata del centro de investigación CREA (Centro Especial de Investigación en Teorías y Prácticas Superadoras de Desigualdades), que según los denunciantes ejerce control sobre la vida privada de todos sus miembros, en un funcionamiento similar al de las sectas. La UB recibió la primera denuncia el 18 de mayo, y después de recabar información sobre el caso, dos personas más confirmaron los hechos, por lo que el 6 de junio trasladó el caso a la Fiscalía.
Según algunos testigos que han pasado por el CREA, y que recoge TV3, el control en este centro de investigación llegaría a un extremo en el que muchos de sus miembros viven en pisos del propio colectivo y son forzados a compartir sus experiencias de pareja, así como a pedir permiso sobre con quien pueden tener relaciones sexuales.
En una comparecencia ante la prensa celebrada este mismo lunes, los representantes del CREA han negado las acusaciones y han asegurado que no tenían ninguna “notificación” de las denuncias. Lo ha expresado en estos términos Marta Soler, profesora de Sociología y directora del centro, que ha dicho que se han enterado “a través de un medio de comunicación”.
En 2004 la UB ya inició una investigación por denuncias similares contra el CREA, pero quedó archivada en 2006. Aún así, la Fiscalía instó a la universidad a que enviara un requerimiento a este centro de investigación para que rectificara prácticas de manipulación psicológica que se habían detectado hacia sus miembros. El entonces director, el catedrático Ramón Flecha, terminó dejando el cargo, que pasó a ocupar Soler.
Un exmiembro del CREA, que ha querido mantener el anonimato, ha contado a este diario como vivió en primera persona la presión psicológica ejercida por el grupo, bajo la promesa de la búsqueda de la felicidad. “Te hacen creer que sólo dentro del grupo y si haces todo lo que te dicen alcanzarás la felicidad”, afirma. La biblia del grupo es el libro El amor en la sociedad del riesgo, escrito por Jesús Gómez, alias Pato, amigo de infancia de Flecha y también profesor de la UB fallecido hace unos años. Cada semana, añade, los miembros del grupo celebran asambleas en los pisos en los que explican a los demás su pasado “de cara a resocializarnos en base a lo que dice el libro”. El grupo mantiene vivo el recuerdo de Pato a través de las actividades de la Fundación Jesús Gómez, creada después de su muerte.
Las denuncias se producen un mes después de la celebración en la Facultad de Educación de la UB (Campus Mundet) de un seminario titulado Lo crea o no lo crea: sectas en los ámbitos educativos, en el que participó Juantxo Domínguez, presidente de RedUNE –que se define como una red estatal de prevención sectaria y del abuso de la debilidad–, la psicóloga Marga Barranco, y el profesor de teoría de la educación de la UB Alex Caramé. La charla completa, de dos horas, se colgó hace sólo una semana en YouTube.
En la charla no se hizo alusión directa al CREA, aunque su caso sobrevoló en el ambiente, ya que, aparte del ocurrente título y de la presencia entre los ponentes de un exmiembro del CREA, entre el público había más. En todo caso, el seminario básicamente consistió en una explicación teórica sobre las estrategias y formas de actuar de los grupos coercitivos de hoy en día, y en cómo hay que concienciar a los alumnos del peligro de caer en sus redes, ya que, por edad y situación emocional, pueden ser más proclives a ello, en especial si estos grupos actúan bajo el amparo de una institución de prestigio.
En febrero de 2015 desde la cuenta de Twitter @CalDenunciar ya se inició una campaña abierta contra el CREA, al que calificaban retiradament de secta y grupo de manipulación psicológica. Esta cuenta ha difundido varios documentos en los que se describe la forma en que supuestamente el grupo anularía la personalidad de sus adeptos, y acusa al exdirector Ramon Flecha de ser su gurú. Según denuncian, los miembros del CREA vivirían en pisos compartidos, separados por sexo –incluso en los casos de parejas con hijos–, y sienten adoración por Flecha, al que internamente calificarían como “el Einstein de la educación”. El grupo, según los denunciantes, también garantiza a los miembros la felicidad por la vía de un trabajo estable y las relaciones sexuales.
Ramón Flecha es el impulsor de las comunidades de aprendizaje, una experiencia de educación abierta que nació en una escuela de adultos de La Verneda y que con los años se ha exportado a diversas localidades españolas y latinoamericanas. Según se dice en el documento antes referido, esta escuela de adultos es considerada por el grupo como “la mejor escuela del mundo”.