Carles Puigdemont y su apuesta personal de Junts per Catalunya se ha convertido en la formación más fuerte del independentismo. La candidatura, forjada sobre el PDeCAT pero desmarcada claramente de esas siglas, ha conseguido superar a una ERC con su líder en prisión y que llegó a la campaña como clara favorita. Pese a que la diferencia entre ambos es de solo 12.000 votos, estos se traducen en dos escaños y, sobre todo, en el liderazgo del bloque.
Las encuestas venían pronosticando que los republicanos se desinflaban pero no supieron predecir el 'efecto Puigdemont', que ha acabado consiguiendo mantener al tradicional espacio de Convergència como el hegemónico del nacionalismo. Pese a quedar por detrás, JxCat ha conseguido plantarle cara a Ciutadans, acortando unas distancias que a la apertura de las urnas se preveían mucho más amplias.
La llamada 'llista del president' ha sido la vencedora en las circunscripciones de Lleida y Girona. Ciutadans por su parte se ha llevado Barcelona y Tarragona, provincias en las que además ERC se ha situado segunda. Por comarcas, buena parte de la Catalunya norte, interior y occidental se ha pintado con los colores de Puigdemont, mientras que Esquerra solo ha sido primero en la zona sur en torno al Ebro.
También en la ciudad de Barcelona, que ha ganado Ciutadans por primera vez, ERC ha conseguido quedar por delante de JxCat. Las grandes ciudades del cinturón han seguido esta misma pauta. En municipios como L'Hospitalet, Badalona, Terrassa o Sabadell la formación de Arrimadas reina pero, entre el bloque independentista, los republicanos quedan por delante.
Con todo, la victoria de Puigdemont es clara entre los independentistas y, con los actuales resultados, se alzaría como el gran triunfador de la noche. A ERC, por su parte, ni siquiera le ha valido absorber buena parte del voto de la CUP, que se desploma, para ganar a sus eternos rivales y socios.