El 'efecto Sant Joan' y la variante delta, el cóctel que explica el estallido de contagios en Catalunya

La epidemia se encuentra desbocada en Catalunya. A la espera de ver si aumentan mucho o poco los ingresos hospitalarios –la vacunación de la población mayor debería atenuar los casos graves–, los contagios detectados se han multiplicado por cinco en tan solo dos semanas (de 5.000 a 25.000). La incidencia es hoy en esta comunidad más del doble que la media española, y afecta especialmente a los jóvenes. Sin estar todavía inmunizados, la afectación entre los veinteañeros –de 20 a 29 años– es de 1.590 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, algo que no se había visto en ninguna ola. 

En estos momentos, 17 de los 25 municipios con una incidencia elevada son catalanes. En el tercer puesto está Barcelona, la capital, con una incidencia de 708 casos. En cabeza, Sant Cugat del Vallès, una de las ciudades más ricas de la comunidad, con 903.

El crecimiento disparado de los casos, que empezó a saturar los centros de Atención Primaria a finales de la semana pasada, ha obligado a los responsables políticos a retroceder en la escalada: de entrada, se ha cerrado el ocio nocturno después de quince días de apertura con aforos reducidos. Pero también ha provocado que los expertos y especialistas en Salud Pública tengan que evaluar de nuevo a qué responde esta curva ascendente y por qué se ha dado con mayor virulencia en Catalunya. Entre las razones principales está el ‘efecto Sant Joan' (las verbenas del 23 de junio, pero sobre todo la movilidad social vinculada a un puente de cuatro días), al que se ha sumado la rápida penetración de la variante delta de la COVID-19, más contagiosa que la actual.

“El pico de consultas en los centros de Atención Primaria ocurre exactamente cuando toca si los contagios se producen en el entorno de Sant Joan”, constata Enric Álvarez, del grupo de investigación en Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Para este académico, resulta evidente que durante esos días se multiplicaron los entornos de riesgo. No solo la verbena del 23 por la noche, sino toda la actividad social que rodeó esos días, desde el que fue a una discoteca hasta el que aprovechó para visitar a varios familiares, pasando por los grupos que hicieron escapadas juntos.

Preguntado por ello, el director de la Agencia de Salud Pública de Catalunya, Xavier Llebaria, también ha reconocido que la explosión de contagios coincide en esas fechas, aunque ha ampliado el foco a otros eventos. “Las incidencias vienen relacionadas evidentemente con esto, con las fiestas de final de curso y con las actividades relacionadas con la interacción social de estas etapas y cohortes de edad”, ha declarado en la rueda de prensa en la que ha dado los detalles sobre el cierre durante 15 días del ocio nocturno.

Magda Campins, jefa de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, lo ejemplifica con lo que han detectado en su centro. “En los estudios de contactos de los pacientes que han venido a urgencias muchas personas tenían claro que habían compartido verbenas, cenas, encuentros… Durante esos días. Esto ha conllevado muchos contagios”, señala esta epidemióloga. Catalunya lidera los contagios y lo hace con una cantidad de positivos diarios –más de 5.000– que no se veía desde la segunda ola, en noviembre. Son cifras que han desbordado a los rastreadores y han obligado a adaptar el número de test de antígenos y PCR que se hacen.

Además de Catalunya hay otras comunidades que también han multiplicado por mucho sus contagios. Las otras dos autonomías que registran un ascenso por encima del 300% en las últimas dos semanas son la Comunitat Valenciana e Islas Baleares, dos de los principales destinos turísticos de España y donde también se celebra Sant Joan. El hecho de ser destinos vacacionales comporta una concentración de eventos supercontagiadores y las convierte en terreno abonado para la propagación de la variante delta. 

“A los viajeros que vienen de Reino Unido [donde la variante delta ya es predominante] se les pide una PCR negativa desde hace cuatro días, pero habría que haber tomado más controles mucho antes”, valora Joan Caylà, epidemiólogo y presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona. El Gobierno permitió la entrada de ciudadanos británicos sin test negativos hasta el viernes pasado, poco después de lo macrobrote de Mallorca, cuando los empezó a exigir. 

Para todos los consultados, la nueva variante delta es un factor determinante para entender el crecimiento exponencial de contagios entre la población no vacunada. Según datos ofrecidos este martes por parte del Ministerio de Sanidad, la media entre las seis comunidades que remiten información sobre la variante es que supone en torno a un 10% de los contagios (un 29% en Navarra). Sin embargo, en Catalunya el director de la Agencia de Salud Pública ha informado de que la cifra en la comunidad se estima que era ya del 40% la semana pasada.

La doctora Campins, por su parte, asegura que debido al tiempo que se tarda en secuenciar –los datos que se publican hoy corresponden a diez o quince días atrás– es muy probable que en estos momentos la penetración de la variante delta alcance el 60% de los contagios. Pero por otro lado, rechaza hacer comparaciones entre comunidades, puesto que los resultados pueden depender mucho del porcentaje de muestras. 

Un 2% de jóvenes contagiados

“La situación es dramática, los números son parecidísimos a los de los peores momentos de la pandemia”, observaba este lunes Joaquín López Contreras, responsable de enfermedades infecciosas del Hospital Sant Pau de Barcelona. Más allá de las posibles particularidades catalanas, este médico recuerda que hay otros factores compartidos, como la sensación de fin de pandemia que siguió al anuncio de retirada de las mascarillas en la calle y la apertura del ocio nocturno, justo cuando la campaña de vacunación empezaba entre los jóvenes. “Estábamos todos cansados de la pandemia y en el momento que se decidió que se podía hacer algo más de actividad, muchos hicieron lo que no habían podido hacer durante toda la pandemia”, expone.

Álvarez, investigador de la UPC, advierte que el pico de contagios está todavía por llegar, más aún cuando las primeras restricciones –el cierre de las discotecas– se han anunciado este martes para el viernes. Según sus estimaciones, la incidencia en la franja de edad de 15 a 29 años en los próximos días llegará a superar los 2.000 casos por cada 100.000 habitantes en dos semanas, es decir, que hasta un 2% de la población de esta edad llegará estar contagiada “simultáneamente” durante los próximos días.

Además de decretar el cierre generalizado del ocio nocturno –salvo actividades en exteriores o con poco aforo–, la Generalitat también ha publicado estos días un nuevo protocolo para descongestionar la Atención Primaria, que denunciaba también picos asistenciales que les impedían dedicarse a otras patologías. De momento, se ha decidido que dejarán de hacer PCR a los contactos que estén completamente vacunados y se eliminarán las llamadas de seguimiento por parte de los rastreadores. En cuanto a los hospitales, comienzan a notar la presión de los ingresos en planta. Desde el Hospital del Mar aseguran que han triplicado los ingresos y que la media de edad de los nuevos pacientes es de 42 años. De momento, la explosión de contagios no se nota todavía de forma generalizada en las UCI.