Hoy el realismo no necesita ser justificado, pero puede convertirse en un manierismo. Más aceptado fuera de nuestras fronteras que dentro, hasta mediados de los ochenta vivió entre nosotros como una especie de senda marginal del arte, apreciada aunque muy minoritaria y poco de moda. El buen trazo de artistas como Neus Martín Royo han contribuido a realzar y hacer posible que la única belleza válida sea la que suministra la realidad sin ser embellecida.
Martín Royo evoca lugares que se convierten en pequeños héroes con alma, vestigios del pasado que con su presencia real y misteriosa, cercana, nada inquietante, ganan nuestra empatía y nos invitan a entrar en el cuadro. Las pequeñas dimensiones del espacio 2 de la Sala Parés no lo impiden. Por el contrario, compartimos los lugares que ella ha interiorizado y humanizado con anterioridad a través de su filtro emocional y de los que quiere tener un cuidado especial para que el tiempo no se los lleve.
La exposición London City inmortaliza rincones importantes o atractivos para la pintora, espacios y paisajes icónicos de los barrios de Nothing Hill, Chelsea, Covent Garden, Candem y Hackney. “Es un retrato sentimental y personal de Londres”, explica la misma pintora. Influenciada por artistas como Edward Hopper, máximo exponente del realismo pictórico americano de principios del siglo XX, se expresa en un lenguaje muy personal basado en una pincelada visible que aplica sobre un primer dibujo hecho con carboncillo.
Mediante el uso subjetivo del color y la conversión de la imagen refleja en cada cuadro una visión atractiva de los espacios solitarios o desaparecidos de la ciudad. Son rincones importantes o atractivos para ella, espacios identitarios que esconde la gran urbe. Todos destilan, bajo la atenta mirada de la artista, complacencia. Son exteriores de edificios emblemáticos que reproducen las tiendas de antigüedades de Portobello Road y las casas elegantes y coloristas de Nothing Hill; cafés, pubs y restaurantes; food-trucks y Vespas que transportan al movimiento mod inglés.
La artista del Poblenou, habitual de la sala Parés (donde ya ha realizado varias exposiciones en solitario), comenzó su trayectoria como pintora en 1988, y desde entonces ha ido afirmando su personalidad, dentro de una línea muy coherente, a través de numerosas muestras en Cataluña, España y en varias ciudades europeas y americanas. Ha obtenido más de una quincena de premios y su obra figura en importantes colecciones institucionales y privadas. Los óleos de Neus Martín tienen una paleta de colores muy rica y una trabajada perspectiva en la distribución de los elementos. El resultado de su obra cobra vida propia gracias un don natural para retratar con pasión la realidad.
Hoy el realismo no necesita ser justificado, pero puede convertirse en un manierismo. Más aceptado fuera de nuestras fronteras que dentro, hasta mediados de los ochenta vivió entre nosotros como una especie de senda marginal del arte, apreciada aunque muy minoritaria y poco de moda. El buen trazo de artistas como Neus Martín Royo han contribuido a realzar y hacer posible que la única belleza válida sea la que suministra la realidad sin ser embellecida.
Martín Royo evoca lugares que se convierten en pequeños héroes con alma, vestigios del pasado que con su presencia real y misteriosa, cercana, nada inquietante, ganan nuestra empatía y nos invitan a entrar en el cuadro. Las pequeñas dimensiones del espacio 2 de la Sala Parés no lo impiden. Por el contrario, compartimos los lugares que ella ha interiorizado y humanizado con anterioridad a través de su filtro emocional y de los que quiere tener un cuidado especial para que el tiempo no se los lleve.