El espejo del Grec

“Las artes escénicas son un acto comunitario donde explicamos qué nos está pasando y, por lo tanto, decimos qué somos, dónde estamos...”. Si a esta definición que da Ramon Simó, director artístico del Grec, añadimos la de Hamlet según la cual el teatro es el espejo de la sociedad, en un festival intenso, de larga duración (todo el mes de julio, más de 60 espectáculos ) y que pretende ser actual, debe quedar reflejada nuestra sociedad. Intentamos aquí exponer brevemente algunas de las obras a través de las cuales los autores o directores aportan su punto de vista, su queja o su parodia del día a día que vivimos. “El teatro pone el énfasis en lo que está pasando”, sostiene Simó. Para ello, y tal como promueve la imagen del Grec de este año (una serie de cabezas abiertas), “hay que tener la cabeza bien abierta”.

Toni Casares, que dirige en la Beckett (del 4 al 28 de julio) George Kaplan, de Frédéric Sonntag, se pregunta si es posible cambiar el mundo de verdad o, como parece, cualquier revuelta está planificada, movida por los hilos del sistema. La respuesta la da Sonntag a través de una comedia con tres patas sobre las relaciones entre política, ficción, Hollywood, espectáculo... Un grupo de jóvenes activistas, desde el anonimato, intenta poner en evidencia la deriva cultural de Occidente (¿nos suena?); un equipo de guionistas elabora un texto para dar respuesta al hundimiento del sistema de valores; un poderoso lobby se prepara para hacer frente a una amenaza al entramado económico que controla...

En la Muntaner (del 3 al 28), Magda Puyo y Victoria Szpunberg hacen una versión de Persona, de Ingmar Bergman, en Alma y Elisabeth, con las miserias del mundo contemporáneo, el vacío existencial, el amor, la maternidad y el mismo teatro como preocupaciones de la actriz Elisabeth y su enfermera, Alma. Las mujeres tienen más protagonismo en la propuesta del Collectif Lyon.05, 100femmes, en el teatro Grec el 19 de julio, una experiencia teatral única en la que un centenar de mujeres de Barcelona expresan su opinión sobre el mundo actual y la relación que tienen con su ciudad y con su tiempo.

Cuestiones de utopías

Una visión directa, sin tapujos, de la realidad es la que ofrecen en Utopía (el 19, en el Teatre Grec) tres escuelas de teatro de Barcelona (Eolia), Montpellier (La Cía. Maritime) y de Berlín (ETI-Europäisches Theaterinstitut) . Creadores emergentes de cada una de estas ciudades han escrito tres obras breves en un proyecto pedagógico en el que nos hablan de los miedos y los retos a los que se enfrenta una generación de jóvenes abocados a la crisis y a la globalización. (Sí, también los jóvenes de Berlín...)

Dos de los creadores emergentes más inconformistas son Ernest Collado e Iván Morales. El primero nos cuenta la historia de Montaldo (del 11 al 14 en el teatro del CCCB), un icariano los que viajó a los Estados Unidos en el siglo XIX para fundar una comunidad de socialistas utópicos. Del desastroso balance de las intenciones de estos visionarios, Montaldo, mudo y tímido, fue el único que “triunfar” convirtiéndose, según la leyenda, en jefe de una tribu de indios. Morales estreno Jo mai, también en el teatro del CCCB (del 25 al 28), una obra de género negro sobre un grupo de chicos y chicas que quieren formar una banda de rock and roll, en la que buscan el afecto que nunca van a tener en sus familias.

Utilizando como hilo conductor textos del escritor uruguayo Eduardo Galeano, Lluís Danés nos presenta Wasteland (17 al 20 en el Mercat de les Flors), una mirada agridulce a la realidad de los pobres que malviven entre basura, donde buscan algo que les haga salir de la miseria. Todo se convierte en un poema lleno de denuncia y de esperanza.

La compañía La Calòrica lanza una mirada grotesca sobre esta sociedad contemporánea con La nau dels bojos (Mercat, del 18 al 20). A raíz de una pintura del artista flamenco El Bosco, nos narra el viaje de una barca con unos personajes heterogéneos en busca de una tierra en la que todavía puedan vivir. El mundo, tal como está, no les gusta...

Espacio para los desahuciados

Las hipotecas se han convertido en todo un símbolo de lucha. La Agrupación Señor Serrano se rebel.la de alguna manera a ciertos abusos de poder que llenan portadas de los periódicos a Brikman Brando Buble Boom, donde defiende algo tan legítimo como que todos tenemos derecho a un hogar, digan lo que digan los mercados. En una obra cañera, se construirá una casa que se convertirá en una pieza más del gran juego de intereses e influencias, a ritmos frenéticos y lenguajes feroces, con proyecciones potentes y con referentes muy claros del ideario universal. Una crítica dura pero más que justificada y argumentada.

También crítica y dura es la versión de Rinoceronte, de Ionesco (del 12 al 14 en el Lliure de Montjuïc), que hace el francés Emmanuel Demarcy-Mota. Es la historia de un pueblo donde todos los habitantes, excepto uno, se van convirtiendo en rinocerontes. Una advertencia a una sociedad donde todos nos convertimos en rinocerontes por comodidad y pereza. Una alegoría de la uniformización y el contagio ideológico.

Y si hay una herramienta de uniformización universal ésta es la televisión. Albert Boronat y Carme Portaceli estrenan TV & miseria de la II Transición (del 18 al 20 en el Romea), una comedia delirante con la tele de fondo e inspirada por la lucidez y la ironía de Vázquez Montalbán. El montaje, bajo la lupa del padre de Cravalho, relata el día a día de la España de Aznar, tan influenciado por el neoliberalismo desenfrenado que ha creado tantas desigualdades sociales.

Por último, queremos destacar la visión de la memoria histórica en Subterrànies, sobreviure entre bombes (del 5 al 28 de viernes a domingos), una visita teatralizada a un refugio antiaéreo que invita a revivir historias anónimas de nuestro pasado en una ciudad en guerra y en un tiempo de penurias. El Refugio 307, en el Poble Sec, es el escenario real donde hablar de las sensaciones que se vivieron bajo las bombas de la Guerra Civil.

Todo ello, no sé muy bien si estas propuestas, en clave documental, trágica o cómica, ayudan a otra idea que suelta Ramon Simó: “Hay que ser capaces de procesar ideas y ser felices”, pero quizás el camino es el mismo y la tarea del teatro es precisamente hacer ver la realidad. Y si la realidad es dura, habrá que buscar alternativas para ser felices. “No resolveremos nada, pero avanzaremos un poco”, admite el director del Grec.

“Las artes escénicas son un acto comunitario donde explicamos qué nos está pasando y, por lo tanto, decimos qué somos, dónde estamos...”. Si a esta definición que da Ramon Simó, director artístico del Grec, añadimos la de Hamlet según la cual el teatro es el espejo de la sociedad, en un festival intenso, de larga duración (todo el mes de julio, más de 60 espectáculos ) y que pretende ser actual, debe quedar reflejada nuestra sociedad. Intentamos aquí exponer brevemente algunas de las obras a través de las cuales los autores o directores aportan su punto de vista, su queja o su parodia del día a día que vivimos. “El teatro pone el énfasis en lo que está pasando”, sostiene Simó. Para ello, y tal como promueve la imagen del Grec de este año (una serie de cabezas abiertas), “hay que tener la cabeza bien abierta”.

Toni Casares, que dirige en la Beckett (del 4 al 28 de julio) George Kaplan, de Frédéric Sonntag, se pregunta si es posible cambiar el mundo de verdad o, como parece, cualquier revuelta está planificada, movida por los hilos del sistema. La respuesta la da Sonntag a través de una comedia con tres patas sobre las relaciones entre política, ficción, Hollywood, espectáculo... Un grupo de jóvenes activistas, desde el anonimato, intenta poner en evidencia la deriva cultural de Occidente (¿nos suena?); un equipo de guionistas elabora un texto para dar respuesta al hundimiento del sistema de valores; un poderoso lobby se prepara para hacer frente a una amenaza al entramado económico que controla...