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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Visiones de un rebelde incombustible

En realidad quería ser pintor. La cosa gráfica siempre le había atraído. Pero lo que realmente salía de dentro era la literatura, la poesía. Ya que escribía, le puso música. Y así empezó a meterse en el mundo de la canción. Nieto de Carles Riba y de Clementina Arderiu comenzó a destacar con la poesía y poco a poco y coincidiendo con la efervescencia de la Nova Cançó se decantó hacia la canción. El hecho de que fuera rechazado por el colectivo Els Setze Jutges le motivó a unirse a El Grup de Folk con el que cambió el panorama musical del momento por su puesta en escena y en la ejecución de un repertorio que ha quedado en el imaginario colectivo. Después comenzaría una carrera en solitario con la edición de Dioptría, un disco en el que se acompañó del grupo Om, entre los que destacaban Toti Soler y Jordi Sabatés, y que significó una revolución conceptual. El disco, una mezcla de psicodelia, blues, folk, música clásica y unas letras rompedoras, se ha convertido en uno de los grandes trabajos de la historia del rock.

Pau Riba es esencialmente conocido por su música, pero, como personaje inconformista, crítico y reflexivo, ha cultivado un montón de actividades paralelas. El Pau Riba más mediático es conocido por la provocación, el despropósito y el arrebato. También es verdad que él siempre ha potenciado este Pau más alocado y divertido por encima del Pau más sensato y pausado. Quizá por eso vale la pena entrar en el Pau Riba poeta, escritor, ensayista. La revolució que ara toca nos brinda conocer el Pau Riba más reflexivo y menos íntimo. Siempre se ha definido como apolítico y reniega de la política establecida. Defiende una nueva civilización, una nueva escala de valores, una nueva manera de entender la vida y la actitud ante el mundo. No es ni de derechas ni de izquierdas; esto no quiere decir que no sea político. Pero quiere decir que pasa de la política, y defiende que otro mundo es posible. Su propia política y la de muchos, defiende. El mundo que pusieron sobre la mesa la juventud de los años 60 y 70.

La revolució que ara toca es un ensayo provocador en el que Pau Riba analiza todos los factores que nos han llevado a la crisis actual y los retos que tendremos que afrontar las próximas décadas. Cada capítulo del libro está centrado en un tema. La introducción y la entrevista va a cargo de Francesc Miralles. Pau Riba razona sobre la tiranía del dinero, sobre las artes, el agotamiento de las energías fósiles, los conflictos que amenazan el planeta, la superpoblación mundial, las drogas... y las oportunidades que tenemos para cambiar la realidad. Para este artista iconoclasta nos encontramos en un momento de mutación de la especie que coincide con un colapso inminente de la civilización; la global, la que hemos ido creando a lo largo de los siglos. El modelo economicista y antiecológico -es decir, desequilibrado, asimbiótico y escasamente razonado- en que se basa es un modelo que se ha agotado; su propio desarrollo lo ha llevado a un punto de no retorno.

Habla del hombre que ha querido y ha conseguido, hasta un punto importantísimo, superar la misma naturaleza y construir una nueva, artificial, hasta que ésta ha dicho basta: agujero de ozono, calentamiento global, efecto invernadero, cambio climático, grandes cataclismos por tierra, mar y aire, deforestación, pérdida de biodiversidad, agotamiento de recursos... Pau Riba dice que vamos hacia el paradigma ciborg. Lo estamos ciborguizando todo. “Lo que me parece realmente importante es que se asuma esta mutación. Que la veamos, la aceptamos y la pongamos en el centro del debate”. Está convencido que dejar todo en manos de las máquinas hará que nuestra presencia física ya no haga ninguna falta. Pau Riba piensa que sólo queda un camino: “La elección es entre ser hombres-máquina o ser hombres con máquinas. No sé en qué momento tendremos que empezar a renegar de lo que somos... o de lo que ya no somos”.

En realidad quería ser pintor. La cosa gráfica siempre le había atraído. Pero lo que realmente salía de dentro era la literatura, la poesía. Ya que escribía, le puso música. Y así empezó a meterse en el mundo de la canción. Nieto de Carles Riba y de Clementina Arderiu comenzó a destacar con la poesía y poco a poco y coincidiendo con la efervescencia de la Nova Cançó se decantó hacia la canción. El hecho de que fuera rechazado por el colectivo Els Setze Jutges le motivó a unirse a El Grup de Folk con el que cambió el panorama musical del momento por su puesta en escena y en la ejecución de un repertorio que ha quedado en el imaginario colectivo. Después comenzaría una carrera en solitario con la edición de Dioptría, un disco en el que se acompañó del grupo Om, entre los que destacaban Toti Soler y Jordi Sabatés, y que significó una revolución conceptual. El disco, una mezcla de psicodelia, blues, folk, música clásica y unas letras rompedoras, se ha convertido en uno de los grandes trabajos de la historia del rock.

Pau Riba es esencialmente conocido por su música, pero, como personaje inconformista, crítico y reflexivo, ha cultivado un montón de actividades paralelas. El Pau Riba más mediático es conocido por la provocación, el despropósito y el arrebato. También es verdad que él siempre ha potenciado este Pau más alocado y divertido por encima del Pau más sensato y pausado. Quizá por eso vale la pena entrar en el Pau Riba poeta, escritor, ensayista. La revolució que ara toca nos brinda conocer el Pau Riba más reflexivo y menos íntimo. Siempre se ha definido como apolítico y reniega de la política establecida. Defiende una nueva civilización, una nueva escala de valores, una nueva manera de entender la vida y la actitud ante el mundo. No es ni de derechas ni de izquierdas; esto no quiere decir que no sea político. Pero quiere decir que pasa de la política, y defiende que otro mundo es posible. Su propia política y la de muchos, defiende. El mundo que pusieron sobre la mesa la juventud de los años 60 y 70.