Enric Palau (Sónar): “Buscaremos sinergias como hemos hecho con todos los gobiernos municipales”

Al Sónar ya no se viene sólo por el aspecto cultural o lúdico: ahora puedes venir a formarte, a intercambiar ideas y a hacer negocio. Ha empezado su XXII edición con casi tantas actuaciones (143) como actividades agrupadas entorno al congreso de industrias creativas digitales Sonar+D (unas 150). Con todo, y pese a lo abultado de ese programa extramusical, con el que el festival quiere convertirse en un acontecimiento de 360 grados, la música sigue llevando la voz cantante. Un cartel que propone una atrajeda agenda a través de la electrónica de masas, el pop con ribetes sintéticos, las penúltimas mutaciones del hip hop, la nostalgia de los ochenta, los espectáculos tecnológicos y los nuevos fenómenos del universo digital.

¿Como se ha confeccionado el cartel de la edición de este año?

En base a la calidad, la espontaneidad y los trabajos específicos de artistas que presentarán proyectos este año. Esta es una primera línea que tiene una relevancia especial. Gente muy concreta que además hará muy pocos conciertos y son complicados de ver. Tener a unos Chemical Brothers representa el modo en que la electrónica ha llegado a un público más amplio. Fueron los artífices de lo que se llamó techno para las masas y con un sentido de espectáculo. En Sónar presentarán su nuevo show, Born In The Echoes, un espectacular despliegue de medios. Siempre hay algún clásico en el festival, es importante que las cosas nunca pasen porque sí, y Duran Duran son unos clásicos que siguen influenciando el mundo de la música pop que se hace hoy. Autechre, por ejemplo, otro clásico que influye en la gente que quiere hacer música más rebuscada, algorítmica y especial dentro la electrónica experimental.

Un cartel diverso que toca muchos ángulos...

La vinculación de los artistas con la tecnología, ángulos sonoros y musicales, estilos como la renovación de la música negra a través del rap y el grime con Dj Sliink, Gramatiko, Zebra Katz y Salva, artistas con discurso propio alrededor del rock como Róisín Murphy, Hot Chip y Owen Palet que actuará por primera vez en el festival y, finalmente, binomios o encuentros artísticos muy propios del festival donde el hecho tecnológico está muy presente. Estas parejas tecnológica-artística como el caso de Flying Lotus que presentará también un show inmersivo en 3D y con pantalla doble, creado junto con los artistas visuales Strangeloop y Timeboy. Nos arriesgamos, vamos más allá, con los formatos de espectáculo y jugando con las nuevas posibilidades del recinto que estrenamos hace tres años. Seguimos experimentando las posibilidades y formateando el festival.

A estas alturas no descubriremos el potencial de la industria musical británica. ¿Es una de las ediciones con más acento brit?brit

De los grandes nombres, Duran Duran y Chemical Brothers son dos referentes de la música británica. Queríamos tener gente muy relevante que hoy expliquen cosas nuevas, que vuelvan para explicarlo de manera diferente. Estamos hablando de Róisín Murphy, Hot Chip, Jamie XX, caras nuevas y no tan nuevas. Diría que tiene un peso también el ámbito británico más nuevo, conectado con las músicas de raíz negra. Son aquellos productores que han optado por hacer una vuelta de tuerca más a las músicas jamaicanas vinculadas a la electrónica y las primeras figuras del mainstream americano como Katy Perry o Kanye West. También nombres no tan conocidos como Tourist, Kindness o Sophie. Mil caras que provienen de las Islas Británicas con mucha personalidad.

Hablando de raíces negras y mutaciones del hip hop… ¿El trap está conquistando el mundo?

Hay gente que ha dicho que el trap es el nuevo pop. El mismo que sirve como banda sonora de los anuncios de coches que estamos viendo en la televisión. Es un dato que confirma que estamos ante un estilo de música que está transgrediendo de una manera muy curiosa y muy propia de nuestros tiempos. No estamos hablando de artistas que disponen de álbumes reconocidos por la industria tradicional, sino que estamos hablando de artistas que divulgan y conectan con su público a través de los nuevos medios. A$AP Rocky, DJ Sliink, por citar algunos, son los reyes del youtube, spotify, soundcloud. Es su hábitat. Por primera vez a nivel de escena local hay gente que se ha añadido desde el principio. Tenemos a PXXR GVNG, ¥€$Ø y Will Blake con estilos vinculados a los nuevos modos de la música negra.

¿Como se traducirá la presencia de artistas locales este año?

Es muy interesante confeccionar el cartel de artistas locales porque no hay una escena estilística concreta como el house filtrado de París de los 90 o una movida madrileña que también tenía un sonido propio vinculado al rock y el rockabily. La escena barcelonesa no tiene un denominador común artísticamente y no podemos hablar de escena más allá de que conviven y algunos trabajan entre ellos. Más bien son personalidades rotundas y muy interesantes a nivel artístico. Pional no tiene nada que ver con PXXR GVNG. No hay una unificación, no estamos hablando de un solo estilo, estamos hablando de muchos estilos, de Fernando Lagreca, Desert... Tienen muy poco que ver pero cada uno está definido en un modo de hacer peculiar y con una larga trayectoria en el ámbito internacional, por ejemplo Francesco Tristano. Personalidades contundentes que centran toda una carrera y que el festival les ofrece una plataforma para trabajar juntos.

Una de las inquietudes del festival es impulsar la búsqueda de nuevos lenguajes. ¿Que ofrecerá SonarPLANTA y la instalación RGB/CMY Kinetic del estudio berlinés ART+COM?RGB/CMY KineticART+COM

Es un reto porque este año nos estrenamos. Es una instalación hecha expresamente para presentar en SónarPLANTA inspirada en esta idea de la Fundación Sorigué y todo lo que rodea a los espacios del proyecto PLANTA de Balagué. Es un encargo de gran formato que trabaja la estética y la vinculación con la tecnología. RGB/CMY Kinetic es una instalación audiovisual de gran tamaño que funciona como escenario para una coreografía de luces. La pieza se estructura como un diálogo entre los colores primarios y los aditivos, impulsado por 5 discos reflectantes suspendidos en el aire y activados por una maquinaria de fuerza y precisión industrial. La música de la pieza es obra del compositor islandés Ólafur Arnalds, que coge el torrente de datos producido por el movimiento de los discos, uniendo sonido y movimiento en un todo indivisible. Él explica que ha compuesto música para una coreografía. Por lo tanto ha creado una coreografía para unas máquinas que están programadas por el colectivo berlinés ART+COM. Damos una oportunidad a estos artistas, posibilidades técnicas y un soporte para trabajar, un espacio importante y una plataforma transversal y contundente como es la del festival para enseñar esta pieza.

¿Qué ha proporcionado el nuevo recinto de Fira Montjuïc tras celebrar dos ediciones?

Nosotros con el CCCB y el MACBA tuvimos una complicidad conceptual y de crecimiento del evento absolutamente imprescindible. No seríamos aquí sin la gente que nos ha apoyado como Josep Ramoneda al frente. Después de veinte años nos pareció que ya habíamos dado todas las vueltas posibles. Esto nos obligó crear nuevos formatos y que fuéramos capaces de explicar el festival de otro modo para poder hacer cosas que no nos podíamos imaginar en el Raval. El nuevo recinto de Fira Montjuïc destaca por la amplitud y la versatilidad. Permite movernos en libertad. Nuestra intención no es poner más público sino dotar el espacio de más calidad, más posibilidades en los contenidos que quería presentar el festival. Estamos todavía adecuando los diferentes espacios que permiten que Sónar+D gane una identidad propia como congreso. Este año, por ejemplo, gracias a un nuevo espacio tendrá más presencia y calidad. Que el recorrido de los profesionales y el público, alrededor de todos estos contenidos, entorno a la creatividad, la tecnología y el negocio, sea aún más evidente, se haga entender, más práctico.

¿El cambio de gobierno en el consistorio barcelonés pedirá una revisión del encaje del festival en la ciudad?

Sónar hace más de veinte años que ha encontrado el encaje en la ciudad y como hemos hecho con todos los gobiernos municipales intentaremos buscar sinergias y generar culturas compartidas aprovechando las posibilidades de la ciudad y del país. A menudo hay gente que ha dicho que Sónar hace política cultural en el sentido de que apuesta por la innovación y para dar salida a discursos que explican maneras de hacer. El hecho tecnológico nos hace específicos, Sónar+D nos hace crecer hacia un congreso que pretende explicar y hacer participar a la gente no sólo en el hecho creativo y tecnológico. Por todo ello, como hemos hecho hasta ahora, nos permitirá encontrar puntos en común, líneas programáticas, con quien quiera gobernar Barcelona aplicando políticas culturales. Somos cultura, tecnología, negocio y tocamos ámbitos sociales. Estamos hablando de creadores y de gente que vive aquí. Sónar es importante porque es inspiracional para mucha gente que se está planteando qué quiere ser de mayor. Es un punto de encuentro para todos estos creadores, tecnólogos y amantes de la música. El festival es un referente a nivel mundial. Nosotros no haremos nada que antes no hayamos ya hecho como buscar el diálogo y la complicidad con las instituciones.

Al Sónar ya no se viene sólo por el aspecto cultural o lúdico: ahora puedes venir a formarte, a intercambiar ideas y a hacer negocio. Ha empezado su XXII edición con casi tantas actuaciones (143) como actividades agrupadas entorno al congreso de industrias creativas digitales Sonar+D (unas 150). Con todo, y pese a lo abultado de ese programa extramusical, con el que el festival quiere convertirse en un acontecimiento de 360 grados, la música sigue llevando la voz cantante. Un cartel que propone una atrajeda agenda a través de la electrónica de masas, el pop con ribetes sintéticos, las penúltimas mutaciones del hip hop, la nostalgia de los ochenta, los espectáculos tecnológicos y los nuevos fenómenos del universo digital.

¿Como se ha confeccionado el cartel de la edición de este año?