La Nadia es una chica afgana de veinte y siete años que ahora vive en Cataluña y estudia cooperación social. Es joven y decidida, te mira a los ojos cuando habla, tiene una mirada franca y directa. Sus ojos tienen un punto desafiante, de alguien que sabe que ha sobrevivido a un bombardeo. Cuando sólo tenía ocho años estuvo a punto de morir a causa de las heridas graves que le causaron las bombas que cayeron durante la guerra en Kabul. Su mirada valiente es la de alguien que en pleno régimen talibán logró hacerse pasar por un hombre durante diez años, para poder trabajar y mantener a su familia. Sonríe y los ojos le brillan de emoción: la Nadia siempre había querido estudiar y hacer muchas cosas, y las está haciendo.
Proyecto teatral
La vida de la Nadia explica en la novela “El secreto de mi turbante, premio Prudenci Bertrana 2010, el documental ”Back to Nadia “, de TV3 y ahora también este verano será protagonista en el teatro. Este el mes de julio se estrenará en el CCCB y en el marco del Grec, un documental escénico, ”Nadia“. Una pieza teatral donde la misma Nadia explicará al público su experiencia y mirará hacia el futuro, donde tiene depositadas todas sus esperanzas. Durante el espectáculo habrá la proyección de fragmentos documentales que estos días la Nadia ha ido a grabar en Kabul, acompañada por el director teatral Carlos Fernandez Giua y el diseñador de vídeo Eugenio Szwarcer.
Entre dos mundos
Cuando la Nadia llega a Kabul , se encuentra que conviven ambos mundos. “Hay gente que tiene tantos dinero que no saben ni cómo gastarlo. Mientras me encuentro con niños pequeños en la calle, que no tienen acceso a la escuela, porque la mayoría son centros privados sólo para los más ricos”.
Nadia confiesa que hacer de guía de dos occidentales en Kabul no es nada fácil. Sufre, le da miedo lo que pueda pasar. Se acaban de celebrar elecciones en Afganistán y el clima está enrarecido por tanta incertidumbre. A nivel personal, además, Nadia vive en medio de un torbellino de sentimientos enfrentados: por un lado está contenta de ver a su familia, hablar su idioma, comer este pan, “ único en el mundo ”, pero le entristece pensar que volverá a marcharse y dejará su madre sola y enferma, rodeada de tantas dificultades. Sin embargo tiene ganas de volver a Barcelona para recuperar su “libertad”.
También siente que la energía de su llegada va desvaneciéndose cada día que pasa, al comprobar el trabajo que aún queda por hacer. “Intentas hacer ver a la gente que tienen que hacer las cosas de otra manera, pero la mayoría de personas están bloqueadas y muy afectadas psíquicamente y físicamente por culpa de la guerra. A veces, aunque tienen ganas de hacer cambios, sin recursos, sin herramientas, sin formación, es muy muy difícil”.
Nadia reconoce que aún le afectan los recuerdos de una infancia truncada por la guerra. “El pánico y el miedo que sentí cuando era pequeña no me dejan disfrutar del hecho de que ahora no haya ruido de bombas ni destrucción. Ni el hecho de que ahora la gente está en la calle intentando ganarse la vida”.
Motivos de esperanza
Nadia ha depositado toda la esperanza de futuro en la educación. “Esta imagen me ha emocionado muchísimo: Es la de los niños que antes sólo vivían de la basura, cogían todo lo que podían de los desechos y lo llevaban a casa. Ahora en cambio los he visto con sus mochilas y su uniforme, pasando de largo yendo a la escuela. Para mí es impresionante”.
Nadia volverá a Barcelona y compartirá sus experiencias con el público catalán al Festival Grec. Entre el pasado y el futuro existe el presente de una chica, de sólo 27 años, que ha rehecho su vida con su familia catalana en Badalona, pero que tiene ganas de contar su historia, divulgar la cultura afgana y hablar de la situación de las mujeres en su país. El teatro le ofrece ahora esta nueva oportunidad.