Los dibujos animados tal y como los conocíamos desde el primer Walt Disney cambiaron radicalmente hace unos treinta años cuando se pasó del dibujo manufacturado a la tecnología digital de los ordenadores. Ha sido uno de los giros más importantes de las últimas décadas en las artes en general y, por supuesto, en el cine en concreto. Ahora, del 5 de febrero al 3 de mayo, el CaixaFòrum Barcelona ofrece la exposición Pixar. 25 años de animación, que recoge la historia y procesos de creación de una productora pionera y rompedora en la industria de la animación digital, protagonista privilegiada de ese cambio en el cine.
Figurillas, storieboards, instalaciones, dibujos, colorscripts y vídeos en pantallas nos dan cuenta de las 14 primeras películas que de la mano de Pixar Animation Estudios han revolucionado la industria, el mercado y los Oscars. Se puede caer en la tentación de pensar que una muestra que comienza años antes del hito de la primera película totalmente creada digitalmente, Toy Story, es sólo para niños. No es así, no es sólo una “historia de juguetes”... Un vanguardista como Steve Jobs, el mismo de Apple, fue quien en 1986 compró el departamento de InformaÌtica de Lucasfilm Ltd. y creó una empresa independiente a la que bautizó como Pixar.
Esta exposición es historia contemporánea sin aditivos, se ha tomado consciencia de la importancia de este cambio de paradigma, de técnica, de paso del lápiz al ratón, a la vez que lo vivimos. Será por esto que sus 402 piezas fueron expuestas por primera vez en el MoMA de Nueva York en 2005. Después ha viajado a otros países hasta caer aquí, sin perder vigencia. Cumple aquello de que la Obra Social pone su atención en las “manifestaciones artísticas fundamentales en la formación de la sensibilidad contemporánea”.
De pieza en pieza, de película en película se ve como tecnología y arte se retroalimentan, se imponen retos y escalan dialécticamente hacia resultados estéticos y narrativos. Para John Lesseter, director creativo de Pixar, “el arte pone a prueba la tecnología y la tecnología inspira el arte”, y es esta forma de ver, este espíritu, el que ha inspirado a la productora estadounidense para acabar innovando el cosmos animado de la pantalla. Lo digital “es un medio que permite una gran libertad y que, a la vez, plantea grandes desafíos, ya que todo, hasta el detalle más ínfimo, se crea a partir de cero”, nos recuerdan en la exposición. Los animadores no están atados ni a la realidad ni a las formas, los límites de la técnica y de la imaginación son frontera y horizonte.
En el CaixaFòrum asistimos a un recorrido cronológico por los films y los retos que han supuesto cada uno de ellos, así como las soluciones que han inventado para superarlos, aportando una paleta de recursos que no deja de crecer y que va diluyendo la linde con la imagen tradicional, si les apetece copiar la realidad. Toy Story, Bichos, Monstruos S.A., Buscando a Nemo, Los Increíbles, Cars, Ratatouille, Wall-E, Up, Brave... forman parte de nuestra iconografía cotidiana, incluso para aquellos que no cuentan con peques que le “obliguen” a verlas una y otra vez. Taquillas a reventar, 30 premios Oscar y 7 Globos de Oro, son sólo los logros más aparentes de Pixar.
A través de los objetos de la muestra se enseña el proceso que va de las ideas iniciales a la creación de mundos repletos de sonidos, texturas, música y luz. Láminas en pastel, lápiz, tinta china, acrílicos, rotuladores, figuras de resina, colorscripts, storieboards... son las entrañas de las imágenes finales, realizadas por un enorme equipo de artistas. En el cine no veremos las mil y una versiones que hay para llegar a lo que finalmente veremos: evoluciones de paisajes, personajes, de las narraciones... Mike, de Monstruos SA, pudiera haber sido rojo en vez de verde y Sulley tener un pelaje moteado como el de una vaca galáctica. Y así con cada detalle.
La exposición resalta la importancia que tiene lo artesanal del dibujo hecho a mano con herramientas tradicionales, sin un programa electrónico que ejecute automáticamente una orden, la planificación de la narración, el desarrollo cromático. Se centra en las génesis plásticas de las películas, no en las tramas y las historias. En el CaixaFòrum la revolución esta más en el cómo se hace que en el cómo se cuenta. Dicho lo cual, no podemos obviar la maravillosa complejidad de unas tramas que no tratan a los niños de imbéciles y que son capaces de arrobar y pegar a la pantalla a los más mayores.
Los dibujos animados tal y como los conocíamos desde el primer Walt Disney cambiaron radicalmente hace unos treinta años cuando se pasó del dibujo manufacturado a la tecnología digital de los ordenadores. Ha sido uno de los giros más importantes de las últimas décadas en las artes en general y, por supuesto, en el cine en concreto. Ahora, del 5 de febrero al 3 de mayo, el CaixaFòrum Barcelona ofrece la exposición Pixar. 25 años de animación, que recoge la historia y procesos de creación de una productora pionera y rompedora en la industria de la animación digital, protagonista privilegiada de ese cambio en el cine.
Figurillas, storieboards, instalaciones, dibujos, colorscripts y vídeos en pantallas nos dan cuenta de las 14 primeras películas que de la mano de Pixar Animation Estudios han revolucionado la industria, el mercado y los Oscars. Se puede caer en la tentación de pensar que una muestra que comienza años antes del hito de la primera película totalmente creada digitalmente, Toy Story, es sólo para niños. No es así, no es sólo una “historia de juguetes”... Un vanguardista como Steve Jobs, el mismo de Apple, fue quien en 1986 compró el departamento de InformaÌtica de Lucasfilm Ltd. y creó una empresa independiente a la que bautizó como Pixar.