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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Lo que el ébola puso de manifiesto en Sierra Leona

En un pasillo de Consultas externas del Hospital Sant Joan de Déu, en la segunda planta, uno se traslada momentáneamente a Sierra Leona para conocer el impacto del ébola en el país africano a través de una muestra organizada con motivo de los 10 años de hermanamiento del hospital catalán con el Hospital de Mabesseneh.

El objetivo de la exposición “El impacto del ébola en Sierra Leona. La salud, un derecho universal?”, que estará hasta el 29 de este mes, es sensibilizar sobre el impacto que el virus ha tenido en Sierra Leona pero también hacer reflexionar sobre el acceso desigual a la salud. “No somos lo suficientemente conscientes de cuán débiles son los sistemas de salud de allí”, comenta Vicky Fumadó, pediatra del Hospital Sant Joan de Déu que ha estado en Mabesseneh en muchas ocasiones. Y es que por ejemplo, mientras que Catalunya cuenta con cerca de 1.600 pediatras, Sierra Leona, que tiene un volumen similar de población, sólo cuenta con dos. Otra cifra que sorprende y que muestra los niveles de desigualdad es la esperanza de vida, de 82 años en Catalunya y de 46 en Sierra Leona. “Por el solo hecho de nacer allí te roban 40 años de vida”, comenta Fumadó.

El primer caso de ébola se registró en 2013 en Guinea, donde se originó una epidemia que se propagó a los países vecinos Liberia y Sierra Leona, con un aterrador balance de 28.000 casos, con más de 13.000 muertes. “A Mabesseneh nos llegó una persona infectada de Guinea, entonces el hospital hizo cuarentena y desinfección y al volver a abrir se contagió el hermano Manuel García Viejo, médico, y el hospital volvió a cerrar y se montó un campo de aislamiento propio para tratar los casos de ébola”, cuenta Fumadó sobre su primera experiencia de trato con la epidemia. También se creó una clínica móvil para llegar a la población y hacer asistencia sanitaria.

El miedo y el desconocimiento de la población

Según relata la pediatra, los trabajadores del hospital tuvieron que empezar a enseñar a la gente a protegerse del contagio y trabajar con líderes de diferentes comunidades, una tarea que, asegura, no fue fácil. “La gente tenía miedo de ir a los hospitales porque temían contagiarse y esto hizo que aumentara la mortalidad. También se cerraron escuelas y mercados, este último, hecho que provocó que aumentara el desempleo y la desnutrición”, asegura .

El doctor Olu Olushayo, que llegó a Sierra Leona para coordinar la respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), explica en un artículo publicado por la organización, que era la primera vez que estos países, especialmente Sierra Leona, sufrían un brote de estas características y por tanto carecían de conocimientos. El primer caso en Sierra Leona se detectó en 2014 y el virus se ha cobrado desde entonces casi 4.000 vidas. “Aunque se contaba con fondos, en el país no había suficientes ambulancias y no podíamos disponer de suficientes camas, enfermeros y trabajadores de la salud con la rapidez necesaria”, escribe Olushayo.

Más allá de la logística y la falta de recursos, los trabajadores que fueron a Sierra Leona tuvieron que hacer frente a problemáticas que estaban relacionadas con la cultura del país. Uno de los ejemplos que recuerda Vicky Fumadó es que había gente que se dedicaba a desenterrar los muertos (de ébola) para poderlos enterrar siguiendo un ritual, un hecho que los exponía a un elevado riesgo de contagio. “En África occidental los entierros son muy importantes y son cosas que se han tenido que romper”, comenta.

Ébola: y ahora, ¿qué?

Guinea, Sierra Leona y Liberia -este último país esta misma semana- han sido declarados libres de ébola por la OMS después de que se cumplieran los 42 días desde que la última persona infectada dio negativo en dos ocasiones consecutivas al hacerse el test que evidencia la presencia del virus en la sangre. Ahora bien, hay una alianza entre los tres países que extiende la vigilancia hasta 90 días después de la detección del último caso, periodo en el que se continúa haciendo la prueba de diagnóstico del virus.

“Había un sistema muy débil pero que se fue a pique totalmente”, dice Fumadó, que asegura que lo que hay que hacer ahora es fortalecer este sistema de salud y reconstruir un país que “ha quedado arrasado”.

En un pasillo de Consultas externas del Hospital Sant Joan de Déu, en la segunda planta, uno se traslada momentáneamente a Sierra Leona para conocer el impacto del ébola en el país africano a través de una muestra organizada con motivo de los 10 años de hermanamiento del hospital catalán con el Hospital de Mabesseneh.

El objetivo de la exposición “El impacto del ébola en Sierra Leona. La salud, un derecho universal?”, que estará hasta el 29 de este mes, es sensibilizar sobre el impacto que el virus ha tenido en Sierra Leona pero también hacer reflexionar sobre el acceso desigual a la salud. “No somos lo suficientemente conscientes de cuán débiles son los sistemas de salud de allí”, comenta Vicky Fumadó, pediatra del Hospital Sant Joan de Déu que ha estado en Mabesseneh en muchas ocasiones. Y es que por ejemplo, mientras que Catalunya cuenta con cerca de 1.600 pediatras, Sierra Leona, que tiene un volumen similar de población, sólo cuenta con dos. Otra cifra que sorprende y que muestra los niveles de desigualdad es la esperanza de vida, de 82 años en Catalunya y de 46 en Sierra Leona. “Por el solo hecho de nacer allí te roban 40 años de vida”, comenta Fumadó.