Los trabajadores de la compañía Panrico todavía no se lo creen. Tras años -décadas algunos- de trabajo en la empresa se encuentran de la noche a la mañana con un ultimátum descarnado: un plan industrial que supone despedir a la mitad de la plantilla, nada menos que a 1.910 personas, y rebajar los salarios de los que se queden en un 35%.
Leonardo Rodríguez, presidente del comité intercentros en Cataluña de Panrico, se siente desbordado por la tensión. Atiende a los medios de información con dos teléfonos móviles mientras da explicaciones en directo. En Santa Perpètua de la Mogoda (Barcelona), donde la empresa cuenta con su planta principal, la maniobra del fondo Oaktree, propietario de Panrico y de otros productos como los famosos Donuts, Donettes y Bollycao, ha supuesto un duro golpe, en una población de poco más de 25.000 habitantes con casi un 17% de paro.
El comité de empresa vio primero como la empresa no les pagaba la última mensualidad y después los convocaba para negociar un plan de viabilidad con la amenaza -nada velada- de cierre en caso de no aceptar sus drásticas consecuencias. “Esta plantilla ha sido siempre muy poco beligerante con la empresa, siempre hemos aceptado las propuestas para verla de salir adelante, y así nos lo pagan” asegura Rodríguez.
El recorte anunciado de más de 1.900 puestos de trabajo en toda España y la reducción salarial media del 35% no serían tan dramáticos si no hubieran venido precedidos por otras medidas traumáticas. Los trabajadores recuerdan cuando en 2011 tuvieron que aceptar una reducción entre el 12 y el 18% del sueldo y un proceso de bajas que ha hecho que la planta de Santa Perpètua pasara de 400 trabajadores a poco más de 160.
“En los 31 años que llevo trabajando en Panrico sólo recuerdo un día de huelga y una semana de paros por causa del convenio” explica Leonardo Rodríguez. Ahora teme que quizá tendrá que cambiar de actitud.
Eran otros tiempos. Andreu Costafreda constituyó la empresa con un capital inicial de 400.000 pesetas. Más tarde consiguió la licencia para producir y vender Donuts en España. El consumo creció amparado por exitosas campañas publicitarias, como célebre el spot en el que un niño afirmaba “¡Anda, la cartera!”. En 1999 murió el fundador y la familia Costafreda pasó a controlar la totalidad del grupo, pero en 2005 el grupo Apax compró la empresa de la que en aquel momento tenían participación los Costafreda, Banc Sabadell y La Caixa. El fondo de inversión pagó unos 900 millones por la operación. Más tarde saldó las filiales que el grupo tenía fuera de España y con lo que había obtenido amplió su oferta con la compra a Kraft Foods la marca Artiach, con lo que entraban en el sector de las galletas: marcas como Filipinos, Marbú Dorada o Chiquilín se añadían al muestrario de los vendedores del grupo.
Llegó la crisis y en 2010 los bancos acreedores decidieron capitalizar su deuda, por entonces de unos 600 millones de euros, a cambio de la participación en el accionariado. Aquel año Panrico perdió 225 millones y 274,9 un año después, según los últimos datos presentados en el Registro Mercantil. El pasado ejercicio también está teñido de rojo. El resultado operativo es negativo (-270,6 millones) y las ventas han mejorado ligeramente, pero aún están lejos de propiciar la viabilidad de la compañía.
Rodríguez hace un diagnóstico más sencillo. Las marcas blancas han hecho que el negocio caiga por efectos de la crisis. Esto, unido al modelo de negocio, que se basa en el servicio casi diario a miles de tiendas de sus productos, ha provocado que la viabilidad esté en peligro.
Todas las medidas anunciadas por la empresa suponen una fuerte sacudida, aunque la rebaja salarial es la más incomprensible para los trabajadores: “con los salarios que cobramos no se puede aceptar una rebaja como la que pretende la dirección” afirman mientras muestran unas hojas salariales que en pocas ocasiones superan los 1.500 euros mensuales, y eso en una empresa con una gran antigüedad media.
La dureza del recorte aumenta si se tiene en cuenta que se han descartado prejubilaciones: “dicen que no tienen fondos para hacerlo” explican los representantes sindicales. Pero los mismos trabajadores recuerdan que Oaktree se quedó el grupo a los bancos, que eran accionistas después de perdonar el 80% de la deuda.
La reducción de personal aún no ha sido detallada por la empresa. Un tercio de los casi 1.900 trabajadores que deberían irse son autónomos que se encargan del reparto de los productos. También hay una alta proporción de trabajadores de apoyo a la producción que, en algunos casos son herencia de empresas que fueron compradas en su día. Y también hay una alta proporción de directivos.
De cara al futuro los trabajadores ven el ahorro en cambiar la periodificación de la distribución, concentrar la producción y entrar en la fabricación de marcas blancas. Pero, sobre todo lo que reclaman cobrar y que la reconversión se haga de manera que afecte lo menos posible a una plantilla, que en estos momentos está en pleno shock.
Sobre este blog
El Diari del Treball es un blog con voluntad de reflejar, tanto desde la información como la opinión, la lucha por preservar los derechos laborales y económicos que la crisis pone ahora en peligro. El blog está coordinado por el periodista Tomeu Ferrer.
