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“En Delta cooperativa creemos en la acción público-privada, que no es la privatización”

A veces las cooperativas nacen como un proyecto defensivo, fruto de una reconversión. Otras nacen de forma natural cuando un grupo de personas se agrupan para poner en marcha un proyecto común con el que ganarse la vida y realizarse en el mundo profesional. Este último caso es el que Delta Cooperativa, nacida en 1999 en Castelldefels (Barcelona).

Delta agrupó en su inicio a un conjunto de profesionales de ámbitos como la psicología, neuro-psiquiatras, logopedas y especialistas en psicomotricidad. “Decidimos poner en marcha un proyecto empresarial que al mismo tiempo tuviera un impacto social positivo”, lo explica Gemma Garcia, psicóloga, que, por aquellas cosas de la vida, ejerce de directora de la cooperativa. Habla rápido y se la ve enérgica, como si la tarea gerencial se impusiera a veces a su profesión de psicóloga.

Pero, volvamos al caso. Delta se configuró como un proyecto de servicio público. La idea era poner en marcha una empresa que atendiera las necesidades de los niños de cero a seis años en situaciones de vulnerabilidad desde el punto de vista de la atención psicológica en sentido amplio. “Lo hicimos con vocación social, vocación de servicio público”, explica con pasión, Gemma. Quizás por este motivo Delta es una cooperativa de iniciativa social, lo que hace que, por ejemplo, los excedentes no se puedan distribuir entre los socios o que los salarios de los socios están vinculados a los del convenio homólogo, con una limitación voluntaria que no puede superar el 130% del salario equivalente al sector privado, explica Gemma.

Desde el principio, Delta trabajó con las administraciones públicas, concretamente con el Instituto Catalán de Servicios Sociales de la Generalitat, en la zona del Baix Llobregat. Este trabajo tenía y tiene como objetivo la atención a la infancia ya la pequeña infancia. “Desde siempre hemos querido cooperar con casi todas las administraciones públicas. Nosotros creemos en la cooperación público- privada, lo que no es la privatización”, puntualiza Gemma Garcia. Esta filosofía ha hecho que poco a poco hayan incrementado los servicios que realizan en las poblaciones donde la cooperativa está implantada: desde atención a trastornos leves y actuaciones preventivas hasta atención a casos grave. Con esta actitud la cooperativa ha ido creciendo hasta alcanzar el tamaño actual: son 18 socias y un socio, más algunos trabajadores asalariados que se han incorporado, hasta sumar 24 personas. Delta opera en Viladecans y Castelldefels principalmente, además de encargarse de la gestión del Centro de Desarrollo y Atención Precoz (CEDIAP) que da cobertura a los municipios de Begues, Castelldefels, Gavà y Viladecans, en la zona del Baix Llobregat sur.

Además de la labor del CEDIAP, y aprovechando su implantación en las poblaciones donde operan, el equipo de la cooperativa realiza, además, proyectos de apoyo a las guarderías de la zona. Precisamente la vocación de atender las necesidades de la población ha facilitado también la colaboración con los ayuntamientos y otras entidades vecinales. “Siempre hemos querido trabajar juntos con otras entidades, especialmente cooperativas.

Así, actualmente tenemos un proyecto conjunto con la cooperativa Eduvic, con quien trabajamos en la escuela Itinere , que quiere convertirse en referente como centro educativo de terapia familiar socioeducativa orientando, de esta manera, la mirada a la intervención en contextos sociales y educativos“, afirman. Y es que la actual coyuntura ha hecho que Delta se plantee depender menos del sector público. ”En este sentido desde 2008 decidimos abrirnos al sector privado. La idea es aprovechar los conocimientos que tenemos como profesionales para hacer formación que actualmente se imparte en ámbitos especializados como la Universidad de Barcelona o haciendo seminarios como el del Hospital de Sant Joan de Déu“ afirma Gemma Garcia.

El inició fue local

Pero, lo que es ahora una cooperativa implantada y con solidez no tuvo unos inicios fáciles. “Éramos cinco personas con deseo de auto- empleo y con la voluntad de crear una red pública de atención a la pequeña infancia ” explica la directora de Delta . Todo fue rodado porque “el ayuntamiento de Viladecans hizo un concurso público para adjudicar la red de la pequeña infancia en la población y se ganó el encargo” dice Gemma. Desde aquel momento la cooperación con las autoridades municipales ha sido plena. Pero, ahora es cierto que muchos ayuntamientos no tienen dinero para asumir nuevos proyectos, sin embargo el trabajo conjunto se mantiene, afirman en Delta. Unas veces la colaboración se plasma cediendo un local, otras acompañando una petición a una instancia superior como la Diputación de Barcelona.

El segundo paso después del inicio en el ámbito municipal consistió en qué el Departamento de Bienestar y Familia confiara en la cooperativa para proveer esa zona con servicios asistenciales especializados en la pequeña infancia.

Desde 1999 la tarea de Delta ha sido de un constante arraigo en la zona ampliando, a veces, los servicios como el de intervención rápida. Si se quisiera hacer un resumen en cifras este podría ser que en los años en que funciona la cooperativa han atendido 1.115 niños y niñas y se ha ayudado a pediatras, guarderías y escuelas a mejorar la atención de los niños con mecanismos como la intervención rápida en caso de sospechas prematuras de posibles problemas, dice Garcia. Esto en el campo del trabajo hacia la sociedad. En el campo interno se han perfeccionado todos los rasgos cooperativos: democracia, responsabilidad y trabajo conjunto.

Pero no todo es coser y cantar. La crisis afecta a todos y más, quizás, a una entidad que trabajaba básicamente para el sector público. En este sentido, se han tenido que afrontar circunstancias críticas, como los retrasos en los pagos o las dificultades en la financiación causadas por los cambios de orientación de las entidades financieras. “Lo hemos hecho levantando la mirada, con flexibilidad interna, como muchas cooperativas. Se ha tenido quizás que trabajar más horas o revisar los anticipos salariales, pero nunca hemos caído en la autoexplotación”, asegura Gemma Garcia, que resume en un concepto, todas las medidas mencionadas: “economía de guerra”. Pero le quita dramatismo. La crisis, afirma ha hecho que cooperativas como Delta espabilen aún más. “Si antes pedíamos un crédito, ahora conseguimos fondos con una Sociedad de Garantías Recíprocas especializada en cooperativas. Si hay que hacer un plan de futuro, colaboramos con Seira, otra cooperativa especializada en consutoría. Si se ha de hacer una inversión, recurrimos a Coop-57”.

Delta ha ampliado a la formación su oferta habitual. Trabajan con el instituto IL3 de la Universidad de Barcelona impartiendo cursos especializados. Ello les ha abierto caminos inesperados como cursos online que se siguen desde países tan lejanos como Chile o México. También hacen cursos postgrado de atención a la pequeña infancia, psicomotricidad o logopedia, fuera de los que imparten en la red pública.

Una cooperativa como Delta, afirma Gemma Garcia, no puede descuidar la vinculación al mundo de la cooperación. En este sentido, ella misma forma parte de la dirección de la Federación de Cooperativas de Trabajo Asociado de Catalunya. Y la entidad también participa en otras organizaciones cooperativas como las de iniciativa social y las especialmente vinculadas al cuidado de la infancia y también las entidades del tercer sector. Así, unos y otros son más fuertes.

A veces las cooperativas nacen como un proyecto defensivo, fruto de una reconversión. Otras nacen de forma natural cuando un grupo de personas se agrupan para poner en marcha un proyecto común con el que ganarse la vida y realizarse en el mundo profesional. Este último caso es el que Delta Cooperativa, nacida en 1999 en Castelldefels (Barcelona).

Delta agrupó en su inicio a un conjunto de profesionales de ámbitos como la psicología, neuro-psiquiatras, logopedas y especialistas en psicomotricidad. “Decidimos poner en marcha un proyecto empresarial que al mismo tiempo tuviera un impacto social positivo”, lo explica Gemma Garcia, psicóloga, que, por aquellas cosas de la vida, ejerce de directora de la cooperativa. Habla rápido y se la ve enérgica, como si la tarea gerencial se impusiera a veces a su profesión de psicóloga.