Suspendido por exceso de aforo el congreso extraordinario en el que la federación de ERC de Barcelona tenía que decidir si ratificaba o no el preacuerdo con el PSC y entraba a gobernar en el Ayuntamiento de Barcelona. Todavía no se ha fijado un nuevo cónclave, por lo que la decisión queda aplazada y, de momento, sin fecha.
La sala de Foment Martinenc donde los republicanos iban a celebrar su congreso extraordinario tenía una capacidad de 270 personas -mientras que en la capital cuentan con un millar de afiliados- y se ha llenado cuando todavía quedaba un centenar de militantes en la calle esperando para poder entrar. Muestra de la trascendencia de la decisión ha sido la afluencia masiva de militantes, entre ellos varios miembros del Govern en funciones como los consellers Natàlia Garriga, Ester Capella y Joan Ignasi Elena o el exlíder de ERC en Barcelona Ernest Maragall.
El partido no ha dado explicaciones sobre lo sucedido y tampoco ha querido dar una cifra aproximada de cuántas personas esperaban. Al poco de anunciarse el aplazamiento, los afiliados han abandonado las inmediaciones del local.
Jaume, Mariona, Ernest y Carme forman parte de las bases de ERC y muestran un visible descontento. No todos iban a votar lo mismo: unos pensaban refrendar el preacuerdo con el PSC para entrar en el Ayuntamiento y otros preferían “mantenerse firmes y no pactar con el 155”, dice Carme, vestida con una blusa amarilla.
Muchos, como Antoni, lamentan haberse enterado de la cancelación por Twitter y, mientras diversos afiliados tienen claro que ha sido un malentendido y piensan venir a la siguiente convocatoria, Antoni lo tilda de “falta de respeto”. “Eso es lo que importa lo que pensemos las bases. La decisión está tomada, digamos lo que digamos”, afirma.
El preacuerdo entre la dirección de los republicanos en Barcelona y el PSC llegaba en plenas negociaciones para la investidura del nuevo president de la Generalitat, en las que ERC debe decidir si apoya al socialista Salvador Illa o a Carles Puigdemont. Además, es un momento delicado para la organización a escala catalana, que tiene una renovación de liderazgos pendiente después de la dimisión de algunos de sus altos cargos.
A pesar de que tanto la ejecutiva del partido como la Federación barcelonesa han reiterado diversas veces la independencia de esta segunda, la decisión de las bases sobre el pacto en el Ayuntamiento impactará en las negociaciones de la Generalitat. Sobre todo después de que ERC rechazara la oferta que les hizo el PSC para presidir la mesa del Parlament y los republicanos se decantaran por apoyar a Junts.
La parte barcelonesa de ERC se ha afanado en dejar claro que el preacuerdo con el PSC en la capital catalana es una negociación “desvinculada” de lo que pase en el Parlament. Pero el partido no quiere cerrar ninguna puerta y la portavoz del partido, Raquel Sans, ha querido aclarar que, aunque la Federación de Barcelona es autónoma y tiene “capacidad de decidir”, el reglamento del partido reserva a la dirección nacional la última palabra a la hora de decidir si se aplica el acuerdo de la consulta.
Aunque las negociaciones con el PSC en el Ayuntamiento se venían gestando desde hacía meses, y permitieron un acuerdo de presupuestos el pasado mes de febrero, el consenso en la dirección nacional de ERC parecía ser el de esperar a que se resolvieran las carpetas abiertas que tiene el partido. No solo por no condicionar la investidura, sino por no perjudicarles tampoco en una eventual repetición electoral que, según insisten en el partido, no temen.
Pero la federación de Barcelona, capitaneada por su presidenta, Eva Baró, y la líder del grupo municipal, Elisenda Alamany, decidió acelerar las conversaciones y cerrar este martes un preacuerdo con los socialistas. Algunas fuentes de ERC se muestran muy sorprendidas de que ambas dirigentes municipales no asistieran el lunes a la reunión de la ejecutiva nacional del partido, en la que aseguran que no se llegó a abordar el acuerdo barcelonés.
El mismo Oriol Junqueras, que abandonó la presidencia del partido este mismo lunes, reconoció conocer “poco” el pacto alcanzado con el PSC. A pesar de esas palabras, algunas voces del partido aseguran que Junqueras está detrás de la génesis de este acuerdo, que ha generado polémica y ha profundizado las divisiones dentro del partido. Al otro lado, se encuentran los militantes afines a Marta Rovira, que consideran que las prisas para pactar con Collboni debilitan la posición negociadora de los republicanos frente a los socialistas en el Parlament.
El expresidente de la formación ha sido de las pocas personas que se posicionó públicamente a favor de un pacto con el PSC, siempre que lo avalaran las bases. En cambio, las juventudes del partido, así como algunas federaciones locales como la de Lleida, se mostraron contrarias de un pacto con los socialistas, ya fuera en el Ayuntamiento como en la Generalitat.
En ningún momento han trascendido demasiados detalles del preacuerdo entre el PSC y ERC, pero los republicanos sí afirmaron que el pacto implicaba entrar en el gobierno a cambio de ostentar algunas tenencias de alcaldía -no se especificó cuántas- y que tendrían las competencias de las áreas de Derechos Sociales, Turismo o Lengua Catalana.