Los indecisos siempre son importantes en las campañas, pero nunca una duda había sido tan decisiva para un resultado electoral como lo será este 14 de febrero. En estas elecciones catalanas hay más indecisos que nunca, según las encuestas, en torno a un tercio de los votantes. Pero además, estos no se reparten homogéneamente entre todos los partidos, sino que están muy concertados en una determinada franja. En concreto, en el último sondeo del CEO, una de cada 10 personas encuestadas aseguraron que tenían dudas entre votar a ERC u a otro partido, lo que representa a unas 530.000 personas. De estos la mayoría son independentistas que no han decidido aún su voto. Son 280.000 votantes que dudan y que, depende de la papeleta que acaben cogiendo, pueden darle a Esquerra la victoria o hundirla hasta el tercer puesto.
ERC es la formación que más potencial electorado indeciso tiene, seguida por el PSC, que también se disputa unos 120.000 votos en sus fronteras con los 'comuns' y con Ciudadanos. Las encuestas, tanto las de organismos públicos como las que encargan diferentes medios, coinciden en señalar que el PSC podría ir más holgado en voto, mientras que Junts, aun yendo tercera, mantiene una alta fidelidad entre sus incondicionales. Sin embargo, los de Pere Aragonès saben que se la juegan en convencer a la mayor parte posible de esta bolsa de indecisos para que el día 14 apuesten por las siglas republicanas.
Sobre el papel, si ERC consiguiese retener a dos de cada tres indecisos que dudan entre ellos, Junts, la CUP o el PDeCAT, se traduciría en casi 4 puntos de voto, suficientes para recortar cualquier distancia con el primero. En cambio, si pasara lo contrario y Junts fuera mucho más competitivo entre los indecisos independentistas, Esquerra podría caer a la tercera posición con facilidad.
En números absolutos, y siempre siguiendo los datos proporcionados por el CEO de la Generalitat, ERC es la formación más citada por quienes dicen que aún no han decidido su voto, seguida por el PSC. En el caso de los republicanos, hay 153.000 personas en la frontera entre su formación y Junts, 92.000 con la CUP, 89.000 con los 'comuns' y 33.000 con el PDeCAT. También hay otras 92.000 personas que revelan estar dudando entre la formación de Aragonès y la de Salvador Illa, e incluso un nada despreciable grupo de 71.000 votantes que aseguran que pueden votar a ERC u a otros, sin revelar cuáles.
Electorado indeciso y repartido
Los republicanos se la juegan ante el resto de independentistas, con quienes comparten las principales fronteras, pero como se ve en el gráfico, también tienen una parte importante del voto dividido con el PSC y los 'comuns'. Esto subraya el especial reto que tienen en Esquerra, pues necesitan convencer a votantes que desearían profundizar en la vertiente nacional sin perder apoyo entre su potencial electorado al que le preocupan más las cuestiones sociales. La formación no solo es la que más electorado indeciso tiene, sino también la que lo tiene más repartido. “Es el precio de la centralidad”, indican fuentes del partido, “si sale bien, triunfas, pero si sale mal, te juegas más que los demás”.
Si el electorado indeciso significa centralidad, el PSC sería el otro partido central. Los de Illa se juegan 255.000 votos en total, y de ellos más de un tercio, precisamente, contra ERC. Otros 71.000 votantes están entre los socialistas y los 'comuns', mientras que una porción más pequeña, de unos 41.000 votos, se la disputan con la candidatura de Carlos Carrizosa. En total, lo máximo que el PSC puede conseguir de entre estos votantes dubitativos son nada menos que cinco puntos completos, lo cual es un contundente aviso de la importancia que tendrá el electorado indeciso también para cimentar una posible victoria socialista.
Más interesante aún es la situación de En Comú Podem, una formación para la que el CEO pronostica casi tantos votos indecisos como los que ya tiene seguros. Para la formación de Jéssica Albiach lo más importante es retener a los casi 90.000 que no saben si coger la papeleta morada u optar por la amarilla de ERC. También deberán tener cuidado de que el vendaval que ha supuesto Illa en el escenario electoral no les acabe arrebatando los 71.000 votos que dudan entre ambas opciones, que representan 1,5 puntos de voto total en disputa. Tampoco son despreciables los más de 35.000 electores que se juegan con la CUP.
La importancia vital que para ERC tiene el elector que duda se observa analizando al resto de partidos independentistas. Los anticapitalistas de la CUP esperan recibir un 6% de votos en total, que podrían llegar al 10% en el mejor de los escenarios. De esos cuatro puntos en disputa, dos se los juegan ante ERC. La candidata de la izquierda independentista, Dolors Sabater, conoce esta situación y en los debates ha tratado de confrontar sus propuestas con las de Pere Aragonès para intentar convencer a los votantes que se lo están pensando entre ambas papeletas.
Más claro es el ejemplo de Junts, una formación que prácticamente no tiene electorado en disputa con ningún partido que no sea independentista. Según la encuesta del CIS de este mismo jueves, la candidatura que lidera Laura Borràs es la que tiene un electorado más fiel, pues dos de cada tres personas que les votaron en 2017 repetirán en las próximas elecciones. Sus votantes dudosos son, por tanto, independentistas que bien podría coger la papeleta con el nombre de Carles Puigdemont o decantarse hacia otras opciones. Son en total unos 4 puntos de voto total, y tres de ellos dudan entre Junts o ERC. Este grupo es el más numeroso de entre los votantes que expresan sus dudas, y representa a 150.000 personas en Catalunya, es decir, unos 35.000 votantes menos que los que se decantaron por el PP en las pasadas elecciones.
En la parte baja de la tabla llegan formaciones habitualmente escoradas hacia la derecha y, por tanto, que suelen tener más voto oculto. Ciudadanos es citado, sin embargo, por un significativo porcentaje de indecisos y podría sumar casi 1,5 puntos más si Carrizosa convenciera a todos ellos. En el caso de los naranjas la mitad de sus 80.000 votos en juego dudan entre su candidatura y la del PSC, mientras que otros 25.000 se debaten entre el PP o Cs.
Finalmente aparece el PDeCAT, una formación que podría quedarse fuera del Parlament y que, por tanto, genera dudas entre los simpatizantes de una opción independentista moderada y situada a la derecha en el eje social y económico. En el caso del partido post-convergente, es más apretada la lucha contra ERC que contra Junts, ya que con los primeros se juegan unos 33.000 electores, el doble de los que podrían elegir la papeleta de Laura Borràs. El CEO otorgó al PDeCAT una proyección de voto del 2,3%, lo que les dejaría fuera del Parlament. Sin embargo, si la candidata Àngels Chacón fuera capaz de convencer a todo su electorado dudoso, superaría la barrera del 3% y podría volver a sentarse en la Cámara catalana.