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La exnovia de un acusado por los atentados de Barcelona y Cambrils: “Driss no conocía al imam y salía mucho de fiesta”

Oukabir, de pie, junto a Houli (i) y Ben Iazza (d)

Oriol Solé Altimira

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¿Islamista radical o joven despendolado? Sobre Driss Oukabir, a quien la Fiscalía pide 36 años de cárcel por formar parte de la célula de los atentados de Barcelona y Cambrils, se han dado versiones opuestas en el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional. Sus allegados en Ripoll, entre ellos la exnovia a quien maltrató, lo han retratado como un joven que solo pensaba en drogarse, beber y salir de fiesta, sin relación alguna con el Islam. Por contra un testigo protegido ha asegurado que Oukabir lo insultó y amenazó por defender que las mujeres no tenían que llevar velo.

Pese a que no se juzga su religión ni sus hábitos, varias acusaciones particulares y populares así como la defensa de Oukabir han preguntado a los testigos sobre si el joven acudía a la mezquita, si consumía drogas o alcohol o si le gustaba salir de fiesta. El abogado de Oukabir ha llegado a interrogar sobre si el chico bebía cerveza y cuál era su marca favorita.

Las respuestas del entorno de Oukabir en Ripoll han servido para desdibujar la imagen de islamista radicalizado pretendida por las acusaciones. “Driss no conocía al imam [Es Satty] y salía mucho de fiesta”, ha sentenciado su expareja, que a finales de julio de 2017 obtuvo una orden de alejamiento de Oukabir por maltrato. Según ha relatado la joven, Oukabir mentía a sus padres y hermano cuando les decía que hacía el ramadán: “En su casa decía que cumplía pero estaba todo el día fumando y de fiesta día sí día no”. “Bebía cerveza y tomaba más cosas”, ha apostillado.

La expareja también ha negado que el acusado la obligara a llevar velo. “Nunca me obligó, el velo me lo puse yo para gustarle”, ha afirmado, restando credibilidad a los insultos que un usuario de un chat, que ha declarado como testigo protegido, aseguró que le profirió Oukabir por Internet al defender que las mujeres debían vestir como quisieran. Por contra, la joven sí notó un cambio en el hermano menor de Oukabir, Moussa, que de repente empezó a mostrarse más reservado y a vestir chilaba. Moussa fue uno de los cinco miembros de la célula abatidos tras atentar en Cambrils.

Al contrario que las acusaciones particulares de heridos y populares, la Fiscalía ha orillado el debate sobre el estilo de vida de Oukabir y no ha preguntado a los testigos al respecto. Para el Ministerio Público la base para pedirle 36 años de cárcel por organización terrorista y conspiración para el delito de estragos terroristas es que Oukabir habría acudido, junto a otros integrantes de la célula, a alquilar las furgonetas que pretendían llenar de explosivos. Oukabir negó haber estado en el chalé de Alcanar –hay un testigo protegido, pendiente de declarar, que lo sitúa en la casa– y reconoció que alquiló dos furgonetas que fueron utilizadas por los terroristas, pero dijo que lo hizo pensando que eran para hacer una mudanza porque así se lo habían dicho Younes Abouyaaqoub, el terrorista de la Rambla, y Youssef Aalla, fallecido en la explosión de Alcanar.

Son muchos menos indicios de los que pesan contra el compañero de banquillo de Oukabir, Mohamed Houli, que grabó los vídeos de los terroristas fabricando explosivos en Alcanar, vendió joyas para que la célula obtuviera financiación y resultó herido en la explosión del chalé que precipitó los ataques de la Rambla y Cambrils. Oukabir estaba en los días previos a los ataques en Marruecos con su familia, según explicó como reacción a la orden de alejamiento que le impusieron.

Sobre los hechos concretos que más comprometen a Driss Oukabir poco o nada se ha aclarado durante las sesiones que llevamos de juicio. Respecto al alquiler de la furgoneta, un amigo de Oukabir ha avalado su versión de que la había alquilado porque dos de los miembros más jóvenes de la célula se la habían pedido para realizar una mudanza. Por lo demás, todos los conocidos así como la exnovia de Driss han relatado al tribunal que, al contrario que su hermano pequeño, no tenía relación con los jóvenes yihadistas de Ripoll –Oukabir es unos años mayor; ahora ronda la treintena– ni con el imam, pues no acudía a la mezquita.

“Driss iba solo, no se juntaba con los chavales del atentado”, ha declarado otro conocido de Oukabir. Otro de los testigos, cuñado de dos de los terroristas abatidos, los hermanos Hichamy, ha explicado al tribunal que unas horas después del 17-A encontró una nota en el domicilio familiar con la lista de autores de los atentados firmada por todos ellos. Sí estaba el nombre del acusado Houli, y el del resto de la célula que murió abatida por los Mossos tras sembrar el terror en la Rambla de Barcelona y el paseo marítimo de Cambrils. No estaba el nombre de Driss Oukabir, ha revelado el testigo.

El tribunal presidido por el magistrado Félix Alfonso Guevara ha tenido que avisar en varias ocasiones a las partes para que se ciñeran a los hechos y no llevaran los interrogatorios a un cuestionario sobre el modo de vida de Driss. Al juez, más moderado en sus formas que al inicio del juicio, casi se le termina la paciencia cuando el abogado de Oukabir insistía a un testigo amigo del joven sobre sus malos hábitos. Primero el amigo había relatado que Oukabir “cuando consumía decía que era yihadista”, a lo que siguió una pregunta del letrado sobre si el acusado era infiel. “Con lo importante que es esto, que nos centremos en si consumía, en sí decía una palabra estando de juerga, en su relación de pareja..... ¿Se lo están tomando en serio?”, afeó Guevara a los abogados.

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